Los problemas en la economía argentina tienen su origen en el cambio de contexto internacional, que la afectaron fuertemente por las fuertes vulnerabilidades propias del país y que se fueron generando en varias administraciones, según expertos consultados por CRÓNICAS. También se entiende que Macri debió haber implementado medidas más contundentes desde un comienzo para evitar el actual ajuste brusco.
Ayer jueves fue un día de relativa calma en los mercados financieros de la región y particularmente de Argentina. Sin embargo, la volatilidad y la incertidumbre fueron la moneda corriente de la semana. El gobierno de Mauricio Macri sigue en su intento de trasmitir tranquilidad a los mercados, de momento sin mucho éxito, aunque vistas las reacciones de la jornada pasada quizás algo esté cambiando.
Pero más allá de los aspectos del día a día, cabe hacerse la pregunta de por qué nuevamente Argentina parece incendiarse en materia económica.
Muchos culpan al presidente Mauricio Macri. Algunos por entender que aplicó recetas neoliberales que terminaron contrayendo la economía, y otros por evaluar que el ajuste que realizó fue muy tibio. Otros tantos culpan a las pasadas administraciones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y su modelo económico. También están quienes creen que los problemas van más allá de una administración en particular.
Es el caso del contador Carlos Saccone: “No se le puede asignar la culpa a una persona o a un período concreto, sino que han sido años –tal vez décadas- de desequilibrios que dos por tres terminan en episodios de volatilidad exacerbada, como en este momento”. “Es una señal muy fuerte que en los últimos setenta años Argentina solo tuvo dos veces superávit fiscal”, graficó.
Por su parte, Ignacio Munyo, Profesor de Economía del IEEM, evaluó que la situación actual no puede analizarse por fuera del contexto global: “A Argentina no le hubiera pasado lo que le está pasando este año si los vientos globales financieros no estuvieran cambiando”.
No obstante, aclaró que nuestros vecinos tenían sus propias vulnerabilidades. Explicó que en la Universidad de Montevideo elaboraron el “Índice de vulnerabilidad ante cambios en el contexto externo” o como a él le gusta llamarlo: “el índice de los tres chanchitos”. “Cuando el lobo empieza a soplar, ¿cuáles son los países –o sea, los chanchitos- que se les empieza a caer la casa?”, explicó. En ese indicador se analizan las reservas en relación a los vencimientos del corto plazo –12 meses-, el nivel de déficit, las necesidades de financiamiento. En ese índice, “Argentina quedaba peor de todos. Era el primero en la fila para caerse. Era la casa de paja”. Luego venía Turquía y por detrás, bastante alejados, el resto de los países de América Latina. “Afortunadamente Uruguay estaba bastante lejos, entre una casa de madera y de ladrillo. No digo de ladrillo porque hay otros que están mejor”, comentó.
Para Munyo, “el gradualismo de Macri era consistente con un entorno internacional amigable que le prestaba de forma ilimitada a las economías emergentes a tasas bajísimas y les daba aire para procesar reformas lentísimas”. Pero además de estas reformas “estructurales”, evaluó que habría que haber realizado “algunos ajustes automáticos duros –por ejemplo reducir el déficit, darle consistencia a las políticas monetarias y que la inflación bajara- que no se procesaron en estos años”. “Entonces también ahí faltó cumplir determinados objetivos que se había planteado”, fundamentó.
Un K con modales
Consultado por las políticas aplicadas, Saccone dijo que Macri “no había recortado el gasto” sino que buscó amigarse con los mercados al arreglar con los tenedores de deuda del default, liberalizar el tipo de cambio y algunas medidas “pro mercado”. “Eso hizo que volviera la confianza de muchos inversores internacionales y ayudó a Argentina a sobrellevar este momento, obteniendo fondos frescos del exterior”, sostuvo el experto, agregando que “esa esperanza no se materializó en hechos concretos” y que cuando cambió el viento los inversores comenzaron a abandonar sus posiciones. “Hoy Argentina –sacando a Venezuela que es un caso de país fallido- son los bonos más riesgosos del mundo”, comentó.
Para Saccone es “claro”, luego de todo lo que pasó que se debieron implementar políticas más fuertes desde el comienzo. “Hay un economista, José Luis Espert, que dice que el gobierno de Macri era como el de Kirchner pero con buenos modales. O sea que estaba siendo más o menos lo mismo, pero amigos del mercado”, señaló.
Por su parte, Munyo dijo que “si uno lo mira en frío y sin restricciones, es natural que tendría que haber adelantado las medidas que está haciendo ahora, porque las está haciendo ahora de golpe (…). El tema es que no pudo, no que no quiso, porque el sistema político se lo impidió”.
“Argentina va a tener que hacer un tremendo ajuste fiscal que será traducido en una recesión del 2,4% del PIB, cuando hace unos meses atrás el promedio de analistas de mercado estaba en un crecimiento de 3%. Eso da cuenta de una reversión de casi 5,5 puntos del crecimiento del PIB en cuestión de meses, por esta situación que le tocó vivir de golpe”, fundamentó. Para Munyo lo que hace ahora Argentina es “apagar el incendio”, pero después deberá “procesar una agenda pro competitividad, pro crecimiento que la tiene postergada igual que nosotros”.
Respecto a si podría haber alguna posibilidad de estimular la economía desde un mayor gasto público, tanto Munyo como Saccone, lo entienden inconveniente. “No creo que sea el camino, sobre todo porque en este momento complicado perdés financiamiento del exterior”, dijo Saccone. Por su parte, Munyo dijo que para ello tendría que haber “un ajuste gigantesco” y “no hay margen para nada”.
“Uruguay es una isla”
Respecto al impacto de la crisis de Argentina en nuestro país, Munyo evaluó que en esta situación “Uruguay es una isla”. “Es una isla que tiene dos características: es financieramente estable, con lo cual se diferencia de Argentina -tiene reservas, tiene un sistema bancario todavía sólido y tiene credibilidad de acceso al financiamiento internacional-“. Sin embargo, “al mismo tiempo también es una isla carísima, en la cual nadie invierte porque no hay rentabilidad para invertir”. “Entonces, tenemos ahí un enorme desafío de cómo se hace en esta isla para que vuelva a invertir alguien”, comentó.
“Mejor posición”
Para la economista de PwC, Matilde Morales, la situación que se ha dado en Argentina en las últimas semanas va a tener efectos directos e indirectos en la economía uruguaya: por un lado, está afectando al mercado cambiario generando una apreciación del dólar. Pero del otro, también se avizoran posibles impactos en la economía real, por ejemplo, en el sector turístico del que los argentinos representan el 70% del total de visitantes.
En cuanto al canal comercial, puede en primer lugar haber una reducción en las compras que realiza Argentina de bienes y servicios uruguayos, que es importante para sectores como los productos industriales (autopartes, caucho, lácteos, papel, plástico, productos farmacéuticos). En segundo orden puede afectar las ventas de ciudades fronterizas, y en tercer lugar, impacta en las exportaciones de productos a destinos internacionales en los que competimos con Argentina, dado el abaratamiento de los productos tras la devaluación.
“A esto se suma el potencial impacto que se puede dar sobre la inversión, principalmente en el sector de la construcción”, agregó Morales.
Por último, explicó que “siempre está el efecto que puede tener sobre las expectativas de los agentes, un canal que termina siendo un factor de gran peso”.
De todas formas, destacó que “hoy en día Uruguay se encuentra en mejor posición que 15-20 años atrás, ya que se redujeron muchas de las vulnerabilidades”.