Andrés Ojeda, dirigente del Partido Colorado (PC)
A un año y medio de las elecciones nacionales, el dirigente colorado considera que todavía no es tiempo de hablar de candidaturas. Entrevistado por CRÓNICAS, evaluó la gestión del gobierno y remarcó la importancia de la continuidad de la coalición multicolor, por entender que ese es el camino para que Uruguay se convierta en el primer país desarrollado de América Latina. “Esa es una de las razones principales por las que estoy tan vinculado a esto”, comentó sobre su trabajo en política. En la misma línea, aseguró que, si no hay una coalición “fuerte”, el proyecto no continuará “para nadie”.
El menú El Dr. Ojeda degustó corvina rubia a la plancha con arroz basmati persa, alubias y cebolla caramelizada, sanfaina y milhoja de papas, menú que acompañó con agua mineral. Para extender la sobre mesa, optó por café.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cómo queda el sector tras la renuncia del exministro de Ambiente, Adrián Peña?
-Es innegable que afecta, y cómo queda el sector lo dirá el tiempo. Es la persona que quedó coordinando el sector después de la salida Ernesto (Talvi). Estas denuncias pegan y duelen, y lo que el partido ha demostrado ha sido resiliencia, desde el 2002 para acá. La renuncia de Adrián, así como todos los golpes partidarios que recibimos, son las señales más claras de que los que podemos dar una mano la tenemos que dar. Los barcos no se abandonan. Mi primera elección fue en 2004, por lo tanto, ser colorado es un tema de estricta convicción, no de ninguna conveniencia.
-¿Tiene razón de ser Ciudadanos tras la salida de Talvi?
-Ernesto fue el aglutinador. Yo siempre estuve, pero retorné con mucha fuerza con Ernesto y con el lugar que él dio para algunas figuras más jóvenes que no siempre tenían una ponderación en el PC. El proyecto y las ideas siguen, hoy Ciudadanos tiene 10 legisladores y otros tantos cargos importantes de gobierno, es un sector relevante, socio del Partido Nacional. Razón de ser tiene porque tiene responsabilidades de gestión de gobierno.
Si me preguntás a nivel electoral, no es una discusión para tener hoy. El Uruguay padece de una tremenda “electoralitis”, el uruguayo termina de votar y ya está mirando a quién va a votar en la siguiente elección, pero cuando vos mirás las preocupaciones de la gente, está el empleo, el bolsillo a fin de mes, la seguridad, y yo no veo en esos sondeos a las elecciones de 2024. Esos son más bien intereses de los políticos, entonces, a mí no me gusta que ellos se sienten una entrevista a hablar de sus propios intereses y no de los de la ciudadanía, que son las cuestiones que los deberían desvelar.
-¿Qué es lo que lo desvela a usted?
-Tenemos un gobierno haciendo bien las cosas, pero todavía tenemos gente que duerme en la calle y que come en ollas, esa es la preocupación. Yo sueño con que Uruguay pueda ser el primer país desarrollado de América Latina, es una de las razones principales por las que estoy tan vinculado a esto, porque el país tiene todos los componentes para lograrlo: una democracia envidiada, estabilidad económica, estabilidad gubernamental. Obviamente, este gobierno tuvo que barajar una pandemia, y así y todo tiene indicadores envidiables. Más allá de eso, a mí lo que me mueve y me duele es ver gente que todavía duerme en la calle y que todavía come en ollas, y eso no puede pasar.
-¿A qué lo atribuye? Porque la economía se recuperó.
-Son procesos, las cosas no son automáticas, el golpe de la pandemia fue verdaderamente muy grande. Cuando uno mira los números de empleo pre y pospandemia, realmente el esfuerzo ha sido considerable. El camino es el indicado, por eso estoy tan convencido de que este proyecto de la coalición tiene que seguir, porque Uruguay tiene que ser el primer país desarrollado de América Latina.
-¿Y si gana el Frente Amplio (FA) no podría serlo?
-No digo que no pueda, digo que evidentemente hay cosas que no se van a continuar.
-¿Por ejemplo?
-Ellos mismos han dicho que piensan derogar artículos de leyes importantes, buena parte de la Ley de Urgente Consideración (LUC), lo que obviamente va a afectar en cuestiones de seguridad pública que son fundamentales para la calidad de vida democrática del país. Que quieran derogar el capítulo vinculado a lo policial es un mensaje horrible para la policía. En la campaña por la LUC, en el fondo, le estaban diciendo la ciudadanía que el policía es un abusador y que, si no lo limitamos correctamente, abusa de su poder porque le divierte, entonces, claramente hay dos modelos de país en juego.
-En materia de justicia social, ¿hacia dónde deberían estar enfocadas las políticas? ¿Falta una inyección económica?
-La mejora de los indicadores a veces demora en llegar a los lugares que tiene que llegar porque no es algo automático. Yo veo muy activo el trabajo del Ministerio de Desarrollo Social, no tan ruidoso públicamente, pero con mucho laburo en el territorio. Entonces, de cara a la continuidad del proyecto, una vez que se capeó la pandemia, que la economía se acomoda, que esto empieza a mejorar, uno puede proyectar empezar a tener, no pobreza cero, porque ningún país puede hacer eso, pero hay que acercarse a números propios del primer mundo. España tiene gente durmiendo en la calle. Quizás Uruguay, dado su tamaño, su dimensión, que no tiene los problemas migratorios que pueden tener otros países, puede apostar a cosas muy ambiciosas y ser visto como un verdadero país modelo, como decía Ernesto, como le pasa a Nueva Zelanda, a Australia. No es ninguna locura soñar con eso.
-¿El resto de los partidos de la coalición coinciden con que este proyecto debe seguir adelante?
-Yo sé que sí, lo he hablado con muchos. Todos tienen claro que lo más importante es la continuidad de la coalición porque ninguno llega solo; sin una coalición fuerte, el proyecto no continúa para nadie. Yo converso con todos los dirigentes de los partidos. Lo he hablado con Álvaro Delgado, Luis Alberto Heber, Pablo Mieres. No creo que cerremos este gobierno y cada uno haga lo suyo, el proyecto va a estar mucho más mancomunado. Obviamente, cada uno tiene su perfil y su identidad, y eso no va a cambiar.
Esta coalición ha demostrado que se puede poner de acuerdo en las cosas importantes. Ni una vez en todo el período existió un segundo en el que se pudo haber roto la coalición, y apenas empezó nos decían que no íbamos a durar ni 15 minutos. Que hay discrepancias, obvio, y menos mal, pero el tema es cómo se procesan. Los 13 puntos en los que nos pusimos de acuerdo se respetaron a morir. Incluso algunos partidos votaron cosas con el FA y la coalición lo procesó sin ningún problema. Es una señal de que la madurez sobra.
-Cabildo Abierto ha tenido otro discurso. Lo han dicho Manini y otros dirigentes, que ellos representan un modelo de país diferente, que en Uruguay hay tres modelos de país: el blanquicolorado, el del FA y el de Cabildo. Esto no condice con lo que usted dice.
-Condice sí, porque en el fondo, Manini nunca se salió de los 13 puntos del Compromiso por el País, porque ha sido muy leal e integra la coalición. Todo el mundo puede hacer sus discursos de identidad y de perfil como los crea necesarios, hay gente que va más allá, hay gente que es más conservadora. Ahora, cuando levanta la mano en el Parlamento, vota con la coalición de gobierno en los 13 puntos que acordó. Entonces, que diga lo que sienta que mejor lo va a ayudar a crecer. Si se quiere desmarcar, que lo haga, el tema es que el país se gestione acorde a aquello con lo que se pusieron de acuerdo. Yo participé en el área de seguridad en la creación de esos 13 puntos, me acuerdo de la discusión y lo que fue ponerse de acuerdo en cosas en las que no coincidíamos, pero se llegó y se respetó. Y creo que todos han comprendido la importancia de que el barco siga andando. Por más que Manini tenga su modelo de país, lo va a tener que incluir en el marco de la coalición, porque solo no va a llegar.
-¿Cómo evalúa el rol del PC en la coalición? Sanguinetti y Manini han pedido espacios donde se puedan reunir todos los líderes de la coalición y no ha sucedido. ¿Qué opinión tiene?
-Lamentablemente, a veces la trascendencia pública del PC está asociada a episodios como los recientes, que no le hacen justicia a la participación del partido en el gobierno. Este es el partido que tiene ADN de gobierno desde siempre, por su historia, por eso fue tan incómodo haber sido oposición 15 años, porque no es algo que para nosotros sea natural. En esta administración, todas las personas que tenemos en lugares de gobierno lo han hecho muy bien, incluso las que han salido. Ninguno salió por cuestiones de rendimiento, sino por temas ajenos. A veces me duele un poco que el trabajo del PC no se vea más públicamente.
Sí te digo que me gustaría un gobierno más de coalición, que tuviera espacios como los que el partido ha reclamado, no tanto “pico a pico” como dice Lacalle, sino una mesa de coalición con los principales líderes. Ese es el paso siguiente de madurez de la coalición de gobierno. De todas maneras, la figura de Lacalle Pou y su liderazgo han sido grandes activos. Con respecto a esa mesa de coalición que fue reclamada, vemos que ya no va a llegar.
-¿Descarta ser candidato?
-Nadie descarta nada hoy. Pero yo no me trago ver a los políticos hablar constantemente de sus intereses electorales, prefiero escucharlos hablar de los temas de fondo, que me digan: “Yo quiero un país del primer mundo, sin gente en la calle, con educación de calidad, con justicia social”. Vamos a tener todo el 2024 para hablar casi exclusivamente de esto, dediquemos el 2023 a hablar de lo que vamos a hacer. Yo pienso dedicarle buena parte de mi 2023 al PC.
“Este gobierno se ha dado el lujo de bajar los homicidios y subirlos y siguen por debajo de los de 2019”
-El proyecto del Ministerio del Interior para contar con exreclusos en la mejora de la seguridad, que estaba en el programa de gobierno del PC, fue muy criticado. El senador Charles Carrera, que fue director general de la cartera, dijo a CRÓNICAS que las experiencias que ha habido en otros países no han sido positivas.
-Eso es objetivamente falso, no es un tema opinable. Las experiencias han sido positivas, los números están a la vista. La lucha de los datos es eterna. Ahora critican los datos del Ministerio del Interior, o sea, el mismo que les medía a ellos, ahora mide mal. Igualmente, ¿con qué ha estado de acuerdo Charles Carrera de todo lo que ha hecho el gobierno?
-Él decía, por ejemplo, “no me imagino al Betito Suárez negociando con un interruptor”.
-No todos son Betito Suárez y no todo es blanco o negro. El concepto de la intervención de sociedad civil en materia de seguridad pública es clave en cualquier estrategia de prevención. No hay ninguna estrategia de seguridad pública de ningún país del mundo que no tenga represión más prevención. Además, ellos prometieron una baja de las rapiñas del 30% y de 2005 a 2019 subieron un 337%. Y los homicidios subieron un 105%.
-¿Y la suba que se dio en este período?
-En este período bajaron y luego subieron, pero a menos que la cifra de 2019, es decir, siguen estando por debajo de los números que él nos dejó. Date cuenta de que este gobierno se ha dado el lujo de bajar los homicidios y subirlos y siguen por debajo de los de 2019. Hay que tener perspectiva y decoro a la hora de hablar, usted no viene de un repollo, señor, hágase cargo de lo que dejó, no puede venir en modo analista, no es serio. Le pasa lo mismo que a Leal. No es serio que después de haber dejado la peor crisis de la historia en materia de seguridad pública venga a dar clases.
“Hay una manija antipolicía con la que tenemos que batallar constantemente”
-Usted es abogado del sindicato policial. ¿Cómo ha sido el trabajo allí hasta el momento?
-Yo les agradezco que me tengan tan cerca de sus decisiones, y de hecho siempre me han permitido acompañarlos a todas las reuniones que ha habido con el Ministerio, incluso las que no tienen que ver con temas jurídicos. El sindicato ha sido muy leal en todos los términos y yo siempre he puesto mis responsabilidades profesionales con ellos por delante de todo. Por ejemplo, en junio del año pasado yo estaba en la movilización en frente al Parlamento donde se estaba reclamando al gobierno un aumento de sueldo de la policía en plena discusión del Presupuesto. Fue donde yo sentí que tenía que estar, porque aparte ese aumento había sido comprometido y no estaba llegando. Entonces, quizás yo era de los que se sentía más defraudado por esa decisión y jamás dudé que tenía que estar ahí y reclamar lo que era justo para los policías.
Pasó de ser un cliente en el inicio a hoy ser algo de lo que me siento parte y me identifico mucho. Y ellos me han hecho sentir así. La verdad es que me reconforta que cualquier policía en la calle me pare, me agradezca, me salude; me da una sensación de felicidad y de deber cumplido y de orgullo. Yo tengo la camiseta muy puesta de los policías y de la dura realidad que viven, y trabajo por romper algunos estigmas y prejuicios que no merecen. Uruguay tiene 33.000 policías, la mayoría son pobres, viven con poco, hacen un esfuerzo por sobrevivir y están para trabajar. Y este estigma de que son abusadores o que les gusta pegarle a la gente es algo que tenemos que terminar. Hay una manija antipolicía con la que tenemos que batallar constantemente, y esté donde esté voy a seguir trabajando por la calidad de vida de los policías. Me siento parte de la familia policial.