Un año después del cambio de mando en Brasil, en diálogo con CRÓNICAS, los expertos Nastasia Barceló, Camilo López Burián y Carlos Luján hicieron un balance de la marcha del gobierno de Lula da Silva en materia económica, social e internacional, y pintaron el panorama político actual del país vecino.
Sofía Dri
Brasil comenzó el 2023 de forma tumultuosa con el llamado “Asalto a la Plaza de los Tres Poderes” en Brasilia el 8 de enero, luego de que algunos sectores allegados al presidente saliente, Jair Bolsonaro, decidieron irrumpir en el Congreso tras la victoria electoral de Lula. El asunto se encuentra aún en manos de la justicia, que ha procesado a más de 1.300 personas, y privó a Bolsonaro de volver a presentarse a una elección hasta 2030. Fue a raíz de esto que el pasado lunes 8 de enero el presidente Lula da Silva decidió conmemorar la fecha “en defensa de la democracia”.
El panorama político
Cabe recordar que aunque Lula ganó las elecciones en 2022, la conformación del Parlamento tras las mismas resultó bastante heterogéneo, en la que la coalición de gobierno posee únicamente 42 de las 81 bancas en el Senado y 222 de 513 diputados. Sus números de aprobación han oscilado entre el 40 y el 50% a lo largo de la gestión, a pesar de que el país ha visto cierto crecimiento económico -el Fondo Monetario Internacional calculó el crecimiento de su PIB del 3,1%-.
En diálogo con CRÓNICAS, la experta en Relaciones Internacionales, Nastasia Barceló, comentó que tanto para ella como para otros analistas, la efectividad con la que está gobernando Lula “fue una sorpresa”. El panorama político fragmentado hizo creer a muchos que “la gobernabilidad sería difícil”, pero “los primeros cuatro meses de gobierno se dieron una serie de negociaciones con los partidos de la oposición” que permitieron una mayor fluidez en la gobernabilidad.
Según explicó la experta, una de las estrategias que aceitó la negociación fue la cesión de algunos cargos y ministerios a partidos de la oposición. El Ministro de Turismo, Celso Sabino, por ejemplo, forma parte de la agrupación política Unión Brasil, que apoyó la candidatura de Bolsonaro. Esta estrategia, comentó Barceló, “fue muy criticada”, y “forma parte del encare pragmático que tiene Lula con la política”.
Otro mecanismo del que se sirvió Lula para impulsar algunas de sus medidas fue el de las enmiendas parlamentarias. El sistema brasilero permite al gobierno emitir partidas presupuestales con un monto secreto a los parlamentarios y sus respectivos reductos electorales sin necesidad de especificar su destino. Este mecanismo, que era “moneda de cambio” durante la época de Bolsonaro, es utilizado también por Lula, “con la diferencia de que ahora existe un plazo en el que se deben rendir cuentas sobre estas enmiendas”, comentó Barceló.
La economía
Según Camilo López Burián, experto en ciencia política y relaciones internacionales, consultado por CRÓNICAS, “hay una tríada de elementos económicos” que trabajan de manera favorable para el gobierno brasilero hoy: una inflación controlada dentro del rango meta (4,26% según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística), niveles “relativamente bajos” de desempleo (7,7%), y un crecimiento económico de alrededor del 3%.
La orientación del gobierno de Brasil en materia económica ha sido, durante el último año, la de “impulsar al sector industrial”, señaló Barceló. “Algunas políticas de apoyo a la industria brasileña se concentraron en años previos en el sector agropecuario, y ahora hay un retorno a la idea de equilibrar la balanza y apoyar un poco más al sector industrial”, comentó la experta.
Las políticas públicas
En materia de políticas públicas, Barceló comentó que “sinceramente no vemos proyectos enteramente nuevos”, sino que “lo que se da es la reformulación de proyectos políticos implementados en gobiernos anteriores del Partido de los Trabajadores (PT)”. Algunos ejemplos que mencionó fueron el programa “Minha Casa, Minha Vida”, que permite a personas de bajos recursos financiar sus viviendas; Bolsa Família, un programa para personas que no tienen empleo o no están regularizadas; y un reimpulso en la financiación de las universidades públicas, que en los gobiernos de Michel Temer y Bolsonaro “se habían visto desfinanciadas”.
Por su parte, López Burián aseguró que una de las cosas que permitió aumentar el gasto social fue la eliminación del techo de gastos fijado en la época de Temer. Destacó el lugar central de las políticas ambientales para el actual gobierno, y opinó que si bien la tasa de aprobación de proyectos legislativos del gobierno es “relativamente baja”, “algunas reformas son muy importantes”, como la reforma tributaria.
Relaciones internacionales
En lo que respecta a las relaciones internacionales, Carlos Luján, politólogo y experto en asuntos internacionales, comentó a CRÓNICAS que hay que ver a Brasil en el mundo, al que define como “multipolar y asimétrico”. Luján argumentó que luego de las grandes potencias, como Estados Unidos, China y la Unión Europea, en el escalón siguiente encontramos países como Brasil, Irán, Japón o Israel, que son “una serie de potencias regionales muy relevantes”.
Aun así, estos países de vez en cuando muestran cierta influencia a nivel mundial. Como ejemplo de esto, recordó la posición que tomó Brasil al encontrarse como presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante el ataque de Hamás a Israel y la consecuente reacción en Gaza. La postura del país vecino de impulsar una resolución para un alto al fuego, si bien no llegó a concretarse, demostraron un esfuerzo por parte de la cancillería brasileña de buscar una mediación.
A nivel regional, Brasil encuentra ciertos desafíos con la tensión entre Venezuela y Guyana por el territorio del Esequibo, y el reciente decreto de Estado de Excepción por parte del gobierno ecuatoriano ante el crecimiento del narcotráfico. A su vez, el experto recordó las negociaciones llevadas a cabo durante el año con respecto a Unasur, y el cambio en la conformación política local tras la elección de Milei en Argentina.
Por su parte, López Burián definió el enfoque internacional de Brasil como uno que “intenta posicionarse mundialmente”, razón por la cual el presidente “viajó a una veintena de países y estuvo cerca de dos meses fuera del país”. Esto, según el experto, también “marcó una diferencia” con respecto a la política exterior de su antecesor.