Martín Lema, presidente de la Cámara de Diputados
Luego de un año que estuvo marcado por la pandemia, este domingo Lema abandonará la Presidencia de la Cámara de Diputados. Según expresó en conversación con CRÓNICAS, culminó su gestión con los objetivos cumplidos, donde destacó un ahorro de más de 4.000.000 de dólares. Por otro lado, el nacionalista sostuvo que el 2020 fue un año muy exitoso para la coalición de gobierno y fue duramente crítico con el Frente Amplio (FA). “Es bueno que la oposición controle, pero lo que yo veo es un FA que no está en sintonía con lo que está pasando”, opinó.
El menú En la cava de Panini’s, el jerarca degustó bife madurado, acompañado de cremoso de verduras de estación y chips de boniato con gremolata de ajo y limón, y para beber optó por Coca-Cola light. Para extender la sobremesa, eligió té.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Deja la Presidencia de Diputados satisfecho con lo realizado?
-La valoración sobre la gestión no me corresponde hacerla a mí, sino a los diputados de todos los partidos y a la ciudadanía. Yo tengo la serenidad de haber cumplido con el 100% de los objetivos que nos trazamos, que se basaron en cuatro pilares: plan de austeridad, programa de modernización legislativa, programa de participación ciudadana y fortalecimiento del control.
-Un mes luego de su asunción, llegó la pandemia. ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que debió afrontar?
-Eso fue un desafío porque si el coronavirus afectaba a través de distintos brotes al Parlamento, eso hubiese interrumpido u obstaculizado tareas que son básicas. Por ejemplo, la ley de urgente consideración (LUC), una vez que ingresó, tenía plazos constitucionales que había que cumplir, así como otras leyes. Se votaron diversas normas que eran herramientas para combatir la pandemia, como el Fondo Coronavirus, la Ley de Telemedicina, leyes de seguro de paro.
Después, cada pilar que te comentaba tenía un desafío. En el plan de austeridad eliminamos la partida de prensa que eran 33.000 pesos por legislador, por mes, hacía 30 años. Ya estaba instalada la posibilidad de eliminarla, pero nunca se daba ese paso; acá se hizo y con el voto de todos los partidos políticos, situación que celebramos. También eliminamos la partida de fotocopias, limitamos el pago de jornales por concepto de licencia de los legisladores, se redujo el rubro de inversiones, el 45% de las vacantes y gastos de cafetería. Todo eso derivó en un ahorro en 2020 de 4.200.000 dólares.
-¿Considera que ese dinero se estaba malgastando anteriormente?
-No, todo presidente de Cámara o administrador pone su impronta. Nosotros teníamos una premisa de que cada peso mueve la aguja; había gastos que se justificaban y otros que no, y tomamos la austeridad como conducta.
Desde el año 2011, con el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Luis Lacalle Pou, se empezó una modalidad de devolución a Rentas Generales, y cuando algo funciona bien y es una señal positiva, hay que tomarlo. Nosotros quisimos tener ese plan ambicioso con una reducción presupuestal, para que durante los próximos años haya que pedir menos dinero a Economía, pero eso tiene que estar acompañado de la eficiencia.
-En el período anterior usted estaba muy enfocado en temas de salud. ¿Tiene pensado retomar ese camino?
-El tema de la salud me apasiona, así como los temas sociales; me surge naturalmente trabajar en esas áreas. Si bien sigo siendo diputado, al ser oficialista siento que tengo mayor responsabilidad porque tenemos que rendir cuentas de forma permanente. Es decir, si siendo de la oposición me dedicaba a esos temas y cuestionaba a la administración, ahora amerita que profundice en eso brindando las soluciones a las críticas que en su momento hice.
Yo aspiro a ser un interlocutor entre el día a día de los uruguayos y el gobierno, con un acento muy importante puesto en Montevideo y con la vocación de ser representativo en general. Tenemos que ser una puerta de entrada a la recepción de diferentes sugerencias, propuestas e ideas.
-¿Le quedó algún tema pendiente del quinquenio pasado?
-No. Siento que cumplí con mi tarea en la parte del control en ASSE y en las propuestas, como fortalecer la fiscalización y contribuir con la descentralización a través del IMAE cardiológico de Salto. Si quedan temas pendientes o no, no lo analizo porque di el máximo de lo que estaba a mi alcance.
-¿Cómo evalúa la gestión de la coalición multicolor, que ya lleva casi un año de gobierno?
-La coalición ha sido una herramienta sólida, positiva y necesaria, y es plural; a pesar de que haya cinco partidos políticos diferentes, entendieron que había puntos en común que se debían fortalecer por el bien del país. En ese sentido, si uno analiza el 2020, ha sido un año sumamente exitoso para la coalición como instrumento.
El 13 de marzo se decretó la emergencia sanitaria, o sea, una coalición que hacía 13 días que estaba en el gobierno tuvo que enfrentarse a eso con ministros y jerarcas de distintos partidos, donde todos tenían que empujar para el mismo lado, y existía el desafío de que la pluralidad fuera un potencial. Así fue que se dio y por eso hubo una cantidad de resultados en el abordaje del contexto sanitario.
El gobierno estuvo a la altura de las circunstancias. Así como se tuvo que preparar para los imprevistos rápidamente y dar respuestas, después había que sacar la LUC y se logró, y lo mismo con la Rendición de Cuentas y el Presupuesto Nacional, que se llevaron adelante de forma exitosa.
-¿Por qué después de un año no se ha conformado un ámbito de diálogo donde participen todos los miembros, que es algo que han pedido referentes de otros sectores de la coalición como Manini y Sanguinetti?
-Desconozco los diálogos que puedan haber tenido en el Poder Ejecutivo y no me corresponde a mí pronunciarme. A nivel del Parlamento, prácticamente todos los lunes en la Cámara de Diputados nos reuníamos con los miembros de los distintos sectores de los partidos políticos que conforman la coalición. En diversos ámbitos parlamentarios funcionó muy bien la coordinación permanente.
-Pero ¿cree que se debería conformar ese ámbito que reclaman?
-Hay que ver cómo define cada uno qué ámbito y con qué alcance, porque cuando hay una reunión de gabinete están contemplados partidos de la coalición y son espacios donde se conversa. Después, está la instancia del acuerdo con el presidente de la República, donde van el ministro y el subsecretario, y también coordinan diferentes ministerios para poder complementarse. Hay que ver cuál es el ámbito que se está reclamando.
-Un espacio donde estén los líderes de los cinco partidos de la coalición.
-Yo desconozco el nivel de insistencia, el formato, cuál es el planteo, dónde se hizo y cuáles fueron las respuestas, por lo tanto, no quiero hacer una expresión por titulares donde no tuve los intercambios como para realizar una valoración con propiedad.
-¿Cómo analiza las diferencias a la interna de la coalición?
-La coalición se enriquece con ciertas diferencias. Nadie espera que cinco partidos políticos que tienen orígenes, tradiciones, propuestas y dirigentes distintos, tengan unanimidad en todos los temas. En el momento en que se conformó la herramienta ya se sabía que había una pluralidad de visiones.
-Tras la aprobación de la LUC y la Ley de Presupuesto, donde se incluyeron muchos de los puntos del “Compromiso por el país”, ¿hace falta una nueva agenda temática que impulse a la coalición a futuro?
-Cada partido político, según lo que vaya entendiendo que el país necesita, lo va a volcar a su bancada, a la coalición y después al plenario. Eso se va a ir dando naturalmente según las visiones que tenga cada legislador; no creo que haya que atarse nuevamente a otro compromiso, porque ahora hay que darle impulso a una cantidad de normas que fuimos votando, hacer un análisis de las mismas y ver qué es necesario poner arriba de la mesa para empujar al país.
-En el combate a la pandemia, Uruguay empezó siendo un ejemplo a nivel mundial pero luego empeoraron las cifras de los contagios y se tardaron las negociaciones por las vacunas. ¿Qué opinión tiene al respecto?
-Las vacunas constituyen uno de los elementos del combate al covid-19. Hay otras medidas que Uruguay ha tomado desde el día uno, que nos hicieron sostener resultados parciales que, en comparación con otros países del mundo, nos posicionan en un muy buen manejo de la pandemia.
Un programa de vacunación no puede ser valorado por el primer vacunado sino por el último, por lo tanto, para hacer una valoración con propiedad sobre cómo va a ser ese proceso en Uruguay hay que esperar a que, con el correr del tiempo, podamos analizarlo.
“Durante todo este año ha habido un cúmulo de contradicciones en el FA”
-¿Cómo ha sido el relacionamiento del oficialismo con la oposición?
-El FA está con una combinación de falta de liderazgo y ansiedad por criticar todo, lo que es contraproducente para la propia fuerza política. Esa postura donde nadie lidera y está esa actitud de que “a lo que se mueva le pegamos”, es desacertada, más en los tiempos que corren.
-¿Percibe que la actitud del FA es solo de crítica?
-Las críticas, los cuestionamientos, las sugerencias, las propuestas, son parte del rol de la oposición, pero me parece que hay una ansiedad por la crítica permanente. Está bien que se hagan llamados a las comisiones, pedidos de informes; es bueno que la oposición controle, pero lo que yo veo es un FA que no está en sintonía con lo que está pasando, con la pandemia.
Durante todo este año ha habido un cúmulo de contradicciones en el FA, donde pasaron de pedir la cuarentena total a cuestionar la medida con respecto a las aglomeraciones. Eso es porque no tienen un rumbo claro. Muchos dirigentes del FA al principio de la pandemia buscaban la represión, porque para actuar en consecuencia de su pedido había que limitar una cantidad de derechos de los uruguayos.
Con el programa de vacunación, por ejemplo, hay un hincapié permanente en que viene retrasado, y en realidad, para analizar el éxito del mismo, hay que darle tiempo.
-En el período pasado, la oposición decía que el FA no la escuchaba y que gobernaba con mayoría parlamentaria. Ahora el FA dice que el oficialismo no lo escucha. Lo han dicho referentes como Bonomi y Topolansky, entre otros.
-Por supuesto que se escucha, como se hizo con esa propuesta de la cuarentena total, lo que pasa es que no estamos de acuerdo. Tienen que entender que escuchar no significa atarse a la iniciativa, sino recibirla y dialogar.
A nosotros nos eligieron para cambiar una cantidad de cosas que se hacían, y sin espíritus refundacionales, porque es evidente que todo gobierno va dejando su impronta, pero en una cantidad de temas la gente votó algo distinto, entonces el FA no puede pretender que hagamos lo mismo que se hacía en su gobierno, porque hay concepciones diferentes en muchos aspectos.
-Uno de los reclamos del FA es que se deberían destinar más recursos a la emergencia socioeconómica. ¿Se hizo lo suficiente en ese sentido?
-Se está haciendo todo lo posible. La máquina de hacer plata no existe y hay que tener en cuenta que, si cada recurso que se destina no tiene un manejo responsable, alguien lo va a pagar, entonces, no se trata de pedir al boleo. El político que lo único que hace es pedir plata, no está a la altura de las circunstancias, porque es muy fácil reclamar más plata para todo, el tema es proponer políticas que puedan generar estabilidad, prosperidad y que sean sostenibles en el tiempo.
Creer que las cosas funcionan con recursos es una concepción salvajemente capitalista. Los recursos son necesarios para impulsar una serie de políticas, pero también hay que poner todo el intelecto, las personas y los elementos de gestión que no solamente pasan por la plata. El FA no ha sido responsable en una cantidad de casos en el manejo de los dineros y se pensaron que solamente asignando más recursos a diversas áreas iban a aparecer los resultados, como en seguridad, en educación, pero no es así.