Esta semana se cumplieron los primeros 100 días de gobierno de la coalición que encabeza el presidente Luis Lacalle Pou. La gestión exitosa de la crisis sanitaria, la actitud de escucha a la oposición y el liderazgo que ha permitido mantener unido al bloque multicolor, son factores que llevan a un balance positivo, según afirmaron a CRÓNICAS varios analistas políticos.
“Quiero ser un presidente que se haga cargo”, dijo una y otra vez Lacalle Pou durante la campaña electoral de 2019. Con esa premisa desarrolló una gestión al frente de la pandemia del Covid-19 –que arribó al país a los pocos días de comenzado este gobierno- que es vista como ejemplo a nivel mundial.
De esa manera, sin llegar a la medida extrema de la cuarentena obligatoria que solicitaban algunos sectores políticos y sociales, logró, en permanente asesoramiento con la comunidad científica, una disminución notoria de los contagios. A esto se le suma que, a diferencia de otros países, Uruguay no llegó a padecer la saturación del sistema de salud.
Los índices de aprobación del mandatario, muy por encima del 50%, demuestran que la evaluación de la propia población es positiva, en el marco de una crisis sanitaria y económica sin precedentes. En ese aspecto, los primeros 100 días de gobierno son exitosos, de acuerdo con la socióloga y directora de Cifra, Mariana Pomiés. Quiere decir que supo cómo manejar bien una situación adversa, con la que obtuvo “el respaldo popular”.
Estos primeros meses de un gobierno “atípico”, con una inesperada epidemia que desde un primer momento despertó miedos e incertidumbres, tuvieron como centro de la comunicación de la administración y el manejo de los medios al propio Covid-19, destacó el politólogo y director de Factum, Óscar Bottinelli. En ese sentido, Uruguay salió muy bien comparativamente, donde confluyeron tres aspectos: una conducción exitosa, el atinado comportamiento de la población –en términos generales- y la existencia de un sistema sanitario sólido.
Es así que el nuevo coronavirus, para el experto, “benefició” la imagen del presidente, le generó un protagonismo manejado comunicacionalmente de forma correcta, donde “no hubo ninguna improvisación ni en los mensajes ni en las conferencias de prensa”. Esto hizo que saliera “fortalecido”, pese a esta coyuntura negativa.
Por su parte, el sociólogo y analista político Federico Irazabal, entiende que esta crisis global condicionó la acción política del gobierno e incluso algunas de las medidas económicas. No obstante, destacó que la coalición multicolor pudo llevar adelante varias acciones que el presidente tenía previstas para el inicio de su mandato, referidas al ordenamiento de las cuentas públicas para abatir el déficit fiscal y al cambio en la política de seguridad.
Con el avance de la pandemia en Uruguay, la agenda se instaló en torno a ese tema. Esto supuso un “beneficio” para la imagen presidencial, que no es de casualidad: “Tomó las medidas acertadas en el momento justo”, aseveró.
Los tres especialistas consultados coincidieron en lo ventajoso que resultó para Lacalle Pou la realización de conferencias de prensa con frecuencia, donde se lo ve rodeado de un equipo. Esto corresponde a un estilo de políticos de nueva generación que se está dando en distintas partes del mundo, explicó Bottinelli.
Según Pomiés, la gente está satisfecha con lo que está haciendo el primer mandatario. “Él se puso a capitanear el barco y cree que esa es la estrategia adecuada; por ahora le viene dando resultado”.
Irazabal, en tanto, opinó que a Lacalle Pou lo caracteriza “la famosa frase de hacerse cargo; eso se ha visto en su manera de gestionar, con mucha presencia y no delegando demasiado los temas en sus ministros”.
El éxito de la LUC
Los primeros 100 días de gobierno también estuvieron marcados por el avance de la ley de urgente consideración que, tras haber sido aprobada en el Senado, se encuentra a estudio de la Cámara de Diputados. Esta iniciativa era fundamental para el proyecto de país que planteó el presidente para estos cinco años y se encamina a ser sancionada por el Parlamento.
En ese contexto, el Partido Nacional debió ceder en varios asuntos que pretendía concretar, lo que dejó en claro el “buen liderazgo” de Lacalle para mantener a la coalición unida –aunque ha tenido algunas asperezas a la interna-, en palabras de la directora de Cifra.
Fue justamente a través de la ley de urgencia donde el bloque multicolor contempló algunas posturas del Frente Amplio. De hecho, pese a las diferencias conceptuales entre ambos sectores, el partido opositor terminó acompañando el 52% de la propuesta legislativa, tras un proceso de negociación.
El Partido Nacional debió ceder en varios asuntos que pretendía concretar, lo que dejó en claro el “buen liderazgo” del presidente para mantener a la coalición unida, sostuvo Mariana Pomiés.
Bottinelli considera que no es menor que la mitad del articulado haya salido por unanimidad. “Inclusive hubo artículos que el FA no llegó a votar, pero en los cuales ajustó la redacción. Eso marca una actitud de colaboración de la oposición y de receptividad de la mayoría parlamentaria”, esgrimió. A pesar de que el proyecto sufrió cambios importantes, lo sustancial, en grandes líneas, se mantuvo.
El rol de la oposición
A esta actitud de escucha a la oposición, se suma el gesto del jefe de Estado de haberse reunido con el expresidente Tabaré Vázquez para intercambiar sobre su propuesta, subrayó Pomiés.
A su vez, Irazabal opinó que el gobierno ha tenido pocas instancias para escuchar a la oposición, por culpa de la misma, que se plantó “muy dura” al inicio del mandato. “Al FA le costó tiempo asumir la derrota y muchos de sus representantes estaban envalentonados con el escaso margen con el que terminaron perdiendo la segunda vuelta”, puntualizó el analista.
Dijo también que esa confrontación dificultó la relación, al igual que la ausencia de un liderazgo claro. “Daniel Martínez perdió, y al ser el candidato presidencial, hubiese sido la principal figura, pero no haber obtenido ningún cargo de representación lo dejó fuera de toda la conversación, al punto tal que después terminó resolviendo ser candidato a la Intendencia de Montevideo nuevamente”, añadió.
Aunque al principio fue difícil, para Irazabal el FA está haciendo una oposición mucho más responsable de la que se esperaba antes del 1º de marzo, a partir de la crisis de la pandemia y del reacomodamiento de algunas de sus principales figuras.
En la misma línea, Pomiés cree que a la coalición opositora le ha costado pararse en ese rol y hasta ahora no ha sido fuerte, puesto que “en una situación de crisis, la gente busca que se apele a lo nacional y al esfuerzo colectivo”.
En tanto, de acuerdo con Bottinelli, el FA tiene un problema: “Todavía no logró aterrizar su cambio de situación inédita –nunca había sido oposición luego de haber sido gobierno- y no procesó un análisis profundo de los hechos que lo llevaron a tener la caída electoral importante que tuvo”. De todos modos, señaló que terminó gestionando una línea de una oposición no ríspida, sobre todo, en relación a la pandemia.
La otra cara de la moneda
El gran golpe del nuevo coronavirus en el país se dio sobre la situación económica. Con una cifra récord de personas en seguro de paro que superan las 200.000, cerca de 20.000 despidos, la significativa desocupación y los altos niveles de actividad informal preexistentes, el gobierno deberá sortear el desafío de recuperar la economía.
Si bien desde el punto de vista sanitario el país logró estar a la altura y paliar las dificultades, el mercado laboral se ha visto afectado y existen muchas incógnitas hacia el futuro.
Al respecto, Bottinelli indicó que la reacción de la economía a través de la apertura de los diversos sectores será fundamental, así como las medidas que tomará el gobierno en esta materia y los impactos que las mismas tendrán.