Sergio Abreu, secretario general de la Aladi
La reelección de Sergio Abreu en la Secretaría General de la Aladi representa un nuevo desafío, pero también le genera una gran preocupación por todo lo que resta por hacer. Entrevistado por CRÓNICAS, resaltó la importancia de modernizar los instrumentos para aumentar el “magro” comercio intra-Aladi, que apenas alcanza el 12%. También se refirió a los grandes obstáculos en materia de inserción internacional y al futuro del Mercosur, entre otros temas.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-El mes pasado asumió nuevamente como secretario general de la Aladi, tras haber sido reelecto para el cargo. ¿Qué representa esto para usted a nivel personal?
-Un nuevo desafío. Conozco de estos temas comerciales y legales y agradezco la confianza de los 13 ministros de los países de la Aladi. El cargo me mantiene fuera de la política partidaria. La Aladi es desconocida, pero sin ella y sin las normas del tratado no podrían existir, entre ellos, la Comunidad Andina y el Mercosur.
También me genera una gran preocupación. La integración, en sus resultados, queda en los discursos. La diplomacia presidencial es débil, la confrontación ideológica fuerte e inconducente y los valores de la ética gubernamental implosionaron. A nivel personal, es otra etapa que me ayuda a comprender más y opinar menos, a desconfiar de los soberbios y a respaldarme de profesionales serios como los 62 funcionarios de la Aladi. Pero, sobre todo, a comprometerme con el futuro. Como dije el día de la asunción, la cometa remonta con viento en contra.
-¿Cómo definiría lo que fue su período anterior en términos de gestión? ¿Cuáles fueron sus mayores logros?
-Mi objetivo es adaptar los instrumentos de la Aladi al cambio geopolítico, la revolución digital y el nuevo escenario del comercio internacional. Para eso, se impulsó un círculo virtuoso entre comercio, empleo, inversión e inclusión social, con nuevos temas como el de la perspectiva de género. Sin esto no hay integración. Lo demás queda en el doble discurso político de unos y de otros. Quiero enfatizar en que el punto central es la digitalización de los instrumentos de promoción del comercio dirigidos a las pymes. Y estas son el 99% de las empresas en la región y emplean un 67% de la fuerza laboral.
-¿Cuáles son entonces los avances registrados?
-Primero, la plataforma digital Pymes Latinas Grandes Negocios, dirigida a promover el comercio intrarregional de las pymes que tiene cuatro centros: un centro de negocios, un centro de información y dos más de capacitación y logística.
-¿Y el resultado?
-La nueva plataforma digital hoy cuenta con más de 41.000 empresas y 36.000 productos registrados con tendencia a multiplicarse. ¿Qué significa esto? Que todas las empresas de bienes y servicios de la región pueden participar gratis de ruedas de negocios virtuales que organiza la Secretaría. Por ejemplo, las “Semanas de Conexión Empresarial”, actualmente, un moderno formato digital de conexión entre empresas. Pero insisto, o la integración es comercio e inclusión social, o solo un discurso. Por eso, este año lanzamos la red “Latinas Exportan” destinada a pymes de mujeres, con un excelente resultado.
-Pero la integración tiene barreras de todo tipo y las restricciones no arancelarias parecen multiplicarse. ¿Qué hace la Aladi en ese tema?
-Ese es un tema central que abordamos en estos tres años. Cada país tiene sus propias normas fitosanitarias, ambientales, entre otras. Estamos desarrollando una convergencia regulatoria en cinco grandes temas: economía digital, servicios basados en conocimiento, sector agroalimentario, obstáculos técnicos al comercio e inversiones. No es políticamente fácil. Para ser gráfico, esas normas son como un facón debajo del poncho que se saca para proteger intereses sectoriales o empresas contra bienes o servicios competitivos. Hoy las aplican las grandes potencias o grandes bloques como la Unión Europea, pero la región es el mundo de Antón Pirulero, en el que cada cual atiende su juego.
Otro gran tema es la logística y la infraestructura relacionada con el transporte multimodal. Estamos tratando de simplificar y armonizar estándares y operaciones del comercio internacional. La logística es el eje de la competitividad. ¿Qué quiere decir esto? Que un camión no puede demorar dos días o más para pasar una frontera. Tiempo y costos elevan el precio y el mismo producto se exporta más barato de otros países. Esto tiene que ver con las hidrovías, en especial, la de Puerto Cáceres-Nueva Palmira. Lamentablemente, todos los obstáculos tienen origen en un nacionalismo absurdo y obsoleto.
Por esa razón prestamos apoyo técnico al Acuerdo de Transporte Internacional Terrestre (ATIT) y a la Secretaría Ejecutiva del Comité Intergubernamental de la Hidrovía (CIH). Incluso, en estos tres años, desarrollamos un “Sistema de información de comercio regional para la Hidrovía Paraguay-Paraná”.
-¿Qué le quedó pendiente para continuar en este nuevo período? ¿Cuáles son las principales metas fijadas?
-En mi caso, como secretario general, lo importante es modernizar los instrumentos de comercio para aumentar el magro comercio intra-Aladi de un 12%. Las grandes cadenas tienen espaldas propias, en cambio, las pymes, es decir, el tejido social de la región, necesitan acceder a lo digital, a la información, a la capacitación y a las oportunidades en el comercio regional.
Además, vamos a desarrollar la inteligencia artificial en la plataforma Pymes Latinas Grandes Negocios y en la red de empresarias “Latinas Exportan”.
La reunión del Consejo de Ministros de agosto pasado, la primera luego de 10 años, puso el foco en dos áreas: en la convergencia regulatoria agrícola, que ya es parte de un ambicioso plan de trabajo con el IICA, y en la agenda digital, dando apoyo a lo que la Secretaría desarrolla técnicamente en materia de comercio electrónico transfronterizo, comercio sin papel, firma digital, certificado de origen digital, e-phyto, entre otras iniciativas.
-¿Qué rol cumple la Aladi actualmente en el comercio de la región? ¿Qué importancia tiene como bloque? ¿Cuáles son los aspectos a seguir mejorando?
-La desconocida Aladi reúne a todos los sistemas subregionales de integración. Tiene instrumentos para que los países avancen en la integración, en particular los acuerdos de alcance parcial que se limitan a dos o más países y no a todos. Eso facilita la negociación con los demás miembros. Por ejemplo, un protocolo como el que fue firmado meses atrás entre Brasil y Uruguay sobre zonas francas, no necesita aprobación de los Parlamentos y queda abierto a los demás países que se interesen.
La asociación dispone de mecanismos de consulta y negociación sin límites. Sin embargo, en estos 43 años, el comercio intrarregional, como dije, llega a un 12%, comparado con el 60% de la Unión Europea y el 50% de Asia. Queda muchísimo por hacer en los tres años de nuestro próximo mandato. Pero quiero ser claro. Nada se hace sin la voluntad política de los países. Menos, sin conectar la geografía, erradicar la ideología y administrar la asimetría en el mediano plazo. Para ser gráfico, de nada vale la bicicleta de ruedas redondas que fabrica la Aladi, si cada uno de los países camina por su propia vereda.
-Usted ha sido crítico con el Mercosur en el sentido de que en más de 30 años no ha tenido grandes logros. Sin embargo, es un destino importante para Uruguay a nivel de exportaciones. ¿Hacia dónde debería encauzarse el bloque? ¿Cómo lo ve a futuro?
-El Mercosur no es una unión aduanera. El perforado Arancel Externo Común es el doble del promedio global. Como bloque se enfrenta a la irrelevancia. Tiene que sincerarse. Es el único que no tiene zonas de libre comercio con los grandes bloques y los grandes países.
La infraestructura la veo clave. Pero, ¿quién lidera? Ahí tenemos el conflicto por el peaje de la hidrovía. ¿Es nuevo? ¡No! Brasil tiene un rol que cumplir, pero debe pagar los costos del liderazgo y está condenado a entenderse con Argentina. ¿Por qué fracasó la Unasur? Porque la integración no depende de gobiernos amigos, depende de jefes de Estado capaces de “olfatear detrás de la loma” y de construir armonías internas y externas. Uruguay y Paraguay tienen que administrar la “inteligencia molesta”, una y otra vez, defendiendo el comercio y la inclusión social. En la vida de las asimetrías económicas, la regla más cruda y realista es “la cola no mueve al perro”.
La crisis del multilateralismo y sus efectos
-¿Dónde radica la importancia de la integración regional en el contexto actual?
-La región enfrenta múltiples desafíos en su inserción internacional. La pandemia del covid-19, el cambio climático, la guerra, los cambios en el transporte multimodal y cadenas de suministros y la crisis económica global han impactado en sus economías y sociedades. La crisis del multilateralismo y el comercio administrado modificaron el equilibrio geopolítico global. Pero lo más serio es la fragilización de la seguridad jurídica. La Aladi, por ejemplo, apoya y capacita a los operadores económicos para que, en la era digital, se actualicen y firmen acuerdos comerciales modernos. La Aladi, y en especial la Secretaría General, pueden aportar instrumentos de última generación. De otra galaxia es la voluntad política.