El Banco Central del Uruguay (BCU) valoró positivamente las medidas adoptadas con foco en preservar la liquidez, estimando que “han contribuido a mitigar los impactos negativos de la pandemia y favorecerán la salida de la misma”. Asimismo, señala que “la demanda de dinero viene creciendo de manera sostenida, por encima de los niveles esperados, principalmente guiada por un motivo de precaución ante la incertidumbre creada por la emergencia sanitaria”.
El Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central del Uruguay (BCU) analizó en su reunión de ayer jueves la evolución de la economía durante el segundo trimestre del año, que ha estado marcada por las consecuencias económicas de pandemia del Covid-19. En particular, se valoró el crecimiento de la demanda de dinero, el comportamiento de la inflación y sus expectativas, la actividad económica y otros indicadores relacionados a la cadena de pagos.
Al evaluar el contexto económico internacional, se remarcaron las consecuencias negativas a nivel económico debido al avance global y regional del nuevo coronavirus, en un contexto en el que las economías desarrolladas incrementaron sus medidas para el combate de la recesión, mientras que los mercados financieros globales han tendido a estabilizarse.
Por su parte, en el ámbito local, la actividad económica “empieza a mostrar signos de reactivación gradual en algunos sectores, lo que permite proyectar caídas menores a las esperadas inicialmente”. En tal sentido, se destaca que “las medidas adoptadas por este Banco Central durante el período, con foco en la preservación de la liquidez, han contribuido a mitigar los impactos negativos de la pandemia y favorecerán la salida de la misma”.
Precios y dinero circulante
El informe sostiene que la inflación, que en mayo alcanzó un nivel anualizado de 11,05%, en parte “se explicó por elementos coyunturales y la evolución del tipo de cambio sobre la dinámica de los bienes transables”. De todas formas, insiste en que “sigue estando muy por encima del rango objetivo”, aunque se valora como “un elemento positivo” la senda descendente de los bienes no transables.
En el segundo trimestre del año el agregado monetario M1′ (suma de emisión de dinero en poder del público, depósitos a la vista y cajas de ahorro del público en el sistema bancario) tuvo un crecimiento de 11%. “La demanda de dinero viene creciendo de manera sostenida, por encima de los niveles esperados, principalmente guiada por un motivo de precaución ante la incertidumbre creada por la emergencia sanitaria”, interpreta el Copom.
El aumento registrado estuvo por encima de las previsiones realizadas al inicio del trimestre, cuando el rango indicativo se ubicó en niveles de expansión entre 3% y 5%, mostrando una mayor preferencia por liquidez de parte de los agentes económicos. El Copom había revisado al alza la pauta indicativa a un crecimiento del M1’ de 7,5% interanual para el trimestre, pero la decisión de la política monetaria fue acompañar dicha expansión hasta mayores niveles de tal forma de poner condiciones monetarias que no fueran una restricción para la actividad económica.
“En función de la evolución de la actividad económica, de la inflación y de sus expectativas, valoradas especialmente por este Comité, y de acuerdo con la coyuntura y perspectivas macroeconómicas, el Copom estimó necesario seguir implementando una política monetaria que acompañe la actual situación pautada por la emergencia sanitaria, comprometida con asegurar la liquidez y evitar eventuales restricciones en el mercado de dinero”, señala el comunicado.
En ese sentido, se anticipa que a medida los indicadores ratifiquen que el ritmo de actividad se recupera más rápido de lo esperado, la evolución del agregado se comenzará a ajustar en línea con una senda de inflación que permita converger dentro del rango objetivo.
En ese sentido, el Copom decidió fijar como referencia indicativa de crecimiento interanual de M1′ para el tercer trimestre de 2020 un rango entre 7% y 10%.