El expresidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) conversó con CRÓNICAS acerca de la situación actual de la industria nacional y dijo que la actividad salió bien parada pese a los efectos de la pandemia. Por otra parte, enfatizó en la importancia de mejorar la competitividad que, a su entender, sigue siendo el problema principal del sector. Para ello, destacó la necesidad de mejorar las inversiones, la educación y las empresas tanto privadas como públicas.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cómo analiza la situación de la industria después de los impactos sufridos por la pandemia?
-La realidad es que muchos sectores de la industria pudieron hacerle frente a la pandemia y tuvieron un crecimiento importante, tanto en exportación como en el mercado interno. Para mí fue una sorpresa, pensé que iba a ser mucho más complicado. En el mundo comenzó una situación de falta de productos en general que hizo subir mucho los precios y siguen subiendo. Ahora, además de la pandemia, eso se agravó por la guerra. Esto hizo que las empresas productoras se posicionaran con un nivel de precios mejor al que tenían. De alguna manera, los precios de los commodities fueron los que salvaron a muchas empresas y también las hicieron crecer.
-¿La situación actual de la industria es positiva entonces?
-Nosotros tenemos una parte de producción nacional y también importamos productos que no se fabrican en Uruguay, y yo veo que los productos de afuera, por lo menos en el mercado siderúrgico, han subido mucho más que los locales. O sea, la industria nacional se ha fortalecido en ese sentido. También cambian mucho los precios de los insumos, pero si yo tomo a nuestro sector como un ejemplo, los que están más integrados con la industria local han tenido ventajas.
Los países que se abastecían de Ucrania, por ejemplo, están sufriendo; productores de varios países de la región, tienen problemas. Entonces, los precios por este año creo que se van a mantener firmes, muchos van a seguir subiendo; es un año que en general va a ser positivo. Después, hay sectores que están fuera de esto, como ha pasado en la pandemia también, como es el caso del turismo, aunque eso por suerte está quedando de lado y uno piensa que puede empezar a mejorar de a poco.
-¿Qué evaluación hace de lo que ha sido la gestión del gobierno hasta el momento?
-El primer año de la pandemia fue muy complicado y triste para mucha gente por los contagios y los fallecimientos. En diciembre de 2020 se aprobaron las vacunas, y a fines de febrero de 2021 acá estábamos vacunando a los vacunadores para empezar a inocular a la población. Ahora ya pasó un año y tenemos cerca del 80% con dos dosis por lo menos. Entonces, la gestión yo la veo buena. Dentro de eso, todos estuvimos acompañando ese problema sanitario en el que cada día aprendimos algo en conjunto.
Yo era el presidente de la CIU y me acuerdo de las palabras de la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, que dijo: “hay que mantener los motores prendidos”. En ese momento nosotros sacamos una nota para todos los socios de que había que mantener en funcionamiento todo lo que se pudiera con todos los cuidados sanitarios posibles, y la realidad es que dio resultado. Los sectores que estaban mejor y podían trabajar como lo venían haciendo o mejorar, lo hicieron. A su vez, se ayudó un poco a los sectores que tenían más problemas a través de los seguros de paro que se otorgaron, para tratar de mantener el personal de las empresas lo más que se pudiera. Aquellas palabras de la ministra, la industria las cumplió con creces –y otros sectores también–. En todo hay errores, pero si uno toma el conjunto, salimos bien parados.
-¿Cómo ha sido el diálogo con el gobierno?
-Yo, como director del LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay) y presidente de la Cámara de la Industria Siderúrgica, cuando tengo que hablar con alguien, siempre tengo las puertas abiertas. Yo fui a Dubái acompañando a la delegación oficial en febrero, y el diálogo con los ministros y el presidente fue permanente. Lo que pasa es que cuando uno lleva problemas, hay que llevar posibles soluciones también, y en eso la CIU en general trabaja bien.
-¿Cuáles son los mayores desafíos que el sector industrial tiene por delante?
-Mejorar la productividad y la competitividad, y mantener toda la estructura laboral funcionando bien. Son desafíos en los que hay que trabajar todos los días.
-¿Cuáles son actualmente los principales reclamos de los industriales?
-El principal reclamo es tratar de mantener la actividad en todos los sectores. Si bien para el país no es bueno el problema de la competitividad interna que tenemos, los precios internacionales han ayudado a mitigarlo. De todas formas, eso se va a ir arreglando en el mundo de acá a un año o año y medio, y nosotros tenemos que seguir mejorando la competitividad, que sigue siendo uno de los problemas principales.
Después, hay que profundizar la apertura internacional, como se está tratando de hacer, sobre todo, con un énfasis muy especial en los productos que hoy pagan aranceles, porque vos hacés un Tratado de Libre Comercio (TLC) para exonerar US$ 150-200 millones que podés pagar de aranceles en un país al que entrás, pero si eso te cuesta US$ 500-1000 millones en otro tipo de empresa, tampoco es conveniente. Entonces, los TLC son importantes para mejorar la competitividad de los 10-15 productos que exportamos, por suerte, a varios lugares del mundo.
-¿Cuáles son las claves para mejorar la competitividad en la industria?
-En primer lugar, la inversión, y en ese aspecto es otro logro del gobierno haber dado los incentivos para inversiones, gracias a las cuales se pueden renovar maquinarias en diferentes empresas, industrias, comercios. Por otro lado, es fundamental el conocimiento, o sea, la preparación de la gente, la educación en todos los niveles. De esa manera vamos a poder mejorar.
-En línea con lo anterior, un reclamo que viene desde hace varios años en los rubros productivos en general tiene que ver con los altos costos de producción, la energía, la carga impositiva, lo que impacta en la competitividad. ¿Qué ha cambiado?
-El enfoque ha cambiado un poco. Lo que ha pasado en el mundo con el precio del petróleo ha hecho que los precios suban mucho en todos lados, y hoy hay que ver cómo estás posicionado en precios. Uruguay históricamente ha sido un país caro y por eso siempre dijimos que teníamos que mejorar, pero tampoco nos podemos comparar con los precios que hay en Argentina, porque tiene problemas diferentes en toda su estructura de costos y de tipo de cambio. La realidad es que en Uruguay hay que invertir y mejorar las empresas, incluso las públicas, para seguir ganando competitividad.
-Hablaba de la inserción internacional. ¿Cuáles deberían ser los principales objetivos a seguir o tratados en los que habría que poner el foco?
-Nosotros tenemos que tratar de hacer acuerdos comerciales con países ricos que consuman, eso es lo primero, y el objetivo es que se paguen los menores aranceles posibles a los países. Al mismo tiempo, no podemos descuidar nuestra producción interna, es decir, tiene que haber una buena ley de dumping, porque si por un lado logramos pagar algo menos de aranceles y por otro lado perdemos equis cantidad de pymes, al país no le sirve la cuenta al final. El Uruguay es tan chico que todas esas cosas se pueden lograr porque los países hoy negocian más estrategias políticas o geopolíticas que por el mercado que pueden conquistar en Uruguay, esa es la realidad.
-¿Un TLC con China beneficiaría a la industria?
-Hay muchos sectores que se beneficiarían, sí, pero tenemos que tener cuidado con los que se perjudicarían, o sea, que no sean en valores más de los que se beneficiarían. Igualmente, a nadie se le puede ocurrir que China está interesada en el mercado interno uruguayo, cuando es menos que un barrio suyo. Ahí pesa la habilidad de la negociación principalmente.
-¿En qué medida el sector se ha visto afectado por la crisis logística internacional?
-En este momento, cuanto más producís acá, menos dependés de la logística, de que haya o no stock, por lo tanto, ahí estás más beneficiado. El que importa materias primas de países que han tenido problemas muy grandes con la pandemia, o ahora con el tema de la guerra –que es el mayor de los disparates que uno podía esperar–, pierde competitividad, porque tiene que salir a buscar otros mercados para abastecerse de esos productos, y hoy no hay mercados baratos en general, están todos los commodities muy altos, entonces, ahí hay ganadores y perdedores. El que tiene un sistema más integrado de producción dentro del país, a mi entender, está mejor que el que no lo tiene.
-En el referéndum del pasado domingo 27 de marzo, la ciudadanía definió mantener los 135 artículos de la LUC. ¿Qué análisis hace al respecto, tras las declaraciones de las autoridades de la CIU en defensa de algunos de esos artículos?
-Efectivamente, había artículos que nos interesaba mantener, como el de las ocupaciones. Para nosotros es importante, aunque ya la OIT se había pronunciado en ese tema diciendo que se podía ocupar teniendo protocolos, en forma pacífica, pero que de ninguna manera podían quedar afuera los que querían trabajar y los empresarios también tenían el derecho a entrar a la empresa. Por tanto, con LUC o sin LUC, la OIT ya estaba instando al país a eso; fue en marzo de 2019 que lo hizo. Después, en junio, la OIT instó al país a modificar la Ley de Negociación Colectiva, otro paso más que todavía se está hablando, y en algún momento la corregirán. Entonces, el tema de las ocupaciones en la LUC se corrigió en base a lo que decía la OIT; en lo que respecta a la negociación colectiva todavía falta que manden el proyecto al Parlamento y que eso quede arreglado.
Una ayuda para las empresas
Como director del LATU, en el marco de Latitud, la fundación del organismo orientada a la planificación y ejecución de proyectos de investigación y desarrollo, Murara percibe que hay cada vez un mayor acercamiento de muchas empresas que están trabajando en varias iniciativas. En ese sentido, comentó que el LATU aporta siempre en vista de la mejora de la productividad y la competitividad de las diversas compañías con las que trabaja.
El otro gran desafío que se presenta, que va a servirle al país y a la producción en general, es el desarrollo de proyectos de hidrógeno verde. Allí el LATU cumple un papel importante, aportando fondos en las iniciativas de hasta US$ 1.000.000 por año por un plazo de 10 años.
Una industria totalmente sustentable
La expectativa del entrevistado con respecto a la industria siderúrgica, donde se desempeña, es que el mercado se mantenga como hasta ahora. En esta área el país está viviendo un “buen momento” hace ya un año y medio o dos, aseguró. A su vez, sostuvo que en Uruguay hay materia prima para hacer muchos de los productos que se venden, pues se hacen a partir de chatarra, lo que ha dado una ventaja comparativa en un contexto como el actual.
En ese sentido, el principal reto de este sector es seguir mejorando en productividad, en competitividad, y mantener una buena posición dentro del país. “Esta es una industria 100% sustentable porque se reciclan todos los productos que hay, lo que tiene un valor importante en el mundo. Hay desafíos, pero hay un futuro para mantenerse bien”, concluyó.