Mientras que muchos analistas consideran que Uruguay tiene que empezar a negociar tratados en forma solitaria, el secretario general de la OEA y excanciller, Luis Almagro, entiende que se debe tomar el camino contrario. “Si hay un esquema en el cual los países del Mercosur empiezan a protegerse de sus socios naturales, que son sus vecinos, definitivamente es muy difícil implementar un bloque que sea útil”, explicó a CRÓNICAS.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
En julio del año pasado, tras 20 años de negociaciones, el Mercosur cerró un histórico acuerdo de asociación estratégica con la Unión Europea.
Un año después, en la Cumbre del Mercosur en la que Uruguay asumió la presidencia pro témpore, el presidente Luis Lacalle Pou llamó a un sinceramiento de las relaciones internas del bloque y a concretar los proyectos ya iniciados.
“Los integrantes del bloque debemos sincerar las relaciones entre nuestros Estados primero puertas adentro”, sostuvo el mandatario en esa instancia. Además, destacó la necesidad de trabajar en la zona de libre comercio, consolidar el trato nacional de los productos y perfeccionar la unión aduanera.
La semana pasada, Lacalle conversó telefónicamente con la canciller alemana Angela Merkel acerca de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea. Después del diálogo, expresó a través de su cuenta de Twitter: “El acuerdo avanza, aunque no con la velocidad esperada. Temas ambientales y de procedimiento (además de la pandemia) quedan por resolver”.
Consultado por CRÓNICAS sobre si el cambio de signo político en el gobierno implicará nuevas oportunidades para el bloque, Almagro indicó: “Nosotros siempre esperamos que el Mercosur –como los demás procesos de integración subregionales- tenga una agenda internacional fuerte, dinámica, que gane competitividad arancelaria en los principales mercados del mundo”.
Agregó que “la negociación con la Unión Europea fue un paso importante para el Mercosur y debe ser aprovechada”, y espera que esto también sirva para lograr disciplinamientos de política comercial, que son “importantes” en la subregión.
Un salto al desarrollo
Por otra parte, señaló que en estos procesos es fundamental fomentar el comercio intrarregional y el mejor funcionamiento posible del mercado ampliado, puesto que eso asegura mejores capacidades y condiciones de inversión y les sirve a todos los países que integran el acuerdo sudamericano.
Almagro remarcó que “para salir del estigma del subdesarrollo, para dar el salto al desarrollo, tenemos que dar el salto todos bastante parejo”, en el entendido de que “es muy difícil que se descuelgue uno en esquemas de desarrollo y solo; eso es prácticamente impensable, y el Mercosur es un excelente instrumento al respecto”.
En ese sentido, explicó que el tratado regional tiene que funcionar de la mejor manera, es decir, “si hay un esquema en el cual los países del Mercosur empiezan a protegerse de sus socios naturales, que son sus vecinos, definitivamente es muy difícil implementar un bloque que sea útil”.
Por el contrario, “si existe otra mentalidad en la cual nos veamos realmente como socios y tengamos políticas de apertura reales, de funcionamiento real del mercado ampliado, entonces el proceso tiene las mejores posibilidades”, subrayó. Dijo también que “es necesario mucho más comercio para tener mucho más desarrollo”, lo cual “vale para todo el hemisferio”.
En otro orden, opinó que sería erróneo mirar al bloque en virtud de las definiciones ideológicas de los socios. “Si el Mercosur va a funcionar, lo va a hacer por la aplicación de determinados principios de funcionamiento de la integración y de condiciones adecuadas del mercado ampliado, o la agenda externa que sea funcional al propósito de desarrollo de los países”, aseveró.
La relación con Uruguay
Después de tantos años integrando el Frente Amplio, Almagro fue reelecto en la OEA con el apoyo de un gobierno que no es de izquierda. Sobre esto, en una entrevista que concedió a CRÓNICAS en julio, el diplomático declaró que considera “un motivo de tremendo orgullo haber sido apoyado por Uruguay, haber sido candidato uruguayo del gobierno de Luis Lacalle Pou; es un honor y una responsabilidad enorme”.
Su vínculo con las actuales autoridades nacionales ha sido “muy bueno”, manifestó esta semana a CRÓNICAS. Como secretario general de la OEA, en esta nueva administración, ha tenido varios contactos con el gobierno uruguayo, en primer lugar, con el presidente de la República. También con el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado; con el actual canciller, Francisco Bustillo y el anterior, Ernesto Talvi.
En su última visita a Uruguay, Almagro participó de la asunción presidencial de Lacalle Pou, a la que no fue invitado Maduro. Consultado al respecto por el periodista argentino Alfredo Leuco, el mandatario explicó: “Tenía un sesgo democrático, no ideológico. No hay que confundir las relaciones diplomáticas entre los Estados y la asunción de un presidente de la República. En ese sentido, a mí me resultaba muy difícil hablar de democracia, de los derechos humanos, teniendo al dictador Maduro enfrente”.
En relación a esas declaraciones, el excanciller expresó que “es absolutamente comprensible, es muy lógico y están bien los conceptos políticos que maneja el presidente”.