Carlos Steneri, master of arts en Economía por la Universidad de Chicago
La no aprobación del plebiscito de seguridad social fue una “buena señal” para los mercados, porque muestra que la consistencia fiscal del país “no se vio deteriorada”, según explicó Carlos Steneri en entrevista con CRÓNICAS, que también dijo que quienes argumentan a favor de la nacionalización de las AFAP “no entienden bien” lo que dicen. A su vez, destacó que el país tiene condiciones para poder atraer inversiones en distintas actividades y agregó que la población debe ser consciente de que cada política social que se aplica, “necesaria y pedida” por la sociedad, es “una capa más” de costo país que se agrega.
-¿Qué mensaje brinda a la economía la no aprobación del plebiscito de la seguridad social?
-En primer lugar, es una buena noticia para la sociedad, porque, de haber salido, le habría impuesto una carga enorme, tanto en el corto como en el largo plazo, que supondría un aumento del gasto que implicaría más impuestos y desviación de recursos destinados a otras necesidades. Los mercados ven la no aprobación del plebiscito como una buena señal, porque muestra que la consistencia fiscal del país no se vio deteriorada.
-Aun así, desde la oposición se ha hablado sobre la posibilidad de nacionalizar las AFAP. ¿La discusión respecto de la seguridad social es algo que repercute en la economía del país?
-Todo sistema de seguridad social se debe ir perfeccionando a lo largo del tiempo y adaptándose a las circunstancias, tanto demográficas como también del empleo. La seguridad social es un proceso en obra permanente, para que esté adaptado a las circunstancias, como ocurre en todos los países del mundo y eso está fuera de discusión. Ahora, sobre el tema de la nacionalización de las AFAP, creo que quienes realizan ese tipo de comentarios no entienden bien lo que están diciendo, y lo digo con todo respeto. Uno escucha las explicaciones de que es una nacionalización pero que no se trata de una nacionalización, pero creo que no se dan cuenta de que se trata de un tema muy delicado y que no es para un debate de tribuna, arriba de un escenario. Y a mi entender, nacionalizar las AFAP va en contra de la ley y lo que implican los contratos. Las cuentas tienen titulares y una nacionalización es algo muy serio que puede tener consecuencias legales muy negativas para el país y, si ocurre, es algo que va a pagar toda la sociedad.
-Se ha mostrado preocupado al respecto de la falta de una agenda de crecimiento. ¿Qué entiende que falta en la discusión para introducir este tema y tratarlo con una visión de largo plazo?
-Yo no estoy para hacer propuestas para los programas. Antes de eso, debe haber una visión de que el país no puede tener otro quinquenio más de crecimiento en el 1,1%. El país tiene un problema y, a mi entender, creo que esa realidad no estuvo dentro de las propuestas de los candidatos, no porque no entiendan que es importante, porque, inclusive, escuchándolos, todos hablan de crecimiento, pero el punto es que las propuestas están más centradas en cumplir objetivos relacionados con agendas sociales, que me parece bien y no estoy en contra de eso, pero para poder financiar las agendas sociales hay que crecer, porque si no, son promesas que quedan en el vacío. Entonces, yo creo que hay que hacer un balance y esto se trata más que nada de un tema del huevo o la gallina. Enfocarse solo en una de esas dos patas, vicia a la otra. Esa es mi preocupación, que viene desde el anterior período preeleccionario y creo que sobre esto debe haber un gran debate donde participen todos, para establecer qué programas o cosas hacen falta y son prioritarias para empezar a generar movilidad al crecimiento de la economía, que puede abarcar desde desregulaciones, una actualización más profunda de la inserción internacional, hasta proyectos y sectores que se podrían estar dinamizando y que hace tiempo están relegados, como el riego o el potencial pesquero que no se explota.
-¿Hasta qué punto esto que menciona no está condicionado por factores ajenos al país?
-El viento, si viene de cola, genial. Pero también puede venir en contra, y frente a eso es muy difícil. Hay que aprovechar el viento de cola lo más que se pueda y, cuando viene de frente, tratar de cambiar la tormenta. El país tiene condiciones frente al mundo para atraer inversiones en actividades muy variadas. Hay actividades cuya exportación es electrónica o cuya exportación física es muy liviana, porque son chips o cuestiones similares, donde no hemos explorado demasiado, y creo que podría ser una buena alternativa. La idea es esta, hacerlo es una decisión política y ejecutarlo es para especialistas.
-Hablaba de las inversiones, que muchas han llegado al país bajo regímenes excepcionales y reglas no del todo adecuadas a la realidad del país. ¿Es viable atraer inversiones sin brindarles estos regímenes especiales?
-El punto es que Uruguay es un país caro y, por ende, necesita nivelarse a los números de costo país que tienen otras plazas con las que compite, para que las inversiones aterricen acá, y ese es otro desafío. Cualquiera sea el ganador en el balotaje, en este tema tiene un desafío y debe poner el país a punto. El país es caro hace más de una década, tenemos un país sobrerregulado y debemos ser conscientes de que cada política social que aplicamos, necesaria y pedida por la sociedad, es una capa más de costo país que se agrega. Entonces, volvemos nuevamente a esta dicotomía, pero es una realidad que debemos analizar, buscar los ejercicios y las formas en las que la sociedad se hace más dinámica y más productiva. Basta con ver cuánto se desregularizó el país en los últimos 10 años y darse cuenta de que fue muy poco lo que se hizo. Inclusive, normas que fueron aprobadas con la Ley de Urgente Consideración (LUC), relacionadas a la distribución de combustibles, fueron postergadas. ¿Cuál fue la razón? Y puedo seguir con este tipo de ejemplos.
-Teniendo en cuenta que el déficit fiscal se encuentra en el 4,4% y los niveles de deuda actuales que tiene el país, ¿qué panorama al respecto ve de cara a los próximos cinco años? ¿Cree que se debería perfeccionar la regla fiscal?
-Tenemos prácticamente el mismo déficit que recibió el actual gobierno y la idea de llevarlo a 2,5% no fue posible. Hay justificativos, como la pandemia. También, el gasto en inversión podríamos decir que no es un gasto corriente, sino que es un gasto en capital, y si ese capital está rindiendo como tasa de retorno, porque mejora la productividad general de la economía, y si esa tasa de retorno es más alta que la tasa de interés que la deuda que la está contratando, eso se paga justamente con el retorno de esa inversión. De todas maneras, eso implica una deuda bruta que hay que servirla y que aplica una carga adicional al fisco y a la sociedad, que impone un límite en materia de sostenibilidad macroeconómica. Por lo tanto, entiendo que el próximo gobierno va a tener que lidiar con esta restricción. No hay que arriesgar para no vulnerar todo lo que se ha logrado y aumentar la deuda. Y eso, a mi entender, tiene relación con la regla fiscal. La regla fiscal no tiene un límite de hasta cuánto se puede endeudar el país.
-¿Entiende que es un pilar que se debería sumar a la regla?
-Yo no soy experto en reglas fiscales, pero si el país quiere seguir aplicando una regla fiscal, debe agregarle una pata. ¿Qué ocurre si durante cinco o seis años el país sigue creciendo por debajo de su potencial y eso da espacio para seguir aumentando el gasto público? Uno está cumpliendo la regla fiscal, pero la está financiando con deuda, entonces, yo creo que en ese punto hay algo a calibrar y a incluir. He conversado informalmente con varios colegas que saben más de este tema y están de acuerdo con esto.
“La gente quiere más justicia social, pero para lograr esas cosas de manera genuina y sostenible hay que crecer más”
-¿Cree que hay temas necesarios para el país y que estén ausentes en el debate electoral y económico?
-No. Entiendo que si el FA fuera ganador del balotaje, Gabriel Oddone y su equipo tienen las cosas muy claras y, si ganara la coalición, creo lo mismo. No hay preocupación, salvo la expectativa y el deseo de que se puede más, que es correcto, porque la gente quiere más y quiere más justicia social, pero tenemos que entender que para lograr esas cosas de manera genuina y sostenible tenemos que crecer más. Si ese mensaje falta, creo que habría que tratar de impulsarlo más en el imaginario social, para entender que una cosa está ligada con la otra.