CED espera “shocks” positivos que impulsen la economía en el segundo semestre

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Aunque en el segundo trimestre del año se verificaría una contracción de la economía uruguaya debido al impacto directo de la sequía, para la segunda mitad del año se espera una mejora asociada a diversos factores, según estimó en diálogo con CRÓNICAS Ignacio Umpiérrez, economista e investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED). El especialista analizó los datos del primer trimestre y declaró que son “positivos”. Además, se refirió a la próxima ronda salarial y los desafíos que conlleva.

En el primer trimestre del año se observó un crecimiento de la economía del 1,2% respecto del mismo trimestre de 2022 y creció un 0,9% en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior. Esto significa que la economía salió de la fase contractiva que experimentó en el segundo semestre del año pasado, donde padeció dos trimestres consecutivos de caída.

Umpiérrez considera que esta fase contractiva estuvo vinculada esencialmente a los mayores impactos de la sequía, que tuvieron particular impacto en el volumen físico del agro, algo que se concentró sobre el cierre de 2022. Aun así y considerando diversos factores, “el dato (del primer trimestre) fue positivo y deja la pauta de que el arranque del año no fue tan malo como se esperaba”, remató.

En este sentido, el entrevistado cree que el crecimiento de la economía se fundamentó en un “mayor dinamismo”, sobre todo en las exportaciones de servicios. Esto está principalmente asociado con el turismo, donde “claramente hubo una normalización, quizás no hacia niveles prepandemia, pero sí una normalización muy significativa de los volúmenes de turismo receptivo y un dinamismo muy elevado de los servicios no tradicionales que siguen apuntalando el crecimiento en el último año y medio”, por lo que desde este punto de vista, el dato fue “positivo”.

A su vez, desde la óptica de la demanda en términos desestacionalizados, del informe publicado por el Banco Central del Uruguay se desglosa que, comparado con el trimestre previo, el consumo tuvo un incremento del 0,3%, la inversión tuvo una suba del 1,8% y, desde el punto de vista sectorial, la mayoría de los sectores presentaron expansiones respecto del último trimestre del 2022.

El resto del año

El segundo trimestre de 2023 cerrará con un efecto negativo, dado que recogerá el impacto directo de la sequía, que tuvo afectación en las exportaciones, particularmente en el sector de granos.

A su vez, la ausencia de lluvias afectó el consumo asociado a los servicios del agro, sobre todo en la fase de cosecha de la soja, por lo que todo este sector “se va a ver resentido y eso va a generar una afectación en los niveles de actividad del segundo trimestre”.

No obstante ello, el economista del CED declaró que lo que se puede esperar hacia adelante es una dinámica que irá mejorando hacia la segunda mitad del año por diversos factores.

“El shock de oferta de la sequía se revertirá y nos vamos a comparar en el segundo semestre del año contra un segundo semestre de 2022 que tuvo el efecto de la sequía, y eso va a generar un crecimiento importante hacia el final del año, porque se va a incorporar el efecto de las exportaciones de celulosa de UPM 2, que es una innovación importante”.

Por lo que, desde este punto de vista, la expectativa es que, al contrario de lo que ocurrió en 2022, el 2023 irá “de menos a más”, con diversos “shocks” en la economía que revertirán la situación, como la normalización de la demanda global, particularmente con China y un escenario externo “menos negativo” para Uruguay, fundamentado en el proceso de desinflación que está llevando a cabo Estados Unidos.


Negociación salarial con “particularidades”

La próxima ronda salarial será la más grande desde que se retomó el funcionamiento de los Consejos de Salarios en el 2005. Se incorporarán 195 ramas de actividad, lo cual la hace extremadamente “abarcativa y compleja”. 

Umpiérrez cree que hay un desafío de economía política, dado que es la última ronda de negociación salarial de este gobierno, “lo que implica que pueda tener consecuencias en términos de conflictividad sindical”, además de existir un compromiso por parte del Poder Ejecutivo por cumplir con la recuperación salarial comprometida tras la pérdida generada durante la pandemia.

“Hay que prestarle atención a cuáles van a ser las pautas salariales que establezca el gobierno, si va a haber algún tipo de diferenciación en función de la actividad, observar cómo evolucionó el empleo, y otro punto importante es el empezar a internalizar las diferencias entre los sectores, porque si tratamos a todos los sectores por igual, nos olvidamos de que no todos tienen la misma productividad”, concluyó el economista.