BCU da señal de compromiso con bajar la inflación al llevar su política monetaria a una “instancia contractiva”

Copom aumentó tasa de interés en 25 puntos básicos hasta el 9,25%

Desde el Banco Central del Uruguay (BCU) se entiende que, pese al aumento observado, el dato de inflación de marzo “no fue una mala noticia”, puesto que era esperable, y destacaron que el dato subyacente (que excluye elementos volátiles) registró un descenso. En relación al caos internacional generado por Trump, el presidente de la entidad evaluó que genera efectos contrapuestos. Por un lado, genera “fuerzas desinflacionarias muy fuertes” por la caída de los precios de materias primas, pero por el otro, puede presionar al alza el tipo de cambio.

En su primera reunión con Guillermo Tolosa al frente del BCU, el Comité de Política Monetaria (Copom) definió dar una señal al mercado y realizar un incremento de la tasa de interés de 25 puntos básicos, “ubicándola en 9,25% e ingresando en una instancia contractiva de la política monetaria”. De esta forma, se busca “conducir la inflación y sus expectativas a la meta de 4,5% anual”, según indicó la entidad en el comunicado publicado luego del encuentro.

“Ingresando a una instancia contractiva” fue el concepto que quiso subrayar Tolosa durante un encuentro con periodistas especializados en economía del que participó CRÓNICAS, donde se refirió a los motivos que llevaron a la entidad a tomar esa decisión. En el comunicado también aparece otro detalle de la comunicación de la nueva cúpula del BCU: “la meta” de 4,5%, y no el “rango meta”, al que prefirió denominar “rango de tolerancia”, actualmente fijado en entre 3% y 6%.

Con el incremento de la tasa de interés, se busca dar al mercado “una señal muy fuerte”, respecto a que el BCU busca “tener un impacto que nos acerque más rápido a la meta de inflación”.

El último dato del Índice de Precios al Consumo (IPC) había marcado un aumento mensual de 0,57%, que llevó la inflación anualizada a 5,67%, un nivel cercano al techo del “rango de tolerancia”. Si bien en principio ello podría ser preocupante, Tolosa explicó que el dato “no fue una mala noticia”, puesto que se sabía que la inflación anual iba a tener un aumento, debido a que en febrero del año pasado el dato de inflación había sido cero, por lo que cualquier suba hubiera implicado un aumento de la inflación interanual. Pero más allá de la suba del dato general, el presidente del BCU destacó que “la inflación que más nos importa”, que es el dato subyacente (que excluye elementos más volátiles, por lo que brinda una imagen más fiel de la evolución de precios general), registró el mes pasado un descenso que lo ubicó dentro de “la meta”. En tal sentido, afirmó que se espera una convergencia de la inflación a la baja en los próximos meses, que podría ubicarla sobre el 5% a mediados de año. Sin embargo, advirtió que esa es la proyección actual, la cual está condicionada por un escenario internacional de mucha incertidumbre.

Escenario global y sus impactos

En tal sentido, Tolosa aseguró que el “liberation day” (ver página 14) anunciado por Trump genera “riesgos de recesión global” y “un shock gigante” que afecta las relaciones internacionales. Eso, agregó, se refleja en el mercado bursátil, donde las bolsas tuvieron entre lunes y martes “la tercera peor caída en cien años”, y que amenaza con ser un golpe al crecimiento mundial. En tal sentido, si bien instó a “no ser alarmista”, ya que puede tratarse de una estrategia de negociación, sostuvo que el impacto ya fue significativo y podría serlo aún más.

Sin embargo, en materia inflacionaria, Tolosa explicó que esta coyuntura tiene impactos duales. Por un lado, genera una presión a la baja sobre los precios de materias primas significativas para la canasta de precios del IPC, como la carne y el petróleo, por lo cual se generan “fuerzas desinflacionarias muy fuertes”.

Sin embargo, también hay “otra cara” de esta situación que refiere al posible efecto de esta coyuntura sobre el tipo de cambio, ya que el peso uruguayo se suele depreciar en estos contextos de inestabilidad. De todas maneras, Tolosa reflexionó que los movimientos –“hasta ahora” – han sido muy limitados, lo que genera “cierto optimismo”.

Al respecto, comentó que el año pasado la economía local tuvo “un logro gigantesco”, puesto que pudo procesar una depreciación mayor al 10% sin que ello sacara la inflación del rango objetivo. “Esa relación entre lo que son las depreciaciones y la inflación ya no es la misma que en el pasado. Hay mucho menos reacción porque el régimen es más creíble que lo que era en el pasado”, sostuvo.

Aun así, aseguró que una suba del dólar a más de $ 47 pesos podría llevar a la inflación por encima del rango de tolerancia.

Pero más allá de la coyuntura incierta, Tolosa sostuvo que el hecho de que las expectativas de inflación de los distintos agentes del mercado hayan detenido su tendencia a la baja, fue un factor decisivo para definir el aumento en la tasa de interés.

También adelantó que el crecimiento económico esperado va a ser revisado a la baja debido al contexto general, al igual que lo están haciendo en todo el mundo.

Consultado respecto a la incidencia en este contexto de aplicar una política monetaria contractiva, reconoció que se trata de “una decisión difícil”. Sin embargó, defendió la resolución considerando “todo lo que está en juego”, para bajar la inflación y lograr alcanzar “la última milla” en el camino hacia la meta del 4,5%.