Según economista del Centro de Investigaciones Económicas “debemos discutir cómo es la gobernanza de las empresas públicas, porque la dirección de los entes está al servicio de la proyección política de sus directores”

Adrián Fernández, economista del Centro de Investigaciones Económicas

Para entender los resultados que arrojan los balances del 2023 hay que pensar en profundidad y ver los principales aspectos que influyen en los números, y para ello, la visión de Adrián Fernández resulta importante. Entrevistado por CRÓNICAS, el economista realizó un recorrido punto por punto sobre los factores a tener en cuenta para mirar, con otros ojos, el balance del año que se fue y resaltó que el próximo gobierno deberá ser “muy cuidadoso” en la elaboración del presupuesto para permitir que el crecimiento de los ingresos pueda lograr una reducción paulatina del déficit fiscal.

Por Mateo Castells | @teocastells

-¿Qué evaluación realiza de la situación económica actual del país?

-Tuvimos durante los últimos años muchas situaciones extraordinarias, que vuelven un poco más complejo el análisis de la situación. Primero fue la pandemia, después las repercusiones de la guerra primero en Ucrania y luego en Gaza, y en lo local tuvimos la sequía. Ahora estamos retornando a niveles de crecimiento mediocres, más allá de estos factores extraordinarios. El 2023 va a cerrar en valores excepcionalmente bajos por el efecto de la sequía, que en parte se va a compensar con un aumento en el 2024, solamente por el techo estadístico. Pero mirando hacia lo que puede ser un crecimiento de largo plazo, estamos en un momento de crecimiento mediocre. En esto está influyendo el hecho de que en los últimos 15 años tuvimos una situación internacional muy favorable, que en la actualidad no persiste. Además, tenemos una política monetaria que está teniendo efectos negativos en la competitividad dada la menor valuación del dólar y a veces se torna difícil el análisis de estas situaciones. Por otro lado, el buen desempeño exportador no tiene que analizarse como un efecto a la baja en el tipo de cambio, como muchos analistas lo plantean. Si se mira la balanza de cuenta corriente y exportaciones no solo de bienes sino que también de servicios, lo que se observa es una tendencia a la baja en el saldo de cuenta corriente. La pérdida de competitividad está probablemente afectando varias industrias. En algunas de ellas no lo vemos porque es difícil construir el contrafáctico y pensar cuánto hubiera crecido la industria de servicios si el dólar hubiera crecido a niveles normales. Entonces, estamos afectados por factores coyunturales y por factores estructurales. También creo que tenemos problemas con la formación de capital humano, lo que probablemente está afectando el crecimiento a largo plazo. Acá hay un factor de enorme impulso en el crecimiento sostenido en todos los ámbitos, porque aumentar el capital educativo de los jóvenes reportaría beneficios en términos de aumentos de salarios, lo que mejoraría el ratio de la seguridad social. Hoy la educación es uno de los grandes debes que tiene el crecimiento del país. La experiencia de los últimos años nos muestra que no es difícil que Uruguay sea receptor de inversiones extranjeras de buena calidad. No me preocupa tanto el apartado de inversión y acumulación de capital físico porque hay mucho por hacer en términos domésticos, pero mi visión es que podemos suplir los déficits de ahorro interno e inversión a partir de empresas nacionales con inversión extranjera. 

-Más allá de estos factores coyunturales y estructurales que usted menciona y que inciden en los resultados, ¿qué otros aspectos observa que están condicionando el desempeño económico?

-Tenemos un debe considerable, además de la educación, en la productividad total de factores y cuánto influye esto en el entorno de la producción en la productividad económica. Tenemos en estos momentos un ejemplo extremo con las medidas de Milei. Uruguay no tiene la necesidad de hacer algo como lo que hizo Milei, pero yo creo que hay que revisar y hacer un análisis de distintos aspectos de regulaciones que están dificultando el crecimiento económico. Algo de esta índole se vio en el intento de desregular el comercio interno entre la planta y la estación de servicio de los combustibles, que si bien en el fondo se puede pensar que es una buena iniciativa porque la solución actual implica todo un tema de regulaciones y de falta de incentivos para una mejora de la actividad específica, el gobierno dio marcha atrás ante una oposición relativamente importante. Esto muestra la dificultad de llevar adelante este tipo de reformas específicas. Se precisa un análisis en profundidad de las regulaciones y propuestas de reformas que tomen en cuenta la economía política de la propia reforma. 

-Usted mencionaba los problemas regulatorios que persisten en ciertos mercados y un claro ejemplo de ello es, según establecen algunos expertos, el del mercado del pollo, donde existen barreras arancelarias considerables a la importación. ¿Qué resta por hacer en esta materia?

-Uruguay tiene una economía con diversas regulaciones. La tendencia en todas las economías, y sobre todo en las desarrolladas, es que el Estado cada vez intervenga más y con distintos objetivos. No tenemos que asustarnos de esto y debemos evitar las regulaciones que buscan mantener ingresos extraordinarios a ciertos grupos y el ejemplo del mercado del pollo evidentemente es el resultado de la presión que ejercen grupos de interés. Hay que pensar en mecanismos de reformas que incorporen la economía política y que busquen encauzar las propuestas, de manera que los distintos actores puedan participar, aunque en estas reformas no todos salgan completamente conformes y quizás uno de los mejores resultados es que todos salgan un poco insatisfechos. De ser así, sería algo muy bueno para la comunidad, porque si lográramos importar pollos de buena calidad de Brasil a precios más bajos, repercutiría en un mayor bienestar de la población.

-¿Qué proyección realiza para el 2024?

-Pienso que habrá un crecimiento en la actividad. Pensamos que el 2023 cerrará con un crecimiento en el entorno del 0% y para el año 2024 el pronóstico es de un crecimiento modesto, levemente superior al 2%. Vamos a tener efectos favorables por el rebote de la sequía, todavía quedará un pequeño efecto estadístico por UPM, pero no observo factores que estén impulsando un crecimiento más alto para el 2024. En términos de inflación cerramos el 2023 en el entorno del 5% y en el año que comienza tendrá un comportamiento creciente. La inflación interanual estará por debajo del tope del rango meta del BCU hasta mitad de año, pero a partir de allí, si el BCU lleva adelante una baja de su Tasa de Política Monetaria (TPM) y se da un pequeño incremento del dólar, sobre el segundo semestre de 2024 la inflación estará por encima del rango meta. Mi expectativa para este año electoral es que se puedan llevar a cabo las discusiones relevantes y necesarias sobre el crecimiento a largo plazo. Más allá de discrepancias y discusiones sobre lo macroeconómico, creo que es en términos micro donde se necesita mayor nivel de discusión, no necesariamente para llegar a un consenso, sino para conocer las distintas posiciones de los actores políticos, para contribuir al mejor armado de las propuestas para el próximo gobierno. No solo en lo que respecta a la desregulación de algunos sectores, sino en lo que refiere a las empresas públicas. Debemos discutir cómo es la gobernanza de las empresas públicas, porque la dirección de los entes está al servicio de la proyección política de sus directores. A las empresas públicas deben ir personas con un capital político importante, con inteligencia y habilidades, pero no puede ser que la actividad de determinadas empresas quede supeditada a actos de impacto en la opinión pública para la futura carrera política del jerarca. Esto no ocurre solo en el actual gobierno, sino que lo hemos observado en gobiernos anteriores.


El 2023 cierra con un resultado fiscal que “no es bueno”

-Hay quienes denuncian que existe un resultado fiscal deteriorado y se ha librado una ardua discusión en torno al tema. ¿Qué visión tiene de esto?

-Efectivamente, tenemos un resultado fiscal que no es bueno, pero me gustaría quitarle dramatismo. No estamos en un momento crítico ni mucho menos. Veremos cómo se desarrolla el 2024, aunque yo no soy muy optimista sobre este año que entra, porque la práctica en Uruguay siempre ha mostrado que los años electorales son períodos de mucho gasto. Entonces, es probable que el 2024 cierre igual o peor, tal vez un poco por encima del 4% del Producto Interno Bruto (PIB), que fue como cerró el 2019.

-Precisamente uno de los argumentos principales de este intercambio de posturas fue la similitud del resultado fiscal actual con el del 2019.

-Tenemos valores similares con 2019, con el agravante de que, en estos momentos y fundamentalmente debido a la pandemia, estamos en niveles de deuda en términos del PIB más altos que en 2019. Mirando fríamente ambas situaciones podríamos decir que hoy estamos peor por esta conjunción de factores. No es dramático, pero el próximo gobierno deberá tener mucha cautela al momento de armar el presupuesto. Seguramente no se podrán prever y llevar a cabo recuperaciones salariales y todo indica que el cierre de 2024 será con niveles de salario real superiores al período anterior. El próximo gobierno deberá ser muy cuidadoso en la elaboración del presupuesto para permitir que el crecimiento de los ingresos pueda lograr una reducción paulatina del déficit fiscal.


“Pienso que la política monetaria ha tenido un efecto a la baja en el tipo de cambio”

-¿Cree que la política monetaria llevada a cabo por el BCU tiene un efecto colateral en el tipo de cambio y en la competitividad?

-Hay cierta controversia en este punto. Pienso que la política monetaria ha tenido un efecto a la baja en el tipo de cambio, a través de los incentivos de los cambios de portafolio de los agentes. Hay analistas que insisten en que esto no es así, basándose en el hecho de que las estadísticas oficiales no recogen entradas de capitales para colocarse en pesos, para presionar a través de esta operación al mercado de cambio. Y efectivamente las estadísticas oficiales no están mostrando este tipo de ingresos de corto plazo de capitales financieros, que aprovechan el diferencial de tasas de interés. Si bien esto no se observa, sí se observan cambios en los portafolios y deudores del Estado con una mayor deuda en pesos, lo que tiene una contrapartida en el sector privado uruguayo, con lo cual la política monetaria ha incentivado ese diferencial de tasas y por lo tanto el pasaje de dólares a pesos de agentes residentes, lo que afecta el mercado de cambios.