Celsa Puente, profesora de Literatura, inspectora y exdirectora de Secundaria
Pasado casi un año de la polémica renuncia de Celsa Puente como directora de Secundaria, la docente no guarda un grato recuerdo de su salida del Codicen, pero tampoco le achaca al Frente Amplio (FA) la actuación “desprolija” de los integrantes del organismo. En entrevista con CRÓNICAS, Puente advirtió que la educación necesita una revisión integral, y dijo que el gran debe del partido de gobierno en esa materia es que todavía hay personas que dan clases sin la formación necesaria.
-¿Cómo fue el camino que transitó después de su polémica renuncia? ¿Cambió en algo su vínculo con el FA?
-Lo que hice después de mi renuncia fue disfrutar de los 56 días de licencia que tenía acumulados, y me reintegré el 3 de julio a mi cargo al que accedí por concurso, que es de inspectora de institutos y liceos de la zona 7 de Montevideo. Yo hice toda mi carrera por la vía del concurso. La asignación del cargo político, cuando me llegó [la propuesta] en el 2014, tenía muy claro que era una situación absolutamente circunstancial. Incluso en ese momento tomé por un año –el último del gobierno de José Mujica- y después se me solicitó que permaneciera.
Desde el punto de vista de mi vínculo con el FA, para mí queda intacto mi compromiso como el primer día, porque yo creo que aunque a veces uno esté disgustado con la forma de actuar de las personas, una cosa es la pertenencia a un partido, las convicciones que te mantienen para pertenecer a él, y otra cosa son las acciones puntuales que algunas personas que están circunstancialmente a cargo llevan adelante. Yo no le voy a cobrar al FA una actuación muy desprolija de quienes estaban a cargo en ese momento.
-Cuando se fue tenía una relación complicada con el presidente del Codicen, Wilson Netto, y con el resto de los integrantes.
-Sí, con el Codicen en general. Yo no estoy molesta por lo que ocurrió, porque considero que los que lideran los procesos tienen todo el derecho a elegir la permanencia o no de las otras personas con las que trabajan. Mi dolor más grande fue la forma en la que eso ocurrió: no se cuidó mi historia, mi imagen; es más, se hizo un uso absolutamente atentatorio del paradigma de los derechos humanos de mi persona en ese fin de semana en el que se filtraron a la prensa –por parte del Codicen- datos de mi vida personal, que no corresponde.
El organismo tenía todo el derecho, porque así está dispuesto en la normativa, a definir el alejamiento de una directora general. Le erró en el procedimiento, porque además yo tenía 56 días de licencia, hice una solicitud en tiempo y forma, se me contestó tres días antes de la Semana de Turismo, y encima no se esperó mi regreso. Había como un ensañamiento por hacer público el disgusto y por tratar de que yo quedara como una irresponsable, pero estoy bien tranquila de que no lo soy; lo dice toda mi historia profesional.
-Más allá de su abrupta salida, ¿en el tiempo en el que estuvo en el cargo pudo llegar a cumplir sus objetivos como directora de Secundaria?
-Yo creo que hicimos muchas cosas. Cuando me fui presenté un informe de gestión que dice claramente qué cosas se lograron y cuáles quedaron en proceso.
-¿Le hubiera gustado terminarlas?
-Sí, porque en el momento en que renuncié no tenía planes de hacerlo; lo hice en solicitud del órgano rector. Estoy restablecida en mi cargo y estoy muy contenta, pero tenía un procedimiento en marcha que tuvo cimbronazos. Esa es otra de las cosas por las que considero que no se pensó en Secundaria, que es una institución muy dañada. Yo fui la tercera directora general que estuvo en el período de Mujica, y en este quinquenio le veníamos dando una estabilidad que tuvo tres años, pero otra vez, un cimbronazo. Eso genera en las personas que trabajan una sensación de inestabilidad que no es deseable para marcar los rumbos de una institución.
-Durante su gestión tuvo algunos problemas con los sindicatos de la educación. ¿Cómo ve el papel que cumplen hoy en la sociedad?
-Tuvimos algunas dificultades al principio, pero las fuimos limando muy bien. Me gustaría dejar claro que mi salida no se debió a los sindicatos, de hecho yo recibí mensajes de muchas de las figuras de Fenapes, que estaban un poco impactadas [por mi renuncia]. El papel de los sindicatos es importante en la vida de Uruguay. Lo que siempre discutí con ellos fue cómo trabajar la tensión entre la necesidad de la revisión de las condiciones laborales, que me parece importante, y los estudiantes como foco de la educación. El docente tiene un cometido que trasciende la mera condición laboral, que es un acto de responsabilidad social muy fuerte porque de su trabajo va a depender una buena parte del desarrollo de la sociedad, entonces, si lo dejamos solo circunscripto al salario o a las condiciones de trabajo, dejamos muy empobrecido su rol.
Desde el Codicen “se hizo un uso absolutamente atentatorio del paradigma de los derechos humanos de mi persona”.
-La promesa de campaña del FA fue reformar el ADN de la educación. ¿Para usted es necesaria una transformación tan profunda, o los cambios deberían ir por otro lado?
-La educación necesita una revisión integral. Cuando hablamos de la renovación curricular tiene que quedar clarísimo que no alcanzaría para nada con pensar en el conjunto de asignaturas que hay que ofrecer. En el caso particular de la educación media tiene que cambiar el ADN, considerando que fue pensada para una élite y hoy se ve compelida a ofrecerse a todos los ciudadanos. Secundaria y UTU son instituciones muy rutinarias, también lo es Primaria, y necesitan una revisión para llevar adelante las políticas educativas. También hay que aggiornar los centros educativos y hay que hacer un cambio fuerte en la carrera docente.
-¿Qué le hace falta al FA para llevar adelante esos cambios?
-Una decisión política que tiene que estar acompañada de un presupuesto. Yo rescato que este mejoró –casi se duplicó con respecto al que teníamos-, así como el salario de los docentes y los funcionarios, pero hace falta mucho más. Cuando tú querés universalizar, tenés que aumentar los centros educativos –aunque se avanzó mucho en ese sentido- para incrementar la cantidad de horas. Lo que pasa es que esto hay que pensarlo muy bien, porque no alcanza con hacer esos cambios si los docentes no están formados para poder cumplir con los objetivos esenciales de la educación. Hay que hacer un ofrecimiento diferente para las generaciones nuevas que vienen con otro impulso, con otros intereses, y necesitan habitar el aula de una manera distinta.
-¿Cuáles son los debes del FA en materia educativa?
-A mí me preocupa mucho que no se haya podido consolidar la idea de la Universidad de la Educación y revisar la carrera docente a fondo. Yo creo que ahí hay una matriz fundante del cambio, que viene dando algunos pasos muy tibios, pero sobre lo que es necesario operar con mucha fuerza. Después de que se tenga una carrera docente fuerte, donde los profesores dejen de tener una cuasi profesión y puedan sentirse profesionales verdaderos, algunas cosas van a cambiar. Además, no puede haber más personas que den clases sin tener una formación específica, ese es un gran debe porque hay un conjunto de horas de clase que se cubren con personas que no tienen la formación necesaria y llegan por casualidades del destino. En la educación se juega el futuro y no se puede postergar más. Ahí hay un debe importante porque no se atendió la transformación de la formación en educación.
La participación en política y el apoyo a Daniel Martínez
-¿Por qué tomó la decisión de integrar el sector Participar, Articular, Redoblar (PAR), de Cristina Lustemberg, que apoya a Daniel Martínez?
-Haber ingresado a un sector es algo nuevo para mí porque yo fui toda la vida frenteamplista independiente, pero cuando Cristina me contó que estaba con el plan de inaugurar PAR, me pareció que era una oportunidad. Ella es una mujer sumamente sensible a los problemas de la gente, conocedora de los territorios, muy buena gestora. Propone trabajar en la política pública, poniendo a la persona como eje. Esa lógica es necesaria para Uruguay y creemos firmemente en el proyecto del FA. Hay que potenciar lo que ha sido un logro en el desarrollo de la sociedad uruguaya, pero no sentir que lo que se ha hecho tiene un techo, sino que es un trampolín para seguir profundizando, quebrando las desigualdades, siendo distributivos en oportunidades y recursos, y generando una sociedad más justa. Estoy orgullosa de participar en PAR.