Los asesores en educación de los principales candidatos a la Presidencia de la República, dialogaron con CRÓNICAS acerca de lo que proponen para mejorar en esa área y resolver algunos problemas persistentes. Tanto el Frente Amplio (FA) como el Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC) entienden necesario que se produzcan algunas transformaciones en la materia, pero parten de visiones de la realidad muy diferentes.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
Junto con la seguridad y el empleo, la educación es, desde hace algunos años, una de las preocupaciones más importantes para la población uruguaya, según las encuestas de opinión pública difundidas por varias consultoras. Es, además, uno de los temas recurrentes en las agendas de trabajo de los candidatos y sus respectivos grupos de asesores.
Esta campaña electoral no es la excepción, y esta temática ha sido abordada con detenimiento desde cada partido político, contando con el apoyo de técnicos, docentes y especialistas en la materia.
El diagnóstico que hace el oficialismo sobre la enseñanza en Uruguay difiere en forma rotunda del que realiza la oposición. Si bien desde ambos lados coinciden en que existen algunos problemas, para el partido de gobierno se ha avanzado como nunca antes en beneficio de los estudiantes, mientras que para blancos y colorados se ha gastado demasiado y no se han obtenido los resultados esperados.
En el caso del FA, uno de los asesores del presidenciable Daniel Martínez es el profesor de Historia y diputado José Carlos Mahía. Consultado por CRÓNICAS al respecto, admitió que todavía hay cuestiones a resolver o a mejorar, aunque entiende que es falso que la educación esté en crisis, que es lo que “el arco de la oposición de derecha quiere instalar”.
De hecho, comentó que desde que gobierna el FA ha crecido la inclusión de población en la educación pública, lo que significa que antes se educaba menor cantidad de gente y hoy la cobertura es más amplia. A su vez, hay una diversidad de programas en educación media; ha habido un crecimiento importante de la UTU; el Plan Ceibal ha permitido el acceso a una computadora a hogares que de lo contrario no hubieran podido alcanzarlo; se han extendido las escuelas de tiempo completo y los centros CAIF; hay un 54% de estudiantes universitarios que son la primera generación de su familia que alcanzaron estudios de ese nivel.
De todas maneras, Mahía considera que existen dificultades muy relevantes a resolver. Por ejemplo, lograr una mejora en los aprendizajes y en la calidad de la educación media, particularmente en las zonas de mayor vulnerabilidad; hacer un esfuerzo mayor para que los centros de estudio de educación media tengan un equipo de dirección estable; convencer a la oposición de que es fundamental transformar la formación docente y, para ello, crear una Universidad de la Educación.
Por otra parte, para el asesor en educación del nacionalista Luis Lacalle Pou, Pablo da Silveira, está culminando un período en el que se gastó más dinero que nunca en la historia de la enseñanza uruguaya y en el que existieron todas las condiciones para tomar decisiones y ponerlas en práctica –como la mayoría parlamentaria y el control total de las instituciones que conforman el gobierno de la educación-. Pese a esto, dijo que los resultados son muy malos.
Agregó que la inversión no se ha visto reflejada en los logros en relación a la capacidad de retener a los alumnos dentro del sistema educativo, ni en cuanto al aprendizaje y a la equidad. “Los primeros que abandonan, los que aprenden menos, son los que provienen de lugares vulnerables en términos económicos, sociales y culturales”, aseguró. Además, señaló que “Uruguay fue tradicionalmente un país que estuvo a la vanguardia de América Latina en materia educativa y ya no lo es”.
En tanto, la asesora en educación del candidato colorado Ernesto Talvi, Adriana Aristimuño, indicó que muchos datos demuestran que el país está lejos de alcanzar los objetivos deseados en lo que respecta a la cobertura, la calidad y la igualdad en este rubro.
Si se pone el foco en la educación media (ver tabla), existe un avance, pero todavía falta para lograr los niveles que el propio gobierno se había fijado como meta para el año 2020, que fue llegar al 75% de egresados, lo cual “lógicamente no se cumplirá en las actuales circunstancias”, puntualizó la experta. Al mismo tiempo, expresó que todos los países de Latinoamérica han avanzado (ver gráfica), pero la mayoría lo ha hecho más que nuestro país y, todos, salvo algunos centroamericanos, tienen tasas de egresos muy superiores a las de Uruguay.
Personas que han culminado la educación media superior
Tramo etario | 2006 | 2018 |
18 a 20 | 24 % | 34 % |
21 a 23 | 35 % | 43 % |
24 a 29 | 34 % | 45 % |
30 o más | 24 % | 30 % |
Fuente oficial: observatorio de educación de ANEP, con base en la Encuesta Continua de Hogares
De acuerdo con Aristimuño, esta realidad golpea a quienes más lo necesitan, dado el acuciante problema de inequidad que el sistema educativo presenta: Según el Mirador Educativo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) 2018, entre los 21 y 23 años solamente el 19% culmina la educación media superior en el quintil 1, mientras que el 77% lo logra en el quintil 5. Respecto de la educación media básica, lo logra el 52% en el quintil 1 y el 95% en el quintil 5. Otro aspecto en el que es “grave” la inequidad, es en el factor docente, que es clave para los logros educativos. Esto es así, dado que en función del sistema de asignación de docentes a los centros de estudio, los más experientes y formados son enviados a los ubicados en los contextos más favorecidos, y a la inversa ocurre en los contextos más desfavorecidos, lamentó.
En línea con su par del PN, la docente destacó que no existe proporcionalidad entre el esfuerzo económico que la sociedad ha hecho, que implicó “millones de recursos públicos para la educación”, y los resultados que se están obteniendo.
Las medidas a tomar
La propuesta principal a la que apunta el equipo que lidera Martínez tiene que ver con un concepto que él mismo desarrolló cuando estuvo al frente de la Intendencia de Montevideo: la transversalidad. Incluso, sus asesores creen que es un error ver a la educación como una política pública aislada del resto y comparten la necesidad de un abordaje en conjunto con las demás áreas.
En segundo lugar, el FA plantea darles a los equipos de dirección de los liceos y las UTU una jerarquía, tanto desde el punto de vista funcional como presupuestal.
Como tercer punto, Mahía dijo que es necesario hacer cambios a fin de que los docentes más calificados vayan a dar clases, con distintos estímulos, a las zonas del país con mayor vulnerabilidad, particularmente en el área metropolitana.
Es importante, asimismo, sostener la creciente inclusión tecnológica que viene teniendo lugar en la enseñanza pública desde hace mucho tiempo.
Otro pilar fundamental es lograr una Universidad de la Educación. Esta decisión no depende solo del FA puesto que se requiere un consenso del sistema político, pero “puede ser una oportunidad de cara al futuro si logramos convencer a otros partidos políticos de hacerlo”, apuntó.
En el PN plantean una serie de iniciativas bajo la premisa de que “problemas complejos exigen soluciones complejas”. Por ello, hoy atraviesan un período de conversación y de creación de consenso con otras fuerzas políticas y con organizaciones de la sociedad civil como EDUY21.
Algunos de esos planteos pasan por fortalecer el rol rector del Ministerio de Educación; mejorar la gobernanza de ANEP para volverla más ágil; impulsar un cambio curricular que le dé coherencia al conjunto de educación básica, es decir, de los cuatro años hasta los 18; fortalecer los establecimientos educativos como el escenario fundamental de la vida educativa; mejorar la calidad de la formación docente.
Con EDUY21, los blancos mantienen coincidencias totales en los diagnósticos, amplísimo acuerdo en los grandes rumbos a seguir, y también hay algunas diferencias acerca de las maneras concretas de avanzar en esas direcciones. Es por ello que hoy están dialogando con la organización para encontrar puntos en común.
El PC, por su parte, pretende como primera medida atender la emergencia social que existe en los contextos desfavorecidos, atacando el problema de raíz, estableciendo allí 136 centros educativos de nivel medio, públicos y modelo. Esto implica una forma de trabajo específica, atendiendo las necesidades de aprendizaje y de socialización que presentan miles de adolescentes que hoy se desafilian de la educación media por no encontrar respuesta a sus necesidades educativas.
Además, proponen una reforma integral de la educación del país, que puede sintetizarse en tres aspectos. El primero es poner al niño y al adolescente como objetivo de sus propuestas, a través de la ampliación de la cobertura, la extensión del tiempo pedagógico y de permanencia de los estudiantes en los centros educativos, la transformación de la política curricular para darle congruencia y actualidad, entre otros.
El segundo ítem implica colocar al docente como el actor protagónico en la transformación, ya que se considera necesario construir una nueva cultura docente, concibiendo su identidad dentro de una dimensión contextual y como formador integral. Para lograrlo van a concretar una formación de grado universitario para los docentes; generar una política de formación continua de los educadores; transformar las prácticas docentes; profesionalizar y desarrollar los equipos de supervisión y dirección; revisar la carrera profesional; establecer un nuevo sistema de elección de horas; mejorar las condiciones de trabajo de ejercicio de la docencia; incorporar nuevos profesionales a la educación; fortalecer las Asambleas Técnico Docentes (ATD).
Por último, planean generar mecanismos de evaluación, indispensables para la mejora de la educación. Por eso aspiran a fortalecer el Ineed; formar a los actores institucionales en evaluación y análisis de resultados; desarrollar un sistema de evaluación institucional; implementar matrices de evaluación docente; revisar el Reglamento de Evaluación y Pasaje de Grado.
Continuidad versus cambio
El diputado Mahía defendió la necesidad de un cuarto gobierno del FA en el entendido de que “es el único proyecto posible porque tiene consistencia”. En ese sentido, opinó que no ve un proyecto alternativo sólido que tenga un punto de vista común dentro del PN con el PC y con Manini Ríos. “Por ejemplo, el PN quiere eliminar la representación de los actores educativos de la conducción de la educación. ¿Eso lo comparte el PC? Ha dicho que no. ¿Cómo van a hacer si alcanzan el gobierno? Eso no se sabe. El FA lo que promueve es confianza y tiene las garantías de liderazgo a partir de una renovación que va a comenzar Daniel Martínez en el próximo período de gobierno”, subrayó.
Añadió que la oposición “tiene un problema y es que no da certezas, no da confianza y nos ofrece una coalición imposible, porque todavía no se sabe qué tienen en común los programas de educación o de seguridad entre Manini Ríos, Talvi y el PN, con su propia interna”.
Por el contrario, Da Silveira alertó que un nuevo gobierno de izquierda significaría “una prolongación de la parálisis” en materia educativa. Explicó que en este rubro se han constituido dos grandes bandos: el que quiere el cambio educativo y el que quiere que todo siga como está. “Claramente el FA es parte esencial del bando del inmovilismo y no está dispuesto a pagar los costos que habría que pagar para impulsar cambios”, lamentó.
Consultado sobre las mejoras que el FA introdujo al sistema de enseñanza, el especialista sostuvo que la relación entre el incremento de recursos que se produjo en los últimos años y las “pequeñas” mejoras que puedan señalarse, es “pésima e insostenible” a lo largo del tiempo. “Una continuidad del FA en el gobierno va a seguir ese camino; no hay nada que indique lo contrario, no hay una sola propuesta que sugiera que están dispuestos a dar un golpe de timón”, manifestó.
En el mismo sentido, Aristimuño expresó preocupación por la posibilidad de que el partido de gobierno siga al mando, dado el estado en que queda la educación en su globalidad luego de tres administraciones de esa fuerza política. “La continuidad del FA en el gobierno provocaría que la situación de la educación se prolongue en el tiempo: sería mantener el statu quo, mientras que nuestra propuesta se plantea una transformación”, resaltó.
A su vez, mencionó la importancia de un proyecto con objetivos específicos y con el que se puedan tomar decisiones que el FA no se ha animado a tomar. Algunas medidas con las que la izquierda se comprometió pero no cumplió, en palabras de Aristimuño, fueron: “Lograr la estabilidad de los docentes en el centro educativo –que no haya elección de horas todos los años-; que los docentes no asciendan solo por antigüedad; una transformación del plan de estudios para la formación de los docentes; formación universitaria para los docentes; cambios en el plan de estudios de enseñanza secundaria.