Las intenciones de Uruguay de firmar acuerdos sectoriales con Estados Unidos y China, luego de que ambos países manifestaran interés, no serían viables, de acuerdo con Nicolás Albertoni y Gonzalo Oleggini. Según dijeron a CRÓNICAS, hacer “mini acuerdos” entre países no forma parte del reglamento de la OMC. Además, también va en contra de lo establecido dentro del Mercosur.
Durante la semana pasada, el presidente Luis Lacalle Pou mantuvo una conversación telefónica con Xi Jinping, mandatario de China. Durante la plática, el último expresó su voluntad de aumentar la compra de productos uruguayos, según indicó el jefe de Estado.
En otras noticias internacionales, el semanario Búsqueda reportó que Estados Unidos (EEUU) también tiene la “voluntad política” de firmar un tratado bilateral con Uruguay. De esta manera, Lacalle Pou reafirmó su decisión de “buscar nichos de mercados y cuotas” comerciales para Uruguay, de acuerdo con dicha publicación.
Sin embargo, hay un problema: las intenciones del presidente no son viables tal y como él las desearía.
Seguir las reglas
Consultados por CRÓNICAS, expertos en materia de inserción internacional y relaciones exteriores evaluaron las posibilidades que Uruguay tendría ante esta intención manifiesta de firmar acuerdos sectoriales con dichos países. Tanto Gonzalo Oleggini como Nicolás Albertoni repasaron las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que dictaminan que dos países -en este caso- no pueden realizar “mini acuerdos”.
De acuerdo con Oleggini, el reglamento del ente internacional obliga a “liberalizar lo sustancial del comercio” a la hora de firmar un acuerdo. Si bien no está escrito, la práctica histórica de negociaciones comerciales ha llevado a que se tome un 90% de todos los productos que se comercializan entre dos naciones.
Consultado al respecto, el investigador en negocios internacionales afirmó que en la profundización de relaciones comerciales que Uruguay buscaría con China y EEUU se habla de no más de 50 productos, “cuando el universo arancelario (totalidad de los productos comercializados) son miles”.
En este sentido, Albertoni advirtió que “negociar por fases, si bien suena lindo, técnicamente puede generar tirones de orejas del sistema multilateral (…) puede ser un tema ante la OMC”.
Oleggini, a modo de ejemplo, fue un paso más allá: “Uruguay no puede hacer un acuerdo con EEUU (para que) baje el arancel de la carne, la lana, los lácteos y el arroz. No existe, no se puede hacer”.
“Yo no puedo hacer un acuerdo con EEUU (para que) me baje el arancel de la carne, la lana, los lácteos y el arroz. No existe”, dijo Oleggini.
Plan B
Ante esta barrera, ¿qué camino le queda al país en su intención por negociar con las dos principales potencias económicas?
Para Oleggini, la respuesta es simple, y es que estas alianzas bilaterales, “desde el punto de vista teórico-reglamentario, no son viables”. Justificó que “no solo el tipo de acuerdo está mal, sino también está mal hacer el acuerdo sin el resto del Mercosur” (ver recuadro).
Por su parte, Albertoni opinó que Uruguay puede “sin duda avanzar en los vínculos proactivamente” con ambos países. Expresó que primero debería ser con la potencia norteamericana; no por cuestión de prioridades, sino por “un tema de temporalidad básica de uso de nuestros recursos humanos”.
Así, argumentó el investigador, con EEUU se podría profundizar el pilar que ya existe hoy entre ambos países, que es el del Acuerdo Marco de Comercio e Inversión (TIFA por sus siglas en inglés). Al respecto, instó a que se avance bajo la misma lógica con la que se actuó en el Acuerdo de Liberalización del Comercio de Servicios (TISA, en inglés) para el TIFA ya existente.
Para Albertoni, Uruguay tiene que “tratar de avanzar en todo lo que se pueda en el mundo de los intangibles con EEUU”.
“El mundo de bienes es más complejo, (pero) en el mundo de los intangibles es más fácil negociar en este contexto, porque no tenemos todas las trabas que sí tenemos con el comercio de bienes”, detalló Albertoni. Por eso, insistió en que Uruguay debe intentar de avanzar “en todo lo que se pueda en el mundo de los intangibles, en servicios” con la potencia norteamericana, lo que sería muy importante para nuestro país, según el experto.
Una vez logrado este cometido, se debería firmar con China en una segunda fase, finalizó Albertoni.
¿Respetar el bloque?
Además de la traba impuesta por la OMC, también hay un impedimento a nivel regional: el Mercosur.
La resolución 32/00 impide a los países miembros realizar tratados de forma bilateral con países externos al bloque. Por ello, argumentó Oleggini, se debe volver a poner sobre la mesa la posición de salir de la unión aduanera que Uruguay tiene en el bloque regional, “bajar un escalón y pasar a una zona de libre comercio”. Este es “el único escenario posible” para que el país salga bilateralmente a negociar acuerdos que incluyan rebajas arancelarias o preferencias por cuotas, indicó el experto.
Por su parte, Albertoni reconoció que el Mercosur puede ser visto desde dos puntos de vista. El mercado, como destino hacia donde se exporta, el cual “nadie duda que es fundamental”; y el institucional, que “ahí hay que ver si es un pilar fundamental o un ancla esencial”, en referencia al mensaje del presidente argentino, Alberto Fernández, hacia Uruguay.
En este sentido, se preguntó qué sucede cuando un país invita a Uruguay a una “gran oportunidad de negociar”, como es el caso con China o EEUU, “y ninguno de los otros miembros quiere negociar”. Bajo este escenario, “se transforma en un tema más ancla”, señaló.