Pese a la intervención oficial y a las medidas anunciadas por el gobierno de Mauricio Macri, el peso argentino sigue cayendo y el dólar alcanzó ayer jueves un nuevo máximo histórico. En Uruguay no se esperan grandes impactos en el corto plazo, aunque el gobierno reconoce que se debe “estar muy atentos”. En la plaza local, el dólar cortó su racha alcista.
Los problemas económicos de Argentina, nos traen inmediatamente recuerdos de aquellos terribles momentos enfrentados durante los años 2001 y 2002, y a más de uno le corre por la espalda un sudor frío al escuchar las noticias que llegan desde la vecina orilla.
El gobierno de Mauricio Macri se encuentra frente a un importante dilema de política económica, al tiempo que la salida de capitales y el empuje al alza del dólar, obligaron nuevamente al Banco Central de la República Argentina (BCRA) a intervenir para evitar una mayor depreciación del peso.
Por Uruguay, la situación es bastante más tranquila y las autoridades han mostrado preocupación pero no alarmismo, y más allá de la importante apreciación del dólar en la plaza local (por debajo de la de Argentina y en sintonía con la tendencia regional) no se esperan grandes impactos ni desde el canal financiero ni desde la economía real. Al menos no en el corto plazo. De hecho, ayer se cortó la racha alcista del dólar.
Pero las noticias de Argentina, nos hacen estar alerta de los movimientos del gobierno de ese país. En momentos en los que parecía asomar un resplandor de recuperación en el horizonte, la noche parece haber vuelto a cubrir a nuestros vecinos.
Historia reciente
La historia económica de Argentina es álgida desde siempre. Pero haciendo un breve repaso de los acontecimientos más recientes, cabe recordar que tras la crisis económico-financiera del año 2001, fue Néstor Kirchner fue quien a partir de 2003 se convirtió en el titiritero de un nuevo modelo económico, con foco en políticas sociales y altos subsidios. También fue el encargado de cortar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2006, y de comenzar a renegociar con los denominados “fondos buitre” para pagar la deuda argentina realizando importantes quitas.
El modelo económico de Kirchner, que continuó con su esposa Cristina Fernández, tenía un claro apoyo en un elevado gasto público, al que pudo hacer frente debido al fuerte dinamismo exportador, generado por los altos precios de los commodities.
Pero el gran problema de las políticas kirchneristas estuvo en su mal relacionamiento con los mercados financieros, a los que no pudo acudir cuando los precios internacionales de los commodities cayeron de sus niveles récord.
Desde entonces, la economía ha estado oscilando entre leves caídas y leves crecimientos, manteniéndose prácticamente planchada desde 2012.
El fallecimiento de Néstor Kirchner en octubre de 2010 trajo dudas respecto al rumbo económico que tomaría el país. Los mercados creyeron que al caer el principal responsable de las políticas económicas del país, el gobierno adoptaría un tono más conciliador. Creyeron mal. Las líneas económicas del kirchnerismo se mantuvieron e incluso se profundizaron en algunos aspectos.
Pero los problemas abundaban: la inflación licuaba los ingresos de los argentinos, la economía no crecía, el financiamiento para hacer frente al alto gasto público estaba prácticamente cortado y las denuncias por corrupción comenzaron a hacer mella en varios funcionarios de gobierno.
En medio de este escenario, fue que se dio la sorpresiva victoria de Macri en las elecciones de 2015, lo que llenó de optimismo a los mercados financieros que tenían ahora al frente del país a alguien que buscaba amistarse con ellos y no confrontarlos. Pero el nuevo gobierno debía hacer frente al gran problema de las deficitarias cuentas públicas, sin caer en el peligroso término de “ajuste fiscal”, que tanto rechazo genera en la opinión pública. En tal sentido, implementó el denominado “gradualismo” que básicamente apuntaba a recortar subsidios y gastos públicos de forma “gradual” para que no impactaran fuertemente en la sociedad argentina. Pero más allá del término, implicó fuertes aumentos en las tarifas (luz, gas, transporte) que impactaron duramente en el bolsillo de los argentinos. Del lado positivo Argentina pudo volver a los mercados internacionales, aunque tampoco con todas las facilidades, y logró que algunos de los ahorros que tenían argentinos fuera del país regresaran.
Política cambiaria
La política cambiaria de Argentina es un tema aparte. Desde las épocas del “uno a uno” de Domingo Cavallo (un peso argentino por un dólar), pasando por la devaluación del 2001, la aparición del “Patacón” en plena crisis, entre otros eventos, siempre ha estado en el centro de la controversia.
Más cercano en el tiempo, es muy recordada la aplicación del “cepo cambiario” que limitaba el acceso de dólares a los argentinos, lo que generó un mercado informal y la aparición del denominado “dólar blue”. Eso generó que la sociedad argentina conviviera con dos cotizaciones de forma simultánea (la oficial y la clandestina) con las importantes distorsiones que ello genera en la economía.
Tras asumir, Macri eliminó en 2015 el control cambiario implementado por el kirchnerismo, lo que hizo que el peso argentino tuviera una importante corrección, para luego estabilizarse aunque con una leve tendencia a la baja (ver gráfico).
Pero las enormes fluctuaciones de la moneda argentina, la llevaron a perder credibilidad, fundamentalmente como moneda de reserva, por lo que los argentinos comenzaron a retirar sus ahorros del país.
¿Qué pasó ahora?
Las noticias de las últimas semanas han sido complicadas para el gobierno. El peso argentino comenzó a perder valor, lo que llevó al BCRA y al gobierno a anunciar una serie de medidas para generar confianza y detener la caída.
Entre los factores globales que explican esta caída del peso argentino (y también de otras monedas de la región, aunque en menor magnitud) uno de los principales es el incremento de las tasas de interés por parte de la Fed estadounidense, que ha generado una fuga de capitales de los mercados emergentes, a los países desarrollados.
En respuesta a la fuerte apreciación del dólar, el BCRA subió las tasas de interés de los bonos locales tres veces en la última semana. La rentabilidad de las inversiones financieras en pesos fue pautada en 40% el viernes 4, lo que constituye, por lejos, la tasa más alta del mundo.
Las autoridades esgrimieron que con la medida se busca dar estabilidad al mercado, al hacer más atractivo invertir en pesos. Adicionalmente, el BCRA vendió en el mercado cambiario US$ 4.800 millones de sus reservas para sostener el peso.
Además, el gobierno anunció una reducción en la meta de déficit primario de 2018 (de 3,2% al 2,7% del PIB) para fortalecer el compromiso del gobierno de ajustarse a lo que piden los mercados. Eso implica un recorte del gasto de US$ 3.200 millones.
«Va a haber una reducción que nos duele en el gasto de obra pública», dijo el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, según consignó el portal web BBC Mundo. «Pero el equilibrio fiscal no es negociable. Macri está convencido de esta política», agregó.
Las medidas buscan generar confianza internacional para así promover las tan anheladas y anunciadas inversiones extranjeras. Por ahora, no lo han logrado, y a nivel interno crece la incertidumbre sobre el futuro de la economía, la cual podría desacelerarse a raíz de las propias medidas.
Viejos conocidos
Pese a las medidas, las turbulencias cambiarias continuaron, y en ese sentido, fue que el pasado martes 8 Macri se comunicó con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, para negociar “financiamiento preventivo” con el organismo multilateral. Obviamente fue la decisión más controvertida del mandatario en las últimas horas y que obviamente trae el recuerdo de los créditos “stand by” del organismo durante la crisis de 2001.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo en conferencia de prensa que se iniciaron conversaciones con el FMI “para buscar un financiamiento preventivo”. “Con esto queremos darle estabilidad al mercado», señaló.
Dujovne aseguró que Lagarde “ha dado su apoyo a nuestro programa gradual, que ataca el déficit pero cuida a todos. Esta es la manera de proteger a la sociedad y de defender el crecimiento». Agregó que el diálogo con el organismo ha sido constante. “Somos miembros del fondo y todos los años han hecho una revisión, de acuerdo con el artículo cuatro. He hablado esta mañana con Lagarde; luego ella habló con el presidente. No podemos dar a conocer los detalles de la conversación, pero sí que nos van a dar su apoyo», destacó.
El ministro también buscó defender la decisión de pedir asistencia al FMI, asegurando que “el FMI de hoy es muy distinto al que conocimos hace 20 años. Ha aprendido las lecciones del pasado”.
Por su parte, el FMI emitió un comunicado público donde asegura que “Argentina es un valioso miembro del Fondo Monetario Internacional” y afirma que espera “con interés continuar nuestra colaboración”. “Se han iniciado discusiones sobre cómo podemos trabajar juntos para fortalecer la economía argentina y llevaremos estas conversaciones a cabo en breve», agregó.
“El FMI de hoy es muy distinto al que conocimos hace 20 años. Ha aprendido las lecciones del pasado”. | Nicolás Dujovne
Pero pese a las medidas y los anuncios, el peso argentino no encuentra piso. Ayer jueves, tras cuatro jornadas sin participar del mercado, el BCRA volvió a acudir a la venta de reservas para evitar una disparada del dólar. Sin embargo, no pudo evitar un nuevo aumento del billete verde que cerró en 23,13 pesos por cada unidad, un 1,94% por encima del cierre del miércoles y su máximo valor histórico.
Bardas en remojo
En Uruguay el impacto se ha hecho sentir principalmente en el mercado cambiario, donde el dólar registró un salto importante en la última semana (ver gráfico).
Una de las primeras reacciones que adoptó el ministro de Economía, Danilo Astori, al ser consultado sobre los problemas de nuestros vecinos, fue que “Uruguay toma con serenidad y atención la situación en Argentina”. El jerarca, defendió que la diversificación y la diferenciación económica, sumadas al orden macroeconómico, la solvencia financiera y el mantenimiento de grado inversor, hacen que Uruguay “esté bien parado”.
Astori también buscó llevar tranquilidad a los mercados, asegurando que el BCU tiene “un volumen de reservas importante” como para hacer frente a sus obligaciones.
Al ser consultado específicamente por la situación argentina, Astori dijo que hay que estar atentos, pero consideró que Uruguay, con mucho esfuerzo, logró desacoplarse de los países vecinos, en lo que refiere a la actividad comercial de bienes.
Aclaró que, si bien Argentina incide en la actividad turística de nuestro país, no se aguardan consecuencias negativas sobre el turismo en Uruguay: “Creo que, por la política flexible y gradual que implementó Uruguay en materia cambiaria, no hay que esperar efectos negativos”. “Es obligatorio estar muy atentos, pero el país hizo todo lo que debía hacer para no experimentar consecuencias negativas”, agregó el ministro, según consignó la Secretaría de Prensa de Presidencia.
“Por la política flexible y gradual que implementó Uruguay en materia cambiaria, no hay que esperar efectos negativos”. | Danilo Astori
El Comité de Coordinación Macroeconómica también se expresó en un sentido similar al del ministro (ver recuadro) y la agencia calificadora de riesgo S&P ratificó el grado de inversión al país y la perspectiva estable para su deuda.
En materia cambiaria, el dólar ayer registró una baja importante tras el máximo de 30,46 pesos registrado el miércoles, y cerró en 30,01 pesos por cada unidad. Se trató un descenso de 1,49% respecto a la jornada anterior.
En Uruguay el billete verde evolucionó con cierta estabilidad durante los primeros cuatro meses del año (ver gráfico). De hecho, hasta el mes de abril, el dólar había caído un leve 0,56%. En mayo comenzó la tendencia alcista y en el mes acumula un incremento de 4,92%. De esa forma, en el acumulado del año, el dólar registra una apreciación de 4,33%.
En las pizarras del Banco República, el dólar se ubicó a 29,45 pesos a la compra y a 30,60 pesos a la venta.
Inestabilidad regional es el principal factor de riesgo para el sistema financiero
El Comité de Estabilidad Financiera (conformado por autoridades del BCU y el Ministerio de Economía) se reunió el pasado martes 8 para analizar la situación del sistema financiero y evaluar los potenciales riesgos que podrían afectarlo. En tal sentido, interpretaron que el sistema financiero local se encuentra estable y operando con normalidad, por lo cual “es capaz de facilitar el desempeño presente y futuro de la economía, al tiempo que cuenta con capacidades para gestionar los riesgos a los que se encuentra expuesto”.
Entre los factores globales que podrían afectar la volatilidad, el Comité menciona que pese a las correcciones de comienzos de año, las principales bolsas continúan en niveles que podrían estar desacoplados de los fundamentos reales de las economías avanzadas. La volatilidad financiera ha aumentado, así como también la sensibilidad de los agentes de mercado. Asimismo, se mantiene una elevada incertidumbre a nivel geopolítico, de la política económica en general y, en particular, de la política comercial.
A nivel regional, se evalúa que hay “una modesta recuperación”, pero que “no está exenta de riesgos”. “En Brasil, los esfuerzos para resolver los desequilibrios macroeconómicos podrían verse afectados por la creciente incertidumbre en el plano político-electoral, que dificulta la realización de reformas críticas”, sostiene el comunicado. Por su parte, respecto a Argentina, el Comité analiza escuetamente que “el proceso gradual de ajuste se ha visto afectado recientemente por episodios de fuerte depreciación de la moneda en un marco de elevada inflación y persistentes presiones en el plano fiscal”. Sin embargo, no entra en detalles respecto a los acontecimientos de los últimos días.
En cuanto a la economía local, se observa que sigue creciendo y se proyecta un ritmo de expansión a futuro similar al actual. “Los factores de riesgo que podrían derivar en un deterioro de la situación macroeconómica doméstica se mantienen acotados y han reducido su intensidad en lo más reciente”, destacan las autoridades. Sin embargo, se advierte que se continúa buscando “mantener la sostenibilidad de las cuentas públicas a mediano plazo para, de esta forma, complementar otras capacidades de gestión de riesgos: la flexibilidad cambiaria, el nivel de reservas internacionales, la estructura de endeudamiento del sector público y la disminución de descalces financieros en el sector privado, entre otras”.
En cuanto al sistema financiero, los indicadores de solvencia, liquidez, riesgo de tipo de cambio implícito y morosidad del sector bancario son buenos. La morosidad en particular se estabilizó tras el deterioro de 2016 y la primera parte de 2017. Pese a ello, se entiende que “en algunos sectores con alto endeudamiento y perspectivas productivas heterogéneas los indicadores de morosidad podrían todavía desmejorar”, aunque se aclara que “el nivel de previsiones bancarias por incobrabilidad es adecuado y las partes involucradas cuentan con herramientas financieras para manejar este riesgo”.
De esta forma, las autoridades locales entienden que de todos los factores de riesgo, el regional es “al que habría que prestar mayor atención”. No obstante, se entiende que “la materialización de los riesgos identificados no tendría impactos significativos sobre la estabilidad del sistema financiero doméstico”, debido a “la solidez del propio sector financiero, a su baja exposición a los riesgos identificados, así como a la naturaleza de los mismos y a las capacidades de la economía uruguaya para su gestión”.
“El mapa de riesgos para la estabilidad financiera en Uruguay no muestra, entonces, señales de alerta ya que por su naturaleza, probabilidad de ocurrencia, impacto potencial y capacidades de gestión, los riesgos identificados podrían ser procesados por el propio sistema financiero sin ocasionar perturbaciones de carácter sistémico”, concluye el comunicado.