Los estudios de Factum fueron coincidentes con los resultados de las elecciones del 27 de octubre. Eduardo Bottinelli, director de la encuestadora, analizó las excepciones en diálogo con CRÓNICAS y advirtió que la diferencia entre el Frente Amplio y la Coalición Republicana es menor que en elecciones anteriores, lo que significa que las fugas de unos pocos puntos podrían ser decisivas.
Por Catalina Misson
La última encuesta de Factum en cuanto a intención de voto mostraba el siguiente clima electoral: el Frente Amplio (FA) 45,5%; el Partido Nacional (PN) 25,1%; el Partido Colorado (PC) 15%; Cabildo Abierto (CA) 4,1%; Identidad Soberana (IS) 2,9% y el Partido Independiente (PI) 2,5%. Estos números, en su mayoría, son coherentes con los resultados finales de las elecciones del domingo 27 de octubre, especialmente en lo que atañe a la conformación de los bloques.
Sin embargo, hay detalles que vale la pena analizar. El FA registró un leve aumento -de un 44% a un 45%- de intención de voto en el sondeo final, mientras que el PN también mostró cierta recuperación luego de una caída considerable. El PC, por su parte, se mantuvo estable en torno al 16%. La sorpresa de la noche fue CA, que marcaba 4,1% de intención de voto, pero apenas llegó a un 2,45%, quedando sin banca en el Senado. El PI, para el que Factum auguraba un 2,5%, quedó en un 1,7%.
En picada
“Se ve que en el final hubo una nueva baja de CA que no llegamos a registrar”, dijo a CRÓNICAS Eduardo Bottinelli, director de la encuestadora. Tal como explicó, los cabildantes sufrieron un desgaste desde el ciclo electoral del 2019. En estas elecciones parecen haber perdido los votos que provenían del MPP y, a su vez, el perfil del colorado Andrés Ojeda, abogado penalista, conquistó aquellos votos sensibilizados con los problemas de seguridad pública, tema central en Cabildo.
“Si hubiese ganado Robert Silva, probablemente el foco de seguridad lo habría captado un poco más Cabildo”, aventuró el especialista. La vuelta de Pedro Bordaberry al PC se sumó al mismo efecto. Como otros factores, Bottinelli habló de divisiones internas y conflictos visibles, como el quiebre entre Manini Ríos y Lacalle Pou luego del episodio de Irene Moreira al frente del Ministerio de Vivienda. También, “en el 2019 era lo nuevo y ahora ya no lo es”, más aún con la entrada a la escena política de Gustavo Salle, figura con un claro perfil rupturista.
Para Bottinelli, el “sallismo” aparece como un fenómeno contestatario, antisistémico. “La gran dificultad que tienen estos partidos, en el caso uruguayo, es sostenerse en el tiempo. Si se presentan como transformadores de la coyuntura, es relativamente fácil hacerlo cuando no ocupan cargos”, dijo, y agregó que el PERI también es un ejemplo del caso. “Lo de Salle despierta algunas dudas sobre su posible posicionamiento, si va a sostener ese discurso tan fuerte estando dentro del sistema. Sus votos pueden ser decisivos en algunos casos, hay que ver cómo termina el 24 de noviembre, qué capacidad de diálogo tienen entre los bloques”, analizó.
En cuanto al PI, Bottinelli expresó que, a pesar del reconocimiento público por su gestión, especialmente la de Pablo Mieres como ministro de Trabajo durante la pandemia, “nunca logró encontrar su lugar” y no logró capitalizar su papel en el gobierno en términos de intención de voto. Además, dijo que hubo una falta de diferenciación clara con respecto a los otros integrantes de la coalición. “Fue el socio más pegado a la figura de Lacalle Pou y eso dificultó definir el por qué votar a Mieres al Senado y no a Lacalle Pou al Senado”, concluyó.
Otro punto que quizás también afectó a Cabildo, aunque “aún no hay respuestas claras”, es el efecto de polarización interna de la coalición, es decir, entre el PN y el PC. “Ante una competencia entre dos partidos mayoritarios de la coalición, el incentivo para votar a uno de esos dos es mayor que votar a los partidos minoritarios. Eso pudo haberle afectado en muy poco, cerca del 1%”, aportó Bottinelli.
Segunda vuelta
En cuanto al balotaje, Bottinelli advirtió que históricamente “el candidato que es acompañado por más de un partido vota menos en la segunda vuelta que la suma de esos partidos en la primera”. Es esperable que haya alguna fuga, aunque no sería comparable a la de 2019, donde Lacalle Pou tuvo 5% de pérdida en cuanto al voto coalicionista. “Está descartado, es una coalición mucho más fuerte, más firme, más consolidada”, afirmó. Contrariamente, conviene esperar pérdidas en función a elecciones anteriores como la de 1999, cuando “se logró trasladar bastante el voto blanco a Jorge Batlle”. También son comparables las de 2009 y 2014, con la salvedad de que en aquel momento la suma de votos blancos y colorados era menor a la de votos frenteamplistas.
“Ahora estamos en un escenario a medio camino entre lo que pasó entre 2014 y 2019. El FA está por debajo de la suma de los partidos de la coalición, pero no 15 puntos abajo como estuvo en 2019 ni cuatro puntos arriba como en 2014. Podemos pensar en una pérdida del bloque de la coalición que sea relativamente menor, el gran punto es cuánto es esa pérdida y cuánto es pérdida de un lado hacia el otro, porque ese voto vale doble. Teniendo en cuenta que las distancias son cerca de cuatro puntos, si se mueven dos puntos ya quedan empatados”, analizó Bottinelli.
“El gran punto relevante en esta elección pasa por que tenemos un porcentaje muy relevante de votos en blanco, anulados y a otros partidos que son decisivos”, añadió. No obstante, una fuga de votos en blanco y anulados de las pasadas elecciones hacia el balotaje “no parece ser un comportamiento esperable ni que haya sucedido en una magnitud importante”. Si se miran los balotajes anteriores, el aumento en este tipo de votos fue “muy pequeño” y en el 2019 no hubo tal crecimiento.
El antecedente de la votación de la LUC hacia este balotaje
El especialista sostuvo que, de cara al próximo balotaje, la votación del referéndum por la Ley de Urgente Consideración (LUC) en 2022, “podría ser un punto a considerar”, que muestra distancias muy pequeñas entre bloques, con poco más de un punto a favor del oficialismo. No obstante, dejó en claro que hay que tener en cuenta que en estas elecciones votaron casi 145.000 personas más que en el referéndum.