El lunes de esta semana, Donald Trump asumió como presidente de Estados Unidos. Latinoamérica no quedó exenta de sus declaraciones y mandatos, dejando a gran parte de la región sumida entre la desazón y el desconsuelo. Consultado por CRÓNICAS, los especialistas Carlos Mazal e Ignacio Bartesaghi coincidieron en que las medidas del republicano afectarán a Uruguay, pero de forma indirecta. A su vez, se refirieron a la postura “diplomática” que deberá tomar el Frente Amplio para no perjudicar al país en los tiempos venideros.
Por Delfina Blanco
El pasado lunes 20 de enero, Donald Trump asumió por segunda vez como presidente de Estados Unidos. Desde su discurso inaugural dejó en claro piensa tomar medidas antimigratorias más fuertes y restrictivas, planeando deportaciones masivas y el restablecimiento del plan “Quédate en México”, que fue introducido en 2019 durante su primer mandato “para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”, aseguró mientras era aplaudido. Con este programa, las personas que llegaban a la frontera sur de Estados Unidos solicitando asilo recibían avisos de presentarse en una corte de inmigración y eran enviadas nuevamente a México. Luego se les indicaba cuándo debían regresar a un puerto de entrada para su próxima visita judicial.
Además, a través de las órdenes que ya ha firmado, designó “a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras”. A su vez, habló sobre el Canal de Panamá y el Golfo de México. Refiriéndose al primero, dijo que “China está operando el Canal de Panamá. Y no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá. Y lo estamos tomando de vuelta”. Con respecto al segundo, aseguró que “dentro de poco tiempo” sustituirán el nombre del Golfo de México por “El Golfo de América”. Al día siguiente de su asunción, el jerarca norteamericano fue entrevistado por una periodista brasileña sobre América Latina y afirmó que «nos necesitan, nosotros no los necesitamos».
Impacto del cambio de gobierno norteamericano en Uruguay
Con respecto a la nueva política estadounidense y sus posibles efectos sobre Latinoamérica, y por ende sobre Uruguay, CRÓNICAS conversó con el politólogo y especialista en relaciones estratégicas internacionales, Carlos Mazal, y el docente y doctor en relaciones internacionales, Ignacio Bartesaghi. Ambos coincidieron en que las políticas del nuevo gobierno de Trump no afectarán directamente a Uruguay, pero esto no significa que no pueda y en efecto sufra consecuencias “indirectas”. Además, el cambio de gobierno y su accionar frente al país del norte y sus gobernantes será relevante.
Bartesaghi afirmó que no imagina “la cancelación de inversiones que puedan estar en curso”, sino que “el mayor impacto que sufrirá Uruguay será indirecto, como es el caso de la evolución del dólar”. Refiriéndose a esto, explicó que el dólar se “está fortaleciendo” y podrá seguir haciéndolo debido a “las medidas proteccionistas” trumpistas. En esta línea, Mazal agregó que nuestro país se verá afectado colateralmente por los aranceles que se colocarán contra “China, México y la Unión Europea”, si bien “no van dirigidos a nosotros”, ya que “China es nuestro mercado, el 30% de nuestras ventas van ahí”, destacó.
En el marco del cambio de gobierno uruguayo, el ejecutivo manifestó su preocupación por los dichos de Juan Castillo, próximo ministro de Trabajo y Seguridad Social, referidos a la idea de “construir el socialismo” en el país. “En Uruguay estábamos primeros en la lista de países democráticos de América Latina, en contraste con Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero puedo asegurar que ya perdimos ese lugar en la lista”, puntualizó. Añadió que en el programa del Frente Amplio (FA), las relaciones con Estados Unidos no son una prioridad, y de esta forma “sí vamos a perder posibilidades de comercio y de inversiones”.
Bartesaghi también dio su visión respecto a la postura que debería tomar el FA. Para el analista es importante que Yamandú Orsi, al igual que sus asesores, “no se vean tentados en reaccionar contra Trump” y mantengan una postura “diplomática”. Igualmente, destacó que, a pesar del cambio de gobierno, las características de la democracia uruguaya, en la que “no existe una gran brecha entre izquierda y derecha”, hacen que éste no sea un gran problema.
Medidas de “reacción” contra América Latina
“Con América se equivoca, porque Estados Unidos necesita de los migrantes latinoamericanos, hay un error de cálculo ahí en su mensaje, pero si lo comparamos sólo con Uruguay, es evidente que nosotros necesitamos más a Estados Unidos”, opinó Bartesaghi sobre lo dicho por el presidente estadounidense ayer jueves. Evaluó que su declaración refleja que “hay un desinterés evidente en América Latina, no hay una postura definida de Trump sobre esta”.
Desde esta perspectiva, señaló que las medidas que refieren a Latinoamérica del nuevo gobierno norteamericano son de “reacción y no de acción”, como es el caso del cambio de la denominación del Golfo de México, la política migratoria “que va a golpear fuertemente a México” y su posicionamiento sobre el Canal de Panamá.
Mazal por su parte se refirió a las políticas antimigratorias de Trump y declaró que “cuando ellos hablan de deportar masivamente, es imposible, desde el punto de vista físico hasta el financiero. Hay 11 millones de migrantes ilegales en Estados Unidos, enviar de vuelta a sus países a 100.000, cuesta cerca de 100.000 millones de dólares”. A su vez dijo que otro factor que dificulta esta deportación que se quiere llevar a cabo es el hecho del destino al que los deportarían: “tampoco pueden enviar gente de regreso a Venezuela, que es la definición de una dictadura”, ejemplificó.
“Los inmigrantes son un gran aporte para Estados Unidos, son necesarios, son los que trabajan, y hacen los trabajos que no quiere hacer nadie más. Siempre va a haber algunos que cometan crímenes pero también hay estadounidenses que lo hacen”, agregó.
El politólogo expuso que para él hay que “hacer un gran trabajo en materia migratoria en Estados Unidos, pero no del tipo militar, sino de organizar y arreglar el sistema de migración que ellos mismos dicen que está roto”. El cual opinó que “ha sido caótico, hasta han separado familias, pero es un tema que no resuena mucho en la opinión pública de Estados Unidos, hay gente que cree que todos son criminales, narcotraficantes, violadores.”