La negativa de Lacalle Pou y la persistencia de los jóvenes que querían que fuera su líder

Con perseverancia y firmeza > ASÍ SE GESTÓ LA LISTA DEL FUTURO PRESIDENTE

Crédito: David Puig

En el 2006, con 33 años, Lacalle Pou atravesaba su segunda legislatura como diputado por el departamento de Canelones. Todavía no tenía planes de entrar en Montevideo; pretendía hacerlo en otro momento y en un contexto diferente. Pero el interés que generaba en un grupo de gente joven que deseaba darle su apoyo terminó cambiando el rumbo de sus perspectivas.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

Los jóvenes provenían de diversos ámbitos y estaban en busca de un liderazgo. Querían dedicarse a la actividad política. El perfil del hoy líder nacionalista les llamaba la atención: les gustaba su “sensatez” y su forma de declarar.

Fue así que uno de ellos, el diputado electo por segunda vez consecutiva, Martín Lema, hizo el primer contacto a través de un senador blanco de esa época. Lo llamó y acordaron una reunión para conversar. Lema y dos compañeros se presentaron en el despacho de Lacalle para plantearle la iniciativa de empezar un proyecto en Montevideo encabezado por él.

Lejos de colmar sus expectativas, se fueron de allí un tanto decepcionados. Es que el entonces legislador los “pateó”, según recuerda en diálogo con CRÓNICAS el propio Lema. Lacalle Pou les explicó que no tenía espacio para ellos porque pensaba ingresar de otra manera a la capital del país y no quería hacerles perder el tiempo.

Pese a que salieron de esa reunión un poco desahuciados, valoraban la sinceridad y la honestidad del exsenador. Eso fue lo que reafirmó su elección e hizo que siguieran insistiendo en la posibilidad de formar un proyecto con él. A los dos meses acudieron nuevamente con el mismo propósito: le pidieron una oportunidad para acompañarlo. La respuesta que recibieron fue igual a la primera.

Después de evaluar la situación y el futuro del grupo, los jóvenes entendieron que cada vez se aferraban más a su estilo y que esa “honestidad brutal” los convencía, y concluyeron: “Es con Lacalle Pou o no es”. Entonces le solicitaron que lo pensara.

Tras meses de persistir, consiguieron su objetivo. Lacalle llamó a Lema y le preguntó: “¿Cuándo arrancamos?”. Enseguida pautaron un encuentro y él les contó qué lo había hecho cambiar de opinión. Había realizado un viaje donde conoció una cantidad de ministros, legisladores y protagonistas políticos jóvenes, y fue ahí cuando entendió que era injusto no abrirles las puertas a nuevos militantes que querían aportar.

De ese modo se gestó la 404 (Aire Fresco). La primera instancia electoral en la que participó esa lista fue en la elección de jóvenes de 2007, encabezada por Lema.

Otro de los protagonistas de esta historia es Nicolás Martinelli, asesor de Lacalle Pou en el Senado y uno de los fundadores de la 404. También rememora la persistencia que debieron tener para lograr su cometido. Si bien remarca el entusiasmo con el que salieron a la cancha en la votación juvenil, dice que estaban en una etapa “de prueba” en Montevideo, sin apoyos ni dinero para la campaña.

En ese momento hicieron fiestas y rifas para recaudar fondos, y finalmente su lista terminó siendo la sexta más votada en 118 que compitieron en el departamento.

Más tarde, en 2008, la 404 fue presentada públicamente, y en las elecciones internas de 2009 obtuvo un caudal electoral tan importante que le permitió a Lacalle Pou liderar una agrupación nacional.

“Un buen presidente”

Con el tiempo, el nacionalista se convirtió en el líder que colmó las expectativas de estos jóvenes que vieron en él, incluso cuando nadie se lo planteaba, sus posibilidades de llegar a presidente. Tan es así que en la primera reunión que tuvieron le preguntaron: “¿Vos querés ser presidente?”. Él respondió: “No, yo quiero ser un buen presidente”.

Los integrantes de lo que es actualmente el sector Aire Fresco destacan las posibilidades que les dio Lacalle Pou para poder dedicarse a la política, que “es una herramienta para ser mejores personas, como siempre Luis trató de transmitir”, sostiene Lema.

Martinelli empezó a trabajar formalmente con Lacalle en 2011, cuando este fue presidente de la Cámara de Representantes, contó entrevistado por CRÓNICAS. En 2014 recorrieron el país. El asesor manejaba y Lacalle iba de acompañante. En el trayecto iban anotando ideas para el posible programa de gobierno. Más adelante se sumó al grupo el futuro ministro de Educación, Pablo da Silveira, con quien Martinelli colaboró en la coordinación de los equipos técnicos.


“Un rebelde con causa”

Con esas palabras define Martín Lema a Lacalle Pou. Hoy ve en él, por un lado, una evolución desde el punto de vista del conocimiento y la visión del Estado; por otro, el mantenimiento de la rebeldía. “Nosotros tenemos un presidente electo que realmente es un rebelde con causa”, asegura. Agrega que la gente empezó a notar eso en 2012, a medida que iba recorriendo el país. En ese momento los ciudadanos ya le reclamaban que presentara su candidatura. Además, haber sido presidente de la Cámara de Diputados también levantó su perfil público.

El diputado resalta del futuro mandatario “la sinceridad, la sensibilidad, el coraje y la capacidad”. Asimismo, tiene la expectativa de que estará a la altura de dejar un país mejor que el que va a recibir. A pesar de las circunstancias adversas que pueden llegar a darse, está convencido de que Lacalle va a encabezar un gran gobierno.

Para Lema, el líder blanco ya estaba preparado para gobernar en 2014, pero la gente entendió que había que darle una oportunidad más al Frente Amplio.

La conformación de la coalición multicolor la ve con optimismo, porque considera que eso quiere decir que los uruguayos eligieron la pluralidad para dar señales de convivencia, de tolerancia y de intercambio respetuoso de búsqueda de acuerdos.

Tanto él como Martinelli definen a Lacalle Pou como un “estadista”, por su discurso, su visión de país, pero, sobre todo, porque supo ver lo que podía pasar y tejió los lazos a tiempo para cuando llegara la instancia de acercarse a los otros socios.

“Para mí Luis es un líder excepcional, como pocos, sincero, frontal, honesto”, opinó Martinelli. El dirigente espera que el futuro presidente protagonice un muy buen gobierno, “por su capacidad de trabajo, de delegar, y porque se rodeó de un conjunto de gente con la que viene trabajando desde hace muchos años”.