ÁLVARO QUEIJO, PRESIDENTE DE LA UNIÓN DE EXPORTADORES DEL URUGUAY (UEU)
Dos décadas atrás, Uruguay no estaba ni cerca de ser un país exportador. Hoy, esta característica se define como su clave de crecimiento. El sector agrícola-ganadero, la lechería y la forestación son los principales rubros que permiten crecer al país. En tiempos de desaceleración y estancamiento económico, el país sigue apuntando a estos y nuevos rubros – como el farmacéutico- para crecer y recuperarse. Según Álvaro Queijo, Presidente de la UEU, la inversión en infraestructura, educación y apuntar a la eficiencia serían las claves principales.
Por Federica Chiarino | @FedeChiarino
-¿Cuáles cree fueron los grandes hitos del sector exportador en las últimas dos décadas?
-Sin duda alguna, el crecimiento muy fuerte que tuvimos desde el 2003 hasta el 2013. En esa década el sector creció, se diversificó e inclusive, pese a la crisis del 2008, prácticamente no cayó. Fue apenas una crisis de precios. Pero los volúmenes se mantuvieron. Lamentablemente, creo que fruto de ese éxito, sobre todo del 2010 en adelante, nos volvimos un país muy caro, perdimos competitividad. Y eso fue afectando los porcentajes de crecimiento y terminó influyendo mucho en la caída del año pasado y la actual, fruto del retroceso de la pérdida de competitividad y también de la falta de acuerdos comerciales que nos permitan tener acceso en igualdad de condiciones con otros países.
Otro hito muy importante, que se dio también en ese período, fue el ingreso de las papeleras como un factor de exportaciones del país que generaron un proceso, que también arrancó un poco antes, de desarrollo de la madera. Empezó con la ley forestal, primero, y con su proceso natural de crecimiento. Terminó con dos plantas de celulosa de nivel mundial y trabajando de forma significativa en el país. Incluso, se anuncia una tercera.
Creo que hay que estar contentos si se da y, así como las dos anteriores necesitaron la ley forestal, hoy lo que necesita el sector para volver a crecer, y no solo al que hacemos referencia, sino que hablo de todo el sector exportador, es esa competitividad y una infraestructura básica para lograrla. La infraestructura del país quedó agotada con ese crecimiento y, entonces, hoy se necesitan carreteras, puertos eficientes, transporte eficaz y logística; porque eso también es un factor de competitividad. Si se aspira a volver a la senda de crecimiento, ese es un debe que se tiene que atender.
“Es mucho más importante para el país solucionar el problema que tiene en educación y apuntar a un desarrollo en infraestructura significativo que encontrar petróleo”
-Considerando que hace 20 años Uruguay exportaba nada o muy poco, ¿qué factores llevaron a que el país se convirtiera en un gran exportador de bienes y servicios?
-La naturaleza y el tamaño del país implican que si realmente se quiere crecer, hay que exportar. Creo que cuando el país tuvo herramientas de competitividad, se usaron. También hubo una política acertada de inversiones que permitió que se desarrollara el país en esa década; sobre todo en el sector agroindustrial, que es un sector en el que el país tiene competitividad esencial. Ahí vimos transformaciones muy fuertes, con llegadas de inversiones, sobre todo de Argentina, que transformaron el sector, lo hicieron mucho más productivo y generaron esa competitividad necesaria.
En una década en la que los precios fueron buenos a nivel internacional, el desarrollo de ese sector también lo fue. También el sector ganadero es muy importante para el país. Se desarrolló basado en calidad, en tecnologías y también en la pérdida de un competidor tan importante como lo fue Argentina. La trazabilidad y esos factores ayudaron muchísimo a su desarrollo.
-¿Cómo evalúa la situación actual del sector y cuáles son los rubros con mayores posibilidades de crecimiento?
-Sin duda que la productividad del país y de la agroindustria está en nuestra historia. Ese aumento de productividad, más la ganadería, la agricultura, la lechería, la forestación, todos muestran un fuerte crecimiento. Es más, independientemente hubo desarrollos muy importantes. Está el ejemplo de zonas francas, o el caso de industrias que, en menor medida, también hicieron el esfuerzo de innovar e invertir para que el país pueda competir en otros ítems.
Creo que lo que ha faltado, teniendo en cuenta ese crecimiento y por ende el aumento en la recaudación del Estado fue, precisamente, eficiencia del propio Estado para el manejo de los recursos. Lamentablemente, hemos invertido mucho en educación y todavía no se ven los frutos. Para seguir creciendo se necesita gente capacitada, mejor capacitación, y pese a que se pusieron los recursos necesarios, todavía no hemos visto resultados.
Hay temas importantes como la salud, donde también se invirtieron recursos pero tampoco ha mejorado significativamente. Está el tema de la seguridad… En definitiva, muchas de estas soluciones pasan por tratar de hacer eficientes esos recursos que la sociedad en su conjunto entrega, y que lo hace con bastante sacrificio de todas las partes. Es imprescindible hacer eficiente el manejo de esos recursos y apostar mucho a la innovación y al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas que tienen un potencial interesante y que creo no se han desarrollado como se debiera. Falta un poco de apoyo a esos sectores.
Capaz que se erró en el manejo de un instrumento como el Fondes, que debería estar mucho más enfocado a ese tipo de iniciativas que a emprendimientos de viabilidad nula como ha ocurrido. Hubiera sido una buena herramienta, pero enfocada a inversiones en innovación, de apoyo a las pequeñas y medianas empresas y de potencialidad en tecnología.
“Para seguir creciendo se necesita gente capacitada, mejor capacitación, y pese a que se pusieron los recursos necesarios, todavía no hemos visto resultados”
-¿Cuál sería el camino que debería tomar el país para ampliar su volumen exportable?
-Creo que el país, al igual que las empresas, para mejorar tiene que apuntar a la eficiencia. Hay varios rubros en los que la sociedad en su conjunto invirtió mucho dinero y esfuerzo y, sin embargo, no se ven los resultados que se deberían ver. Tenemos que tener un control de esa eficiencia del gasto público que nos permita aspirar a más, a que nuestra gente pueda desarrollar y tener el nivel de vida, de educación, de seguridad, de salud, que el país está en condiciones de ofrecer, al igual que otros países.
Debemos darnos cuenta que eso se logra, sobre todo, con trabajo y pensando no en ideologías, sino en el bienestar de la gente y en el desarrollo del país. Los ejemplos están a la vista; simplemente hay que sacar una foto de los países que evolucionaron en los últimos 10 o 50 años y ver qué políticas impulsaron, pero, sin duda alguna, tiene que haber un control de gasto público y una eficiencia totalmente distinta. Para eso es necesario poner a los más eficientes o los mejores administradores en los cargos.
Creo que es un error que cargos tan importantes como presidencias de empresas públicas se den por motivos políticos y no por razones de capacidad. Es más fácil que una persona capacitada logre los objetivos que el país necesita, que alguien que no tiene esa capacitación y que no tiene el conocimiento necesario para hacerlo.
Es muy bravo lograr la eficiencia que existe en otros países con los mismos recursos. Poder, se puede, hay ejemplos claros como puede ser el Liceo Jubilar y otros emprendimientos de ese tipo que muestran que con menor gasto por estudiante de lo que invierte el Estado se logran resultados significativamente mejores en cuanto a la educación y a la capacitación de la gente. Creo que la posibilidad está, hay que trabajar mucho, hay que dejar de lado ideologías o partidismos y pensar en el país y en la gente. Es el objetivo que se debería tener.
-¿Cómo vislumbra el futuro del sector en el corto y mediano plazo?
-Lamentablemente, esa pérdida de competitividad que arrancó por el 2010 generó una caída muy significativa de las exportaciones en estos últimos años. Volvemos, no al principio, pero sí retrocedimos en materia de volumen exportable y de cifras de exportación. Retrocedimos varios casilleros. Si volvemos a pensar en la competitividad, a lograr acuerdos comerciales que nos permitan acceso en iguales condiciones con otros mercados, si trabajamos pensando en el bienestar de la gente, deberíamos retomar la senda. Las posibilidades el país las tiene.
Hay temas claves, como la educación o la infraestructura, que son cuellos de botella que debemos solucionar para que ese crecimiento siga hacia adelante y podamos tener, a partir del año próximo o de los siguientes, una década o más de crecimiento y de desarrollo. Es mucho más importante para el país solucionar el problema que tiene en educación y apuntar a un desarrollo en infraestructura significativo que encontrar petróleo.
Lo importante es que nos demos cuenta que tenemos que ser mucho más eficientes, más productivos. Tiene que haber un cambio de mentalidad en la eficiencia. En algún momento se dijo: ‘la madre de todas las reformas es la reforma del Estado’; creo que sí, que esa es la parte más importante, y que si se avanza en eso se dará un paso hacia adelante y sin retroceso. Pero, lamentablemente, en lo que respecta a ese anuncio, todavía no se ha hecho nada.
“Es un error que cargos tan importantes como presidencias de empresas públicas se den por motivos políticos y no por razones de capacidad”
-¿Hay algún rubro nuevo con posibilidades de comenzar a exportar?
-Sí. Siempre es importante la innovación, y el país está trabajando en eso. La farmacéutica o la industria química están trabajando bien. Lo que pasa es que cuando cae la competitividad, los que más pierden son aquellos productos de valor agregado. Nos volvemos más commodities. No quiere decir que los commodities sean malos; inclusive, muchas veces tienen valor agregado y tecnología.
Pero tenemos que apostar a ser un país competitivo para poder dar valor agregado y generar más trabajo a esos productos en los que Uruguay no cabe duda que tiene ventajas importantes. Apuntar también a un sector como el turismo que ha crecido mucho y que es la exportación en casa. Es la exportación sin tener que pagar fletes y en la cual se paga más. Cuando un turista come un pedazo de carne en un restaurante uruguayo, está pagando impuestos, le está pagando al mozo, al cocinero, a la UTE… En particular, creo que eso se ha desarrollado bastante, pero el país tiene un potencial muy fuerte para apuntar a más todavía.
La matriz energética como potencial de competitividad
Para el titular de la UEU, el país hizo un cambio importante en la matriz energética, aunque esa transformación no se ve en el precio de la energía. “Creo que hoy tenemos una matriz mucho mejor que la que tuvimos en el pasado y hay que lograr seguir trabajando en ese tema, para que la energía sirva como potencial de competitividad. O sea, que en lugar de tener una energía más cara que nuestros vecinos, la obtengamos en mejores condiciones, o por lo menos en igualdad de posibilidades. Se avanzó bastante, pero hay que lograr que ese avance llegue a la gente, que sirva para mejorar la eficiencia, la productividad; todo mediante el precio. También hay que resaltar que el país manejó muy bien su alto endeudamiento. Lo tenemos muy bien financiado. Inclusive se hizo una política de pesificar una parte de ese endeudamiento. Esas son cosas que hay que seguir insistiendo. Por supuesto, me parece que tendríamos que tener menor necesidad de endeudamiento. Otro punto que hay que atacar es el déficit fiscal, y la mejor forma es hacerlo mediante la eficiencia en el gasto. El país hoy no es que necesite más recursos, sino realmente hacer rendir esos recursos. El presupuesto está, lo que hay que saber es manejarlo y explicarlo”, reflexionó.