En medio de una guerra comercial entre las dos mayores potencias económicas del mundo, nuestro país se mantiene al margen de negociaciones por sí solo y prefiere actuar en conjunto al bloque que integra, observó Ignacio Bartesaghi. Sin embargo, el Mercosur no parecería estar interesado en firmar un TLC con China en este momento, y Uruguay podría culminar un ciclo más sin mayores avances en materia internacional.
Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi
Las piezas del tablero mundial se mueven en el afán de la demostración del liderazgo internacional. Una guerra comercial entre China y Estados Unidos –denominada la mayor de la historia- es la que solapa, en realidad, un intento de identificarse como la potencia más importante del mundo.
No se trata de una novedad y tampoco fue una sorpresa. A principios de julio el país norteamericano le colocó al gigante asiático aranceles de un 25% a unos 1202 productos. La medida había sido anunciada en la campaña política de Donald Trump y abarcó bienes valorados en US$ 34 mil millones.
Por su parte, China reaccionó de la misma manera pero hacia un número menor de productos, exactamente unos 545. La situación deviene en más de un análisis y en impactos a corto y mediano plazo que alcanzan incluso a Uruguay.
Por un lado, para el mercado internacional configura una mala noticia, dado que esta guerra comercial incumple las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), según valoró Ignacio Bartesaghi, doctor en Relaciones Internacionales, Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay y Magister en Integración y Comercio Internacional, en conversación con CRÓNICAS.
Para un país pequeño que no se respeten las normas de la OMC genera un impacto en las perspectivas del comercio internacional, repercutiendo en las bolsas de valores y derivando en incertidumbres del mercado. Tal vez llegó el tiempo en que se deban rediscutir los organismos internacionales, opinó el especialista. “Hoy se aplican aranceles muy elevados que violan las normas mundiales”, subrayó.
Asimismo, en un escenario que viraba hacia un rumbo positivo –el Sudeste asiático crece a buen ritmo- se le agrega una presión extra; esta guerra comercial repercute en el descenso de algunas tasas de crecimiento. El hecho de que China –principal socio exportador de Uruguay- pudiese crecer menos de lo pensado tendría consecuencias en nuestro país.
Sin embargo, no todo son malas noticias. En el corto plazo hay oportunidades. La mayoría de los productos que consume China, y que se encuentra dentro de la lista con aranceles de un 25%, pertenecen al sector agrícola o agroindustrial. “Lo que quiere hacer el gigante asiático es golpear el corazón de la agroindustria estadounidense apoyada por Trump para generar una presión interna”, explicó el especialista.
Por lo tanto, es lógico que ocurra una desviación del comercio hacia la sustitución de mercados. Parte de la soja que China le deja de comprar a Estados Unidos, puede comenzar a proveérsela desde el Mercosur, al igual que los lácteos. De todas formas, se debe sustituir rápidamente y algunos productos de mayor valor agregado son difíciles de reemplazar. Aunque, por otro lado, Bartesaghi apuntó a que en las guerras comerciales “pierden todos los países, pero más aquellos con un mercado pequeño”. Si bien América del Sur no está en la mira –ni en las preocupaciones de Trump- Uruguay debe ser cauto en su actuar. “Lo inteligente ha sido no entrar en choque”, opinó.
Con las cartas dispuestas de esta forma sobre la mesa, la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y China es “una estrategia que no se comprende”, señaló el analista. El bloque del sur no podría cerrar un acuerdo con el gigante asiático dado que Paraguay tiene relaciones con Taiwán, mientras que Argentina y Brasil no tienen a China sobre la agenda.
En contrapartida, Uruguay podría dar este gran paso solo si tuviera las cosas claras, sostuvo. “Lo que ocurre es que nuestro país no tiene liderazgo en política exterior ni una estrategia definida. Además, no hay consensos mínimos”, aseveró Bartesaghi.
Por su parte, añadió que fue una mala decisión no avanzar en 2016, luego de que el presidente Tabaré Vázquez le planteara esta iniciativa a su par asiático, Xi Jinping. En ese entonces, valoró el especialista, el contexto internacional era tal que estaba todo para poder cerrar el acuerdo. Comentó, además, que a China le interesa un acuerdo con Uruguay dado que es el primer paso para acercarse más a Brasil y Argentina, de una economía más proteccionista.
“En este escenario nos hemos equivocado y continuamos diciendo que el Mercosur nos obliga a negociar juntos. Eso es mentira, se está aceptando como válido algo que no es la realidad”, confirmó.
En este sentido, afirmó que las señales para quienes desean abrir mercados e invertir en Uruguay son malas. “Ya van a hacer cinco años y una vez más se les dice a los empresarios que no se logró cerrar ningún acuerdo comercial, más allá del TLC con Chile y con toda la discusión que generó”, comentó el experto.
Los últimos números
Según el reciente informe semestral: “Las relaciones comerciales entre Uruguay y China”, que comprende datos referidos desde enero a junio de 2018 y realizado por el Departamento de Negocios Internacionales Integración, de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay, China creció un 6,8% en el primer semestre del año. No obstante, es de esperar un enlentecimiento en el resto del año debido a las políticas públicas que buscan enfriar la inversión inmobiliaria, así como también debido a la guerra comercial con Estados Unidos.
Al mismo tiempo, el saldo comercial de China se redujo a US$ 140 mil millones producto del crecimiento de las importaciones sobre las exportaciones en el primer semestre del año. Las importaciones uruguayas de bienes desde China totalizaron US$ 804 millones en el primer semestre de 2018.