En un mano a mano con CRÓNICAS, el reconocido politólogo Óscar Bottinelli analizó en clave política el futuro del país y las señales que brindó el acto electoral del pasado domingo. Los peligros de un excesivo presidencialismo, el porvenir de la coalición –sin la cual considera que no habría sido posible la victoria del No– y el estrecho relacionamiento de la izquierda con movimientos sociales más amplios, son algunos de los temas que para el especialista serán cruciales en los próximos años.
Una interpretación de los resultados
Para Bottinelli, es claro que los porcentajes que se observaron en los comicios del pasado domingo admiten dos interpretaciones. Por un lado, la meramente jurídica, que, con un 49,86% de los votos al No, da cuenta de la permanencia de esta Ley de Urgente Consideración.
Por otra parte, existe la lectura política, en la que establecer ganadores y perdedores no es tarea fácil. Las incidencias de este hecho no se reducen solo a lo que pasó el domingo y sería errado leerlas de manera simplista.
Es por esto que, sin perjuicio de los resultados, el politólogo señaló que el escenario no es favorable para el oficialismo.
“La coalición multicolor no ha repetido en los tres actos electorales sucesivos a octubre el nivel que tuvo allí”, cuestionó.
Otro tema que se pone nuevamente en el tapete tras esta instancia es la estabilidad de la coalición. “Es la primera vez que, en un referéndum, interviene el presidente de la República de forma activa. La hoja del No es como que tenía la fotografía y el nombre del presidente”, declaró, dando a entender que existe una dicotomía entre el primer mandatario y la coalición en lo que refiere al poder.
“Sin el aporte del Partido Colorado y Cabildo Abierto, el No probablemente hubiera perdido; eso demuestra que la coalición se soporta en todas sus patas o es extremadamente débil”, sentenció.
En relación al Sí, el especialista reconoció que esta opción fracasó al no obtener la victoria en el referéndum, pero que, sin embargo, la situación le proveyó oxígeno a una izquierda que había quedado muy golpeada tras las últimas elecciones.
No obstante, una de las problemáticas que según Bottinelli se puso de manifiesto el pasado domingo es la sobredimensión de los adeptos por parte del Frente Amplio (FA). De acuerdo a su visión, en ciertas ocasiones la fuerza política peca de magnificar el apoyo de los movimientos sociales a sus causas, algo que finalmente no se ve reflejado en las votaciones.
Un 6% decisivo
Aunque aún distan dos años para las próximas elecciones, los resultados del domingo dan indicios de cómo puede ser el futuro político del Uruguay.
Pero además, para analizar más completamente esto, es preciso tener en cuenta las tendencias electorales de la población uruguaya durante los últimos años.
En octubre de 2019 los partidos que en la actualidad conforman la coalición obtuvieron un 54% del total de los votos. No obstante, en el balotaje, ya consolidado este grupo, representaron a un 49% del electorado. En tanto, en esta última instancia alcanzaron un 49,86%. Por otro lado, la izquierda obtuvo un 40% en octubre, un 47% en el balotaje y un 48,82% ahora.
Con estos resultados en mente, para el experto la clave para que el oficialismo o la oposición ganen de cara al período 2025-2030, es convencer a un 6% de la población que oscila entre ambas opciones.
“La mitad (de este 6%) es un electorado de clase media, urbano, con un nivel educativo medio alto-alto, que votó al FA en varias elecciones, más bien que en su momento adhirió a Astori y que en octubre votó a Talvi. La otra mitad es un sector de clase baja, de nivel educativo medio bajo-bajo, que también había votado al FA, más que nada a Mujica, y que luego votó a Manini”, detalló.
Un ida y vuelta sin final
Durante los próximos dos años el desafío del gobierno será implementar las reformas de carácter estructural que prometió en campaña. Sin embargo, para el politólogo esto no será tarea fácil al estar la población dividida prácticamente a la mitad en lo que refiere a tendencias políticas.
“Si se aprueban leyes que no tienen un amplio consenso y que tengan un importante rechazo, van a ser muy endebles”, analizó Bottinelli.
En este contexto, agregó que una de las pruebas que enfrentará el país a futuro es no caer en un “zigzag en temas trascendentales”, lo que podría perjudicar la imagen internacional de Uruguay.
“El 27 de octubre de 2024 puede haber uno, dos, tres plebiscitos”, adelantó.