Mateo Gutiérrez, director de «Wilson»
Cinco años de trabajo demandó “Wilson”, la nueva película de Mateo Gutiérrez producida por Salado, que se estrenó ayer jueves en salas de todo el país. El director y productor conversó con CRÓNICAS acerca del proceso de reconstrucción de la vida de Wilson Ferreira Aldunate, el último caudillo blanco. Dijo que lo más impactante de la película es que el político pone todo su patrimonio en la lucha contra la dictadura y queda pobre, sin dudarlo. Por otro lado, afirmó que “estilos como el de Wilson ya quedaron en la historia”, y opinó sobre el sistema político actual.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Por qué “Wilson”?
-Porque yo me he convertido en un autodidacta, y cuando quise trasmitir trabajos en formato película-documental, acudí a cosas que me movían a mí mismo de mi vida pasada, sobre todo en mi niñez y adolescencia. Mi primer trabajo fue sobre mi padre, y en esa experiencia vi que estaba pendiente hacer algo sobre Wilson, que nadie lo había agarrado.
-Cuando hizo DF (Destino final) le surgió la necesidad de hacer “Wilson”.
-En DF me di cuenta de que había un montón de material de Wilson y que había una necesidad de hacer algo con eso. Después estuve un tiempo trabajando en publicidad, fuera del país, y cuando volví me convencí de que era un lindo proyecto, tenía las posibilidades de hacerlo por el acercamiento a la familia, tenía el background del trabajo anterior, entonces se lo propuse a Mariana [Secco, productora de Salado] y arrancamos.
-Fueron muchos años de investigación y trabajo en esta película, que en un principio estaba prevista para estrenarse en 2013. ¿Qué pasó?
-Es la realidad que tenemos en Uruguay… por una cuestión de presupuesto básicamente. Estuvimos cinco años trabajando holgadamente pero con muy poco dinero. Es verdad que el tiempo ayuda para ir moldeando las cosas, pero se podrían haber apretado los plazos.
-Después de tantos años de trabajo, ¿quedó conforme con la reconstrucción que hizo de la historia de Wilson?
-Sí, con lo que yo quería trasmitir y lo que quería rescatar del personaje quedé conforme, pero no pretendo abarcar a todos los wilsonistas ni ser un biógrafo de Wilson, de hecho hay muchas cosas importantes de su vida que no aparecen en la película. Pretendo rescatar el retrato del hombre en cuanto a lo audiovisual y rescatar la figura humana, o sea, rascar atrás del político, la personalidad.
“El PN tenía posibilidades de ganar [en el 84], entonces hubo un pacto totalmente explícito para que esas elecciones fueran sin Wilson, y Sanguinetti aprovechó la volada”
-¿El producto final era lo que esperaba o en el camino tuvo que hacer algún cambio?
-En el camino se fueron sumando cosas, entrevistados…
-Y algunas entrevistas quedaron afuera.
-Sí, esa es la parte dura del trabajo, comunicarle al entrevistado que no quedó en el corte final. En cuanto a la estructura, yo al principio no pensaba hacer un trabajo cronológico, pero después me di cuenta de que funcionaba de esa forma.
-¿Cómo fue contar la vida de Wilson? ¿Se encontró con dificultades?
-La cercanía con la familia me ayudó mucho; los hijos de Wilson eran cercanos a nosotros durante la dictadura, nos vimos siempre –yo era un niño-, entonces me fue muy fácil poder rescatar al padre de manera directa. Lo que sí resultó difícil fue que salvo Carlos Julio Pereyra, nos quedamos sin sus íntimos amigos, entonces es un retrato de una generación más abajo.
-¿Buscó la objetividad en el relato?
-Partiendo de la base de la subjetividad en la que yo estoy inmerso sí, traté de ser lo más fiel posible, pero de ahí a que sea objetivo para otros, no lo sé.
-¿Le sucedió lo mismo en DF?
-Sí. En DF el productor y el editor me ayudaron mucho, porque también tenía muchísimo material, para que me diera cuenta de qué era importante para el documental y qué lo era para mí. Ahora estoy más curtido en eso y me doy cuenta de que hay un montón de cosas que me encantan, pero son para mí.
-Que quizás no son tan útiles para…
-Para la narrativa del documental ni para el espectador.
-¿Le quedó alguna entrevista pendiente?
-Me acerqué a una persona que no estaba bien de salud y la tuve que suspender porque no me gusta mostrar gente que está mal. Era el abogado. Pero que me hayan dicho que no, no me pasó.
-¿Hay alguna novedad en la película con respecto a Wilson? Es decir, ¿el que sabe quién fue él se va a sorprender?
-Hay muchas características de su personalidad que sí pueden ser llamativas, pero creo que lo más impactante es que Wilson pierde todos sus bienes, queda pobre.
-¿Se refiere a lo que pierde en su lucha por el país?
-Exacto. El exilio le salió carísimo, incluso con una vida austera. Es un tipo que deja todo por el Uruguay, entonces es muy ejemplificante en ese sentido: está dispuesto a perder todo. Tenía un patrimonio y lo usó para militar en contra de la dictadura y volver, no dudó en hacerlo. Eso hoy no se ve fácilmente.
“Estilos como el de Wilson ya quedaron en la historia”
-Es considerado el último caudillo blanco. ¿Cree que hoy hay lugar para una figura de ese tipo o esos estilos ya quedaron en la historia?
-No. Yo creo que esos estilos ya quedaron en la historia. No quiere decir que mañana no pueda surgir un tipo con un magnetismo personal similar, de hecho [José] Mujica logró cosas parecidas en cuanto al arrastre popular. Pero Wilson rescató la parte popular del Partido Nacional (PN), que después quedó un poco renga.
-La película relata un episodio muy importante, las elecciones de 1984, donde proscriben a Wilson. ¿Cuál es la conclusión que usted saca sobre eso? ¿Cree que fue una jugada política para que no llegara a la Presidencia?
-Sí, claramente. En el Club Naval se pactó una salida que a los militares les venía bien porque [Julio María] Sanguinetti era el que llevaba la posta, el Frente Amplio (FA) recuperaba su legitimidad –a pesar de que [Líber] Seregni y el Partido Comunista iban a quedar proscriptos-, y Sanguinetti lograba tener elecciones con Wilson preso, que es como salir 100 metros corriendo adelante.
Yo creo que por eso vuelve Wilson, a ver si puede destrabar esa situación, porque se ve venir que va a quedar afuera de la contienda. El que tenía posibilidades de ganar en ese momento era el PN, entonces hubo un pacto totalmente explícito para que esas elecciones fueran sin Wilson, y Sanguinetti aprovechó la volada porque ¿qué mejor que competir con un desconocido antes que con Wilson?
“Antes había un motivo por el que luchar, ahora está desdibujado”
-¿Cómo ve el sistema político hoy?
-Creo que hay crisis de liderazgos, no de dirigentes partidarios, sí de líderes que arrastren masas, que convenzan gente. Y hay crisis de rumbo; antes había un motivo por el que luchar, ahora está desdibujado. Como logramos las instituciones, la democracia, ahora hay que marcar el rumbo nuevamente.
-¿Lo percibe en todos los partidos?
-Sí, hay una gran falta de propuesta. La baja del FA en las encuestas no es un aumento de los otros.
-Es un aumento de los indecisos quizás.
-Claro, exacto, y es porque se empiezan a desencantar, y eso es lo más preocupante.
-¿Sobre qué personaje político de la actualidad haría una película? ¿Hay alguno que lo atraiga lo suficiente?
-Ninguno.