Beatriz Argimón, secretaria del Directorio del Partido Nacional
Empezó la militancia en el Partido Nacional (PN) con 17 años, y tras una vasta trayectoria en la vida política que incluye cargos en el Estado y el Parlamento, está a punto de asumir la Presidencia del partido. El evento está pactado para el 16 de abril, y ella aspira a poder lograr los equilibrios internos que una responsabilidad de ese tipo demanda. En una larga charla con CRÓNICAS, Beatriz Argimón reconoció que al PN le falta trabajar en el real acceso al poder de las mujeres, y contó que en 2019 se imagina integrando el equipo de un presidente blanco.
El menú En la cava de Panini’s, la senadora suplente del líder blanco Luis Lacalle Pou, degustó corvina con puré rústico y vegetales baby salteados, que acompañó con Coca Cola light. A la hora del postre, eligió helado de dulce de leche y chocolate.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Hay un cambio de paradigma en nuestro país con respecto al rol que tiene la mujer en la sociedad?
-Yo creo que estamos pasando por un momento donde las mujeres empezaron a tomar conciencia de que tienen que asumir el ejercicio auténtico de sus derechos de forma notoria y, donde hay una traba, pelear para que se destrabe. Hoy hay mujeres que se animan a denunciar episodios de violencia; a veces impresiona que sean mujeres grandes que hace muchos años que son víctimas, pero están sintiendo el apoyo y la contención de la sociedad. Igualmente, me gustaría que hubiera un sistema que inmediatamente se pusiera en marcha cuando hay una denuncia de violencia doméstica.
-¿Está fallando el sistema actual?
-Hay cosas para ajustar. Primero, yo no comparto que no se puedan comprar más tobilleras electrónicas –ese fue uno de los reclamos que hicimos las mujeres del PN el pasado 8 de marzo- porque es una responsabilidad del Estado trabajar para que una vez que se verifique una situación de violencia, la mujer esté respaldada. Los operadores en el tema dicen que es una medida eficaz, entonces no se entiende cómo con los indicadores que tenemos, no es una de las prioridades del Ministerio del Interior.
-¿Cómo vivió el 8 de marzo? ¿Qué representa para una mujer política de tan larga trayectoria, que una marcha contra la desigualdad de género haya tenido tanto apoyo?
-Forma parte de ese proceso que se empezó hace mucho tiempo; yo lo viví todo. Yo me acerqué a la militancia por las mujeres y por los niños, que siguen siendo algunas de mis principales preocupaciones. Lo que pasa hoy es el resultado de un trabajo sostenido, que pasa primero por las organizaciones de la sociedad, y después por el acceso de las mujeres a cargos de decisión en todos los ámbitos –político, judicial, entre otros-. Los últimos 8 de marzo fueron el resultado de haber podido hacer visibles problemas que no tienen que ver con las mujeres solas, sino con la sociedad misma.
-Trascendió bastante el episodio de las bombas de pintura que un pequeño grupo de feministas lanzó durante la marcha hacia la Iglesia del Cordón, y que luego la Coordinadora de Feminismos del Uruguay catalogó como una forma “válida” de expresión. ¿Qué piensa al respecto?
-Yo no concibo esa forma de manifestarse, para mí es violento. Lo digo como católica, pero también por el atentado contra el Banco República. La manera de expresarse no puede ser la violencia cuando yo estoy denunciando una sociedad violenta. Repudio que la forma de llevar adelante la solicitud del auténtico ejercicio de derechos conlleve la violencia, en la marcha del 8 de marzo y en cualquier instancia.
-¿No cree que este hecho en particular tuvo demasiada repercusión?
-Precisamente, tuvo la repercusión que tuvo porque en esencia la marcha era otra cosa, pero estas expresiones enturbiaron el sentir de toda esa masa impresionante de mujeres y hombres que se manifestaron.
–¿El PN le ha dado suficiente lugar a la mujer?
-Hay dos niveles de respuesta. Uno, lo que tiene que ver con la militancia. Las mujeres en el PN construimos a la par de los varones nuestra colectividad política histórica, por eso reivindicamos la figura de Josefa Oribe –la hermana de Manuel Oribe-. Era una mujer de lucha, emblemática, de una fuerza en la defensa de sus convicciones muy fuerte. Al partido, que reivindica mucho su historia, le pasó lo que le pasa a la historia contada en general, donde los protagonismos femeninos en realidad no aparecen.
¿Qué sucedió en los últimos tiempos? Yo reivindico mucho el rol del Centro Josefa Oribe, que ya tiene 11 años, y que desde su formación destacó el protagonismo de las mujeres, de las gauchas, de las lanceras, de las que formaban parte de todos los círculos sociales y que militaron por el partido. Eso se consiguió y fue lo que en definitiva hizo que hubiera un avance.
-¿Y el otro nivel?
-El otro tema… Cuando el PN empezó a medir el acceso real de las mujeres al ejercicio del poder, estadísticamente, no tenía indicadores que implicaran una cierta dinámica natural en el tema de candidaturas –a todo nivel; desde edilas hasta precandidatas a la Presidencia-. Ahí fue, precisamente, cuando se planteó en la interna del partido que había que considerar este tema.
-¿En qué momento?
-A partir del 2000 empezaron a darse señales. En realidad, ya cuando se instaló el primer Directorio, Wilson Ferreira Aldunate creó la Comisión de Condición de la Mujer, es decir, Wilson ya interpretó la señal que las mujeres estaban dando, y con el tiempo el partido tuvo que empezar a dar otras respuestas y profundizar la democracia interna.
-¿Tiene que haber paridad en el PN?
-Aprendí, después de tantos años, que las colectividades políticas para todos los temas tienen tiempos distintos. A mí me parece que estos son tiempos donde el partido, sabedor de que tiene que avanzar en el tema, está pendiente de esto. No creo que sean los tiempos de la paridad.
“No creo que sean los tiempos de la paridad para el Partido Nacional, y va a ser un tema difícil para la realidad política en general”.
-¿Para el PN?
-Para el PN, y te diría que va a ser un tema difícil para la realidad política en general.
-El Frente Amplio, por ejemplo, definió la paridad de género en sus listas para las próximas elecciones.
-Sí, el tema es la reglamentación de todo eso. Yo soy muy cautelosa.
-Pero ¿cree que el PN debería…?
-No. Hoy no son los tiempos y a mí siempre me gusta pensar en los tiempos que vivo y planificar, porque forma parte de mi responsabilidad. Hoy el partido está en un momento importante de definición, de hacer visibles a esas mujeres que optan por ser mujeres políticas –que no es lo mismo que ser militantes-. Nosotros hicimos autocrítica desde ese punto de vista, es decir, en qué medida las mujeres del partido salíamos a negociar nuestros espacios en el momento de la confección de listas y luego de la elección, y eso nos fortaleció.
-¿Sería positivo pensar en la paridad a futuro?
-Me parece que lo más determinante, por lo menos en el PN, es el fortalecimiento de las candidaturas femeninas; yo creo que ese es el próximo paso que el PN va a transitar.
-¿Qué opina de que Graciela Bianchi haya integrado la lista al Senado por la Ley de Cuotas y que después renunciara –y asumiera en Diputados- para que quedara Álvaro Delgado como senador?
-En realidad la Ley de Cuotas se respetó. Por conocer el sistema electoral y haber adherido a otro tipo de proyecto –porque yo adherí a un proyecto donde el titular y la línea de suplentes tenían que ser mujeres-, había cosas que ya se sabía que iban a pasar, pero que formaban parte de las reglas de juego. Al no haber ilegalidad…
-¿No fue un tanto tramposo eso?
-Yo no lo vi como tramposo, lo vi como parte de las reglas de juego, que ese es el otro tema: las mujeres tenemos que conocer el sistema electoral y plantarnos con las reglas que el mismo establece, así que por eso yo lo viví como un episodio más.
-Bianchi fue muy criticada en su momento.
-Sí. En realidad no tiene que ver con Graciela, ella hizo uso de una opción que hacen los varones también. Me parece que tiene que ver mucho más con una plataforma personal, una capacidad de negociación, que es lo que por lo menos en este partido tiene que darse.
-Pero con la cuota femenina se buscaba el acceso de más mujeres a la política, y en ese caso se utilizó un lugar que, en definitiva, terminó siendo para un hombre.
-¿Qué buscamos con la Ley de Cuotas en ese momento? Que las estructuras dijeran: “Hay que proyectar figuras femeninas para que en el imaginario de quien elige, se las vea como mujeres políticas”. Por eso para mí era tan importante la ley, mucho más que por los resultados efectivos –que con el marco electoral sabíamos cómo iba a ser-, por cómo iba a repercutir en las internas de los partidos. Eso implicaba que los dirigentes tuvieran que tener en cuenta protagonismos y candidaturas femeninas, pero a su vez, a las mujeres, nos hacía primero preguntarnos si queríamos ser actores políticos, y segundo, entender que para eso teníamos que saber negociar, pelear en una interna, entonces fue muy importante ese proceso.
-El 16 de abril asume como presidenta del PN. ¿Qué significado tiene para usted este logro, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un partido fundacional, donde si bien recién destacaba ese protagonismo que han tenido históricamente las mujeres en la militancia, en el acceso al ejercicio del poder todavía falta?
-Es un honor. Siguiendo la vida de las mujeres políticas que iban accediendo a distintos cargos, siempre veía la decisión política de un líder de proyectar fuertemente figuras femeninas en lugares donde era importante que se visualizaran. Desde Hillary Clinton hasta Michelle Bachelet, siempre el líder de un sector o de un partido proyectó las candidaturas.
Entonces, esto tiene que ver mucho con mi militancia permanente, pero también con un líder de sector que se juega, por lo tanto no se podría dar si no fuera por la decisión política de Luis Lacalle Pou. Él conoce mi forma de trabajo, hemos coincidido muchísimas veces, algunas hemos discrepado, pero nos tenemos un cariño especial porque nos tocaron instancias de abrirnos espacios en las que tuvimos que estar muy juntos.
“El Partido Nacional destaca el protagonismo de las mujeres, pero falta trabajar en el real acceso al poder”.
-¿Considera que puede hacer una gestión equilibrada al frente del partido? Luis Alberto Heber, cumpliendo ese rol, fue acusado por dirigentes de Alianza de favorecer al sector de Lacalle Pou y no lograr los equilibrios necesarios. Además, su conducción fue puesta en duda cuando se discutió la sanción al intendente de Soriano, Agustín Bascou.
-En realidad es muy difícil lograr unanimidades en un partido tan grande y donde tenemos una forma muy pasional de vivir la vida interna. Yo voy a seguir la línea de trabajo modernizadora de Heber y voy a profundizar en la comunicación interna. Yo no tengo problema de pensar en clave de partido, de hecho, Luis me dijo: “Yo sé que vos vas a equilibrar en base a tu buen relacionamiento con todos los sectores”, así que con esa carta de confianza fue que acepté.
-Sobre el tema de Bascou, la última decisión del Directorio del PN fue ratificar el apercibimiento, porque no tenía la mayoría necesaria para suspenderlo, que era lo que algunos directores buscaban. ¿El partido tendría que haber actuado con más dureza?
-Estos casos son muy excepcionales. A mí me parece que está bueno plantearnos en la interna debates de cómo debe ser una ética del siglo XXI, pero eso no puede distraernos de temas que son realmente muy importantes que tenemos que encarar. El PN tiene a la Comisión de Ética como una de sus comisiones permanentes, o sea, tiene quién se ocupe de eso.
-¿Ya está laudado el tema en el partido?
-Yo creo que sí.
-Desde afuera se vio como una lucha interna: el sector de Jorge Larrañaga defendiendo a Bascou, y el de Lacalle Pou, todo lo contrario.
-Es probable que se haya visto así, pero no fue lo que pasó adentro. Había argumentos de distinta índole, porque el tema ético no tiene que ver con la ética personal, sino con la ética media que está exigiendo la sociedad.
-“Algunos no están calibrando la importancia del tema, porque estas cosas son dañinas en la medida en que prosperan, en que no se cortan de raíz”, opinó en entrevista con CRÓNICAS el politólogo Daniel Buquet, consultado sobre este caso.
-Son temas excepcionalísimos. Creo que sí va a incidir en cómo los candidatos se plantan frente a lo que es la ética media que la gente les va a exigir a sus dirigentes.
-¿Qué aspiraciones tiene a futuro? ¿Le gustaría volver a ser titular en el Parlamento?
-Hoy yo te decía que hay momentos en la vida. Yo vine de planificar un acceso a lugares de decisión desde una perspectiva de candidaturas personales, pero hoy me imagino integrando un equipo de un presidente del PN.
-¿En 2019?
-Sí.
“No existe una nueva agenda de derechos; lo que hay es el ejercicio de los derechos humanos, que ya los tenemos”
-El año pasado, con motivo del Día del Orgullo LGBTI, apareció en la fachada del PN el lazo de la diversidad. Algunos blancos se quejaron de que eso implicaba que todo el partido estuviera de acuerdo con el matrimonio igualitario, cuando no es así. ¿Por qué se decidió dar esa señal?
-En la Convención se había votado una minuta que decía que de ser posible, el partido tenía que distinguir en su fachada las conmemoraciones de los distintos días internacionales que hay, o sea que se hizo en cumplimiento de eso. De hecho, este año va a estar el lazo amarillo por el Día Internacional del Niño por Nacer. Nosotros lo que hicimos fue respetar la voluntad de la Convención.
-La agenda de derechos tiene grandes detractores dentro del PN, pero también hay quienes la defienden. ¿Cómo se hace para representar un partido con posturas internas tan diversas?
-Primero –lo aprendí en mi militancia-, el PN respeta el pensamiento de los hombres y de las mujeres libres. Me parece muy importante el planteo de distintos temas y me parecen buenos los debates. El PN representa lo que pasa en la comunidad. La característica del partido es que el intercambio es muy apasionado, nosotros crecemos con esas miradas diferentes, porque de lo contrario sería muy difícil que un partido como el nuestro, con tan pocas veces en el gobierno, sobreviviera 181 años. ¿Por qué eso fue posible? Porque la base del partido y de su militancia es que hay que respetar al que piensa distinto.
-¿De qué lado se encuentra usted en la agenda de derechos?
-Para mí no existe una nueva agenda de derechos; lo que hay es el ejercicio de los derechos humanos. Es decir, me parece que los derechos los tenemos, lo que hay que hacer es ir avanzando en el ejercicio auténtico de los mismos. Creo que hubo temas que la sociedad estaba reclamando que se debatieran y eso se hizo, y desde ese punto de vista me parecen muy bien tanto los que comparto como los que no.
-¿Qué no comparte?
-Yo, por ejemplo, no voté la despenalización del aborto, que fue una de las diferencias con otras parlamentarias.