Las autoridades confían en que el cambio de paradigma de las políticas de seguridad ya ha dado sus frutos. No obstante, son conscientes de que todavía es apresurado determinar una tendencia a la baja de los delitos porque para ello se necesita más tiempo.
Entre marzo y abril, los homicidios disminuyeron un 15,63%, las rapiñas un 32,02%, los hurtos un 19,73% y la violencia doméstica un 16,33%. Esos datos fueron informados por el diario El País el pasado martes 5 y confirmados por CRÓNICAS.
Mientras que la administración anterior publicaba las cifras de los delitos en forma semestral y anual, el nuevo gobierno adoptó un criterio diferente. Es así que, a partir del inicio de este período, los datos serán brindados de manera trimestral, es decir, cuatro veces al año.
Es por ello que a principios de abril se dieron a conocer los números cerrados en marzo. En ese lapso se registró una caída de hurtos y rapiñas, pero un incremento de los homicidios, en comparación con el mismo mes del 2019.
La próxima información oficial será publicada a principios de julio, luego de que culmine un nuevo trimestre.
Sin embargo, ya es un hecho que de marzo a abril hubo una significativa baja en los crímenes, lo que representa una esperanza para el gobierno hacia el futuro. De todas formas, las autoridades son conscientes de que todavía es muy apresurado determinar que hay una tendencia de reducción de las cifras porque para ello se necesita más tiempo.
Según dijeron a CRÓNICAS fuentes del Ministerio del Interior, la disminución se debe a que hoy hay presencia policial y, por lo tanto, prevención y disuasión del delito. “Basta salir a la calle para ver policías”, graficaron. Además, destacaron que los resultados se obtuvieron con los mismos elementos que existían antes, es decir, no ingresaron nuevos efectivos policiales ni se compraron vehículos.
“La diferencia está en la gestión, en la planificación y en la distribución”, comentó uno de los jerarcas. En el gobierno pasado, la gestión estaba centralizada en el Centro de Comando Unificado, donde, según la actual administración, los jefes de cada seccional carecían de autonomía, la cual hoy les fue “devuelta”.
Inclusive, el capítulo relativo a la legislación policial que está incluido en la ley de urgente consideración, va en el sentido de “respaldar” a la policía. El objetivo es facilitarle los instrumentos para que actúe como brazo ejecutor del Estado, brindando las mismas garantías que otras instituciones estatales.
La orden para el personal policial, por el momento, es hacer un patrullaje planificado, con recorridos, horarios, pautas y un protocolo de actuación, lo cual ya ha comenzado a tener efecto, opinaron los informantes.
Explicaron que los primeros que notan ese cambio son los delincuentes, que son los que están más atentos a visualizar si hay presencia policial en la calle por la consecuencia que eso va a generar. Por ende, “hoy son ellos quienes se sienten inseguros de andar por la calle”.
Por otro lado, CRÓNICAS pudo saber que los datos oficiales muestran una disminución de los suicidios durante el primer cuatrimestre, cayendo casi un 9%.
Un cambio de rumbo diferente
A propósito de las nuevas cifras, CRÓNICAS entrevistó al consultor en seguridad y director de The Guardian Group, Edward Holfman, quien sostuvo que cuando cambia el signo político en el gobierno, se da un fenómeno llamado “enfriamiento” de los delitos.
Esto es así puesto que al renovarse los cuadros políticos, el rumbo en materia de seguridad es distinto y los propios delincuentes comienzan a adaptarse a la nueva realidad. “El enfriamiento se da principalmente con los hurtos y las rapiñas, debido a que la mayoría de los homicidios son por ajustes de cuentas o conflictos criminales. Estos son difíciles de contener porque ya vienen arrastrando problemas territoriales”, señaló.
El tema de la pandemia también repercutió en la seguridad, afirmó, ya que hay menos gente en la calle y, por tanto, menor cantidad de víctimas para el delito. A la par de una caída de la movilidad urbana, aumentó el control policial, no solamente para prevenir el accionar de los delincuentes, sino también la aglomeración de las personas en espacios públicos y así evitar el contagio del virus.
Con la emergencia sanitaria en curso, los criminales también tomaron sus recaudos. Significa que se ha visto un crecimiento en los delitos informáticos, sumado al surgimiento de una rama de delincuentes que se ha volcado a falsificar o robar insumos y equipamientos médicos.
Igualmente, el experto entiende que al mismo tiempo hubo un impacto directo sobre la baja de los delitos, que se dio por el cambio de paradigma en las políticas de seguridad del gobierno entrante.
Además de la descentralización del Centro de Comando Unificado, ocurrió algo, para Holfman, determinante: que “el gobierno demostró que apoya a los policías” y estos “se sienten respaldados”. A esto se suma que la ley de urgencia busca respaldar a la policía a través de la legítima defensa.
Entonces, “se modificó aquella forma que había de centralizar todo y eso ha dado paso a que haya más policías en la calle, lo que se vio desde las primeras semanas de marzo. O sea, hay otro tipo de patrullaje y un enfoque de la seguridad pública completamente distinto al del Frente Amplio”, puntualizó.
A su vez, a mediados de marzo, las Fuerzas Armadas comenzaron a controlar las fronteras terrestres, marítimas y aéreas. Esto, de acuerdo con el especialista, “contribuyó a que los niveles de seguridad fueran mayores, porque la droga es una de las cosas que incentiva toda la violencia, los ajustes de cuentas y la guerra por territorios”.