Leandro Folgar, presidente del Plan Ceibal
La pandemia trajo consigo diversos desafíos para el Plan Ceibal, que debió reconvertir sus programas para poder funcionar en la modalidad virtual. Además, la institución fue fundamental para garantizar que no se perdiera el vínculo entre los docentes y los estudiantes durante el tiempo en el que los centros de estudio estuvieron cerrados, aseguró el jerarca entrevistado por CRÓNICAS. En otro orden, se refirió al proceso de transformación llevado adelante en el organismo y remarcó que es necesario seguir acortando las brechas digitales.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Qué papel jugó el Plan Ceibal en materia educativa durante el tiempo de clases virtuales?
-Ceibal garantizó el contacto entre docentes y estudiantes a través de su plataforma CREA, que es un sistema de gestión del aprendizaje. Después de esa respuesta inicial, gradualmente fue implementando servicios que se podían brindar frente a la incertidumbre. Por un lado, creó formatos televisivos para tratar de llegar a aquellos estudiantes que no contaban con las herramientas para mantener el vínculo a distancia. Además, mantuvo un área de contacto con docentes, familias y estudiantes con la campaña “Ceibal en casa” y reconvirtió todos sus programas para poder funcionar en la virtualidad plena.
Al mismo tiempo, pasó por un proceso interno de modernización para convertirse en la agencia de innovación con tecnologías al servicio del sistema educativo uruguayo. Estos meses han sido de gran transformación; el Ceibal que existía antes de la pandemia es muy distinto al que Uruguay tiene hoy.
-El Plan Ceibal ha sido una de las herramientas destacadas por este gobierno como parte de las gestiones “positivas” de las administraciones frenteamplistas. ¿Cuál fue el panorama que encontró cuando asumió?
-Yo me encontré con una organización seria, responsable, que tenía procedimientos internos muy ágiles, con un compromiso muy bueno con el trabajo y con mucho más potencial del que se estaba aprovechando. A su vez, la institución estaba centrada en la oferta y no era muy consciente de cuál era la demanda de los beneficiarios para labores educativas. En tanto, había logrado responder muy bien a mitigar la brecha de acceso a tecnologías digitales, pero tenía mucho por hacer en cuanto a apalancar las tecnologías a favor de la educación.
-¿La institución estaba preparada para afrontar el desafío que implicó la pandemia?
-Creo que ninguna organización estaba preparada. Lo que tenemos que mirar es si efectivamente pudo dar respuesta o no. Hubo que reparar el avión en vuelo, transformarlo, en un momento de altísima demanda. El compromiso de los equipos fue muy grande. Ceibal tenía optimizadas sus conexiones a nivel de centros educativos, pero los estudiantes y docentes estaban en sus hogares, por lo tanto, toda esa infraestructura no se podía utilizar. Hubo que crear un software para entregar los dispositivos de manera descentralizada y con los centros cerrados, y generar contenidos para funcionar de forma virtual.
–Pablo da Silveira dijo a CRÓNICAS que las tasas de utilización del Plan Ceibal se multiplicaron y que las metas que se habían trazado a dos años se cumplieron en un mes, debido al cierre de los centros de estudio, que implicó la educación virtual. ¿Cómo fue transitar ese proceso?
-Para nosotros implicó varios desafíos, en particular, hubo que robustecer todo lo que tiene que ver con infraestructura tecnológica de hardware para poder brindar el servicio apropiado a ese nivel de tasas de uso. Hubo que innovar, hacer acuerdos con nuestros proveedores y desarrollar soluciones concretas para alojar los servicios que estábamos brindando y liberar el tráfico por internet desde los hogares para que se pudieran dar las interacciones educativas en ese contexto.
Ceibal, entre 2020 y 2021, logró crear algo que es bastante único en la región y en el mundo, que es que tengamos un sistema educativo público tanto a nivel presencial como virtual, que no tiene barreras de costo en cuanto al internet y los dispositivos para aquellas personas en contextos más críticos. Igualmente, hay que seguir acortando la brecha educativa entre los niveles socioeconómicos más desfavorecidos y los más favorecidos.
Luego se creó la mesa interinstitucional de datos alojada en Ceibal, donde se obtenía en tiempo real la información de la interacción y el uso de las plataformas educativas. Eso les permitió a las autoridades sanitarias y educativas tomar decisiones basadas en evidencia, priorizando las situaciones más vulnerables. Por eso se destaca internacionalmente el éxito de la gestión de Ceibal durante la pandemia.
-De todas maneras, hubo sectores más vulnerables que no pudieron acompasar ese pasaje a lo virtual y conectarse igual cantidad de horas que los niños y jóvenes en situaciones favorables. ¿Hay algo al alcance de la institución para contrarrestar esas desigualdades?
-Esas desigualdades se están viendo a nivel internacional y local; tienen que ver con cuestiones estructurales, sociales, y deben ser atendidas en forma multidisciplinaria. La apertura de centros educativos más vulnerables, que se hizo primero que el resto, fue orientada en ese sentido. Se logró mitigar una de las brechas digitales, que era el acceso a dispositivos y a internet, que es un gran paso. Tenemos programas específicos, como Jóvenes a Programar, que trata de acercar habilidades tecnológicas a jóvenes que no han tenido la oportunidad previamente; y Aprender Todos, que busca acompañar centros de educación técnica y secundaria para que tengan una lógica adicional de seguimiento de trabajo por proyectos.
–En la entrevista que le mencionaba, Da Silveira dijo: “La educación virtual prolongó las fragilidades que ya existían, entonces, ha habido una desigualdad grande según el nivel socioeconómico en las tasas de conexión, en el tiempo de permanencia en las plataformas, en la cantidad de tareas terminadas. Los que menos veces se conectaron, los que menos tiempo estuvieron conectados, los que menos tareas completaron en el mundo virtual, son los que en el mundo real más repiten, menos aprenden y antes abandonan los estudios”. ¿Qué reflexión le merece?
-Que tenemos un desafío grande a nivel global en educación. Nuestras soluciones aportan cuando son utilizadas de manera sistemática y prolongada, y las intervenciones están mediadas por los docentes, que son quienes favorecen que ese uso pueda ser más aprovechado por sus estudiantes. Aspiramos a tener sistemas de apoyo y formación para que los docentes puedan aprovechar más las soluciones que brindamos, de modo que puedan conseguir sus objetivos de aprendizaje.
Hubo un aumento exponencial de la utilización de las plataformas
-¿Cómo evalúa el porcentaje de uso de las plataformas de Ceibal actualmente?
-Es tremendamente superior al que existía en el pasado, que es acorde con el esfuerzo que se hace para que estas herramientas estén disponibles. La cantidad de utilización tiene que estar determinada por lo que se quiere lograr en el sistema educativo. En Ceibal podemos decir qué porcentaje de uso es más conveniente o logra ciertos resultados según la evidencia que tenemos, pero el factor más importante ahí son los docentes, es decir, cómo utilizan esas herramientas y en qué medida entienden que es importante utilizarlas y para qué fines.
El proceso de transformación curricular en el que se está trabajando va a ser crucial para definir cuánto deben ser usadas las plataformas, de qué manera y con qué objetivos.
Apostamos a la independencia de los centros y a que cada uno pueda encontrar cuál es el mejor nivel de uso según sus metas. Es cierto que todavía hay instituciones donde el aprovechamiento de las plataformas no es el mismo que en otras, pero eso corresponde a factores contextuales. Sabemos que aquellos centros educativos que tienen una declaración de intencionalidad de cómo van a usar las plataformas, obtienen mejores resultados educativos.
-¿Cómo se han adaptado los docentes a esta aceleración en la utilización de las herramientas de Ceibal?
-Esa es de las respuestas más contundentes que hemos tenido. Prácticamente un 50% de los docentes del país han pasado por los cursos de formación de Ceibal entre 2020 y 2021. La escuela de verano que estamos preparando y el curso de directivos que ya se lanzó –que tiene mil participantes de todo el país- van a implicar el cierre de las estrategias de formación de 2021 y una fuerte impronta en los siguientes niveles para 2022.
Eso ha tenido un correlato muy concreto en el tipo de uso que se hace de las soluciones de Ceibal. Hemos visto que después de la formación tan intensa, el uso de los instrumentos por parte de los docentes y los estudiantes ha sido mucho más intencionado y profesional. Eso nos da la pauta de que está funcionando y que han crecido mucho sus habilidades.
Las condiciones para incorporar una nueva manera de trabajar tal vez no eran las más favorables en una pandemia, pero ahora, con las cuestiones sanitarias más controladas, tenemos la esperanza de que esas prácticas educativas que se han transformado se vuelvan moneda corriente en todos los centros de estudio.