Luego de que comenzaran las negociaciones de cara a un eventual Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, la oposición cuestionó al gobierno por no brindar información sobre los estudios de factibilidad en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Senadores. En este marco, CRÓNICAS conversó con el senador del Frente Amplio (FA) e integrante de dicha comisión, Daniel Caggiani, quien explicó su punto de vista al respecto y se mostró afín a un posible acuerdo, siempre y cuando se tomen ciertos recaudos.
Por Antonella Echenique | @Echenique_Anto
El senador Caggiani entiende que es un objetivo fundamental profundizar las relaciones comerciales con China, aunque es “necesario” analizar los instrumentos que se utilicen para desarrollar este vínculo. Asimismo, dijo que Uruguay ha “multiplicado” las exportaciones tanto en volumen como en cantidad de dólares, a partir del incremento en la relación entre ambos países.
De todas maneras, asegura que Uruguay no se encuentra “cerca” de poder firmar un acuerdo, sino que “culminó una de las etapas principales” con respecto a la finalización del estudio de factibilidad. En ese sentido, considera que la negociación puede ser “muy larga” porque faltan varias etapas para que se concrete. Además, recalcó que “no se iniciaron las negociaciones formales porque no se conocen públicamente las mismas”.
¿Qué es un estudio de factibilidad?
Según el legislador, analiza los beneficios y los riesgos que produce al país y a los sectores productivos, y demuestra un posible acuerdo comercial de diferentes modalidades y capítulos que establecen distintos escenarios posibles.
En el gobierno de Tabaré Vázquez se anunció un TLC con China y se llevaron adelante estudios de factibilidad en 2016 que se hicieron públicos. El senador explicó que fue un análisis unilateral realizado por la Comisión Interministerial del Comercio Exterior y que se evaluaron diversos escenarios probables.
Elementos clave
Caggiani planteó que profundizar en el tema comercial de un país y perder las preferencias arancelarias que Uruguay dispone con otros países, sería “un sinsentido, y más si no se cuenta con la información acorde para tomar esta propuesta”. Lo más inteligente para el país en la actualidad es realizar el trato, “abriendo puertas sin cerrar otras que ya están abiertas” y que tanto costó conseguir. Es esencial sostener ciertos niveles de calidad, resaltó.
El parlamentario expresó que sin estos elementos claros por parte del análisis que llevó a cabo el actual gobierno, a la oposición le “preocupa cuál será el resultado y por qué no se muestra”. En la misma línea, dijo que tiene claro que existe una solicitud por parte del gobierno negociante que es no hacer público el contenido del estudio, lo cual puede ser “entendible”.
Sin embargo, comentó que el partido que integra pretende contar con información desde el punto de vista institucional acerca de los resultados, no del estudio en sí, pero sí de los escenarios posibles. Estos, según su visión, son importantes para evaluar los futuros acuerdos y también el impacto que podría tener en los sectores productivos. “Lamentablemente, tenemos más dudas que certezas”, declaró.
La importancia del Mercosur
Agregó que la potencia asiática es socia comercial de Argentina, Brasil y Uruguay y el intercambio comercial de bienes representa “casi US$ 120 mil millones entre los tres: US$ 100 mil millones con Brasil en asunto de exportaciones e importaciones, 14 mil millones con Argentina y el resto con Uruguay”. Además, dijo que el Mercosur es “sustancial” para el país y es “un escalón fundamental” para concretar “un salto hacia el mundo”.
¿Cuáles serían los ganadores y perdedores tras un TLC con China?
El 16 de diciembre de 2016, la Comisión Interministerial del Comercio Exterior presentó un análisis de impacto de un eventual TLC entre China y Uruguay, con el fin de demostrar una evaluación primaria de los costos y beneficios de un acuerdo de este tipo.
Como punto de partida se consideró la relación comercial entre los países, los flujos de inversión actuales y las condiciones vigentes en materia de accesos a mercados.
También, se analizaron con detalle los impactos a través de tres metodologías distintas y el efecto del PBI de cuatro escenarios probables, que se midieron tanto en exportaciones, su aporte al PBI y puestos de trabajo.
El estudio determinó que existen escenarios de resultados de negociación que son altamente beneficiosos siempre y cuando se acuerde en forma estricta, se consideren las sensibilidades regionales (exportaciones hacia los socios del Mercosur) y se avance en una agenda interna que implemente acciones que permitan maximizar el uso de las oportunidades y dividir algunos recursos potenciales de los sectores ganadores hacia otros rubros.
Del informe se desprende que algunos productos que ganarían en forma inmediata con un TLC serían carne bovina, lana, despojos bovinos y leche en polvo. En menor medida, podrían verse beneficiados la soja, pasta de celulosa, cueros y pieles, harina, polvo y pellets de carne, y piedras preciosas o semipreciosas.
En tanto, el arroz, trigo, malta, cítricos, preparaciones y conservas de carne, miel natural, lácteos, carne y despojos comestibles, maíz, filetes de pescado, caseína, frutillas, colas y demás adhesivos y grasa de lana, serían potenciales ganadores. Otros artículos con firmes oportunidades serían la madera, asientos y sus partes, agentes de superficie orgánicos, preparaciones de limpieza, artículos y aparatos de ortopedia, placas, láminas, hojas y tiras de plástico, sulfatos, alumbres y peroxosulfatos, y cebada.
Por otra parte, dos sectores que figuran como perdedores ante un posible acuerdo de estas características son el metalúrgico y el de vestimenta, por las dificultades para ser competitivos con los productos chinos. Al mismo tiempo, el rubro automotor considera que un TLC puede resultar riesgoso, sobre todo, por la relación comercial con los socios del Mercosur, al igual que el sector del calzado, que ve en un acuerdo Uruguay-China una amenaza y ninguna oportunidad.