El politólogo Antonio Cardarello dijo a CRÓNICAS que las elecciones del pasado domingo confirmaron el escenario más probable según las encuestas de percepción ciudadana: habrá segunda vuelta en noviembre. Lo seguro, por ahora, es que el Frente Amplio (FA) consiguió mayoría parlamentaria en el Senado sin necesitar de la banca de vicepresidencia, mientras que ningún partido la obtuvo en Diputados. Llegue quien llegue a la Presidencia, necesitará de una capacidad de negociación de cara a un Parlamento fragmentado.
Por Catalina Misson
Los resultados son “francamente positivos” para el FA, ya que creció en cinco puntos respecto a la votación de las elecciones del 2019, permitiéndoles obtener tres senadores adicionales y cinco diputados más. Sin embargo, Cardarello aclaró que la ausencia de una mayoría en ambas cámaras puede haber sido inferior a las expectativas de los frenteamplistas, cuyo objetivo era obtener una mayoría completa. “En ese sentido, ganaron, pero en primera instancia el resultado no pareció tan positivo. Quizá por las expectativas, aunque creo que después se tomó de otra manera”, opinó.
Pese a perder algunas bancas, el Partido Nacional (PN) “tuvo un resultado mejor de lo que le auguraban las encuestas”. Si bien eso generó cierta sorpresa, se continuó en línea con las predicciones de los estudios de opinión pública que señalaban una pérdida de votos nacionalistas respecto a 2019, pero no tanto como para ser superados por el Partido Colorado (PC).
El PC mostró una recuperación en comparación con votaciones previas -logrando una banca más en la Cámara Alta-, aunque no alcanzó el desempeño ambicioso que planteó Andrés Ojeda. “Si lo tomamos respecto a las expectativas que tenía su candidato, de que el PC tenía chances claras de superar al PN y de pasar a la segunda vuelta para enfrentar a Yamandú Orsi, no fue un buen resultado”, observó Cardarello.
Para el politólogo, esta configuración predispone a una mayor negociación y pragmatismo durante los próximos cinco años. En caso de una victoria de Orsi, la búsqueda de acuerdos tendría que ser más intensa que en otros gobiernos frenteamplistas. “Me lo imagino más con algunos legisladores del PC, incluso del PN o del Partido Independiente (PI) que con los de Identidad Soberana (IS)”, aventuró.
En caso de que Álvaro Delgado llegara a ser electo presidente, las negociaciones tendrán que redoblarse, según su visión. “No va a tener otra que ser un gran articulador, porque carece de mayoría para poder pasar una legislación. Va a tener que construir todo el tiempo mayorías ad hoc, incluso para designar autoridades de entes, lograr venias. Va a tener que pasar por el FA, porque tienen la llave”, analizó.
El experto anticipó una campaña de segunda vuelta más intensa y con mayor exposición de los candidatos, que se enfrentarán en un debate público. “Se sabía que la elección pintaba para ser competitiva. El balotaje del 2019 y el resultado del referéndum contra la LUC en 2022 mostraron escenarios muy parejos entre los dos bloques. Hubo un cambio porque el FA creció, pero quizás se pensó que el cambio sería mayor”, concluyó.
Cabildantes y soberanos
La integración de Pedro Bordaberry en la campaña electoral del PC “fue un factor más” que contribuyó en el debilitamiento de Cabildo Abierto (CA). De acuerdo con Cardarello, el fenómeno es multicausal. Al mismo tiempo que este partido dejó de ser la novedad que era en las elecciones del 2019, por su participación en el gobierno, fue protagonista de “la crisis más grave de la coalición” a raíz de las irregularidades en el Ministerio de Vivienda, que resultaron en la salida de Irene Moreira de la cartera.
El politólogo también mencionó la pérdida de credibilidad de Guido Manini Ríos cuando, contrario a su discurso como comandante en jefe, se amparó en sus fueros parlamentarios. A esto se sumó el éxodo de dirigentes intermediarios en el interior del país -quienes regresaron a sus partidos originales- y las constantes discrepancias con el gobierno, aunque luego “votaban junto a los restantes socios de la coalición”. Además, los estudios de opinión pública sugieren que el MPP, sector del FA, recuperó los votos en la periferia de Montevideo que había logrado CA.
Todo esto podría haber tenido su efecto en el éxito de la figura revelación de las elecciones, Gustavo Salle, quien fue el cuarto candidato más votado. “Cabildo había capitalizado ese descontento con el sistema político más tradicional. Pero, como se dice, se lo comió el sistema”, explicó Cardarello. Si bien Salle atrajo votos a Identidad Soberana con su discurso “antisistema”, considera que se trata de un voto más volátil y que, “así como Cabildo no pudo retener la excelente votación que tuvo hace cinco años, nada hace pensar que los votos de Salle estén asegurados para la próxima elección”.
El rechazo a los plebiscitos
Cardarello compartió su lectura sobre el rechazo de la ciudadanía hacia los dos plebiscitos planteados, tanto el de allanamientos nocturnos como el de seguridad social. Recordó que desde 1989, solo unos pocos plebiscitos han sido aprobados. El “plebiscito del agua” en el 2004 fue el último.
El hecho de que los plebiscitos se celebren junto con las elecciones nacionales, genera una especie de “contaminación” por parte de la campaña electoral sobre las iniciativas de enmienda constitucional.
“En el caso del FA, claramente el plebiscito de seguridad social afectó la campaña que podría haber hecho contra la reforma previsional del gobierno. Que hubiera posiciones encontradas en el interior del FA, es un hecho que contaminó la campaña, sin lugar a dudas”, concluyó.
No obstante, el porcentaje de aprobación mostró que “hay una parte importante de la población” que desea un cambio en la materia. “Si el FA quiere reformar algunos aspectos de la seguridad social, seguramente va a tener que encontrar socios y convencerlos en el trámite parlamentario”, finalizó.