El pasado 10 de mayo, después de 10 meses de negociación, China y Ecuador firmaron un acuerdo de libre comercio. El país sudamericano se suma a Chile y Perú como los únicos países de esta parte del mundo que han logrado concretar una alianza comercial de este tipo con el gigante asiático. Desde lejos y con este gran anhelo, en Uruguay se observa este rápido proceso, que plantea aún más incógnitas sobre la iniciativa de poder en algún momento seguir los mismos pasos. Por lo pronto, los expertos en política comercial internacional, Gonzalo Oleggini y Marcel Vaillant, analizaron este nuevo tratado y se refirieron a la realidad que enfrenta la política comercial impulsada por el gobierno uruguayo.
Oleggini empezó por dejar en claro que es “difícil” comparar este acuerdo con lo que puede ser el pretendido por Uruguay. Teniendo en cuenta su negociación a lo largo de 10 meses, resaltó que se trata de algo que se hizo en “tiempo récord”. En estos términos, mientras Uruguay transitaba el periodo de iniciación, el país tropical logró avanzar con China hasta poder cerrar los diversos puntos que comprenden el tratado.
Tratando de hurgar en las razones que expliquen el tratamiento dispar de cada una de las situaciones, Vaillant indicó que hay una que identifica como un factor clave, se trata de que a diferencia de Uruguay, Ecuador no cuenta con “vetos externos de economías suficientemente relevantes”.
Más allá de eso, el experto recordó la posibilidad de poder suscribir un acuerdo en forma de bloque, tras el cierto interés mostrado por Brasil, aunque añadió que según se maneja esto dependerá de que madure la negociación con la Unión Europea. Aunque admitió este como un posible escenario, reconoció que en su conjunto son un encadenamiento de anuncios que en principio mantienen una “credibilidad baja”.
Oleggini, si bien coincidió con el “papel determinante” que tiene el Mercosur dentro de las pretensiones comerciales de Uruguay, hizo énfasis en las características y la diversidad de la materia prima ecuatoriana, la cual genera en China un especial interés. Los hidrocarburos y los distintos alimentos son para el especialista no solo la explicación del avance en el acuerdo, sino también la explicación de su velocidad.
Por otra parte, y más allá de la posibilidad de seguir potenciando la exportación a China, Ecuador también valora la posibilidad de obtener beneficios comerciales a la hora de la importación de algunos productos claves. Por su parte, el país encuentra un nuevo mercado para poder darle salida, entre otros productos, a sus dispositivos electrónicos, concluyó el experto.
Más allá del Mercosur
Vaillant puntualizó en que detrás del Mercosur, existían cuestiones más profundas que incidirían en la posibilidad de poder prosperar en términos de política comercial. En concreto, detalló que por la falta de linealidad en este ámbito en las políticas de Estado, las cuales muchas veces cambian de forma radical de un gobierno a otro, se genera principalmente desde el lado de la influencia de Brasil y Argentina una “incertidumbre general”. En ese contexto, el debe de Uruguay, según entiende, se encuentra en la limitación de no haber podido encontrar hasta el momento una estrategia de negociación que le permita finalmente “desatar ese nudo” que hasta el momento parece tener lugar en la región.
Una situación totalmente dispar es la que tienen países como Perú y Chile, por ejemplo, los cuales además de tener acuerdos con China, cuentan con la participación en otro de los grandes objetivos en materia comercial que tiene Uruguay, el Acuerdo Transpacífico (Cptpp). Aparecen en una línea parecida Costa Rica y el mismo Ecuador, países que ya tienen diversos tratados, además de China, y que en su caso están en la misma etapa que Uruguay de cara al Cptpp. Pensando en todos ellos, Oleggini apuntó a una “gimnasia diplomática” que viene dada por la libertad en términos de política comercial con la que ya desde hace tiempo se mueven, siendo la misma una dinámica que a partir del mismo trajín los ha fortalecido en la materia.