Consumo interno sigue registrando crecimiento, pero “no es tan dinámico como se podía prever”

Ana Laura Fernández, asesora económica de la Ccsuy

La economía uruguaya registra un rebote debido fundamentalmente al fin del impacto negativo de la sequía, y el consumo privado sigue creciendo, pero “se aprecia una moderación respecto a períodos previos”, según evaluó Fernández durante un webinar de Coyuntura Económica organizado por la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (Ccsuy). Al analizar la región, valoró que “las buenas noticias parecen venir por el lado de Brasil”, mientras que en Argentina se observa una mejora de los números fiscales y de inflación, aunque a costo de su impacto sobre la actividad y los indicadores sociales.

Al analizar el contexto internacional, Fernández no podía eludir mencionar el fin del ciclo contractivo de la política monetaria de la Fed estadounidense, y estimó que este ciclo de flexibilización continuará en 2025 en línea con una economía que “sigue comportándose relativamente bien”. En particular, destacó el descenso de la inflación hacia el objetivo de la Fed y con perspectivas de que continúe a la baja, y en un marco de desempleo que se ha estabilizado en el entorno del 4%. En cuanto al dólar, si bien permanece en un escenario de fortalecimiento, se espera una cierta reversión.

Por otra parte, la economía china sigue creciendo, pero lo hace a un menor ritmo, lo cual deja en evidencia que “el pico de las ‘tasas chinas’ parece haber quedado atrás”, y en tal sentido el gigante asiático comienza a mostrar un desempeño “más acorde a su capacidad productiva”. En cuanto a las proyecciones, destacó que hay una mejora en las perspectivas para China, pero se advierten riesgos importantes en el horizonte, como las elecciones en EEUU y su relación en el enfrentamiento entre ambas economías; riesgos deflacionarios; y la deuda de los gobiernos locales y del sector inmobiliario.

Para Europa, se destacó el ajuste al alza en las previsiones económicas del FMI, que espera que crezca un 1,2% este año. “Crece a tasas moderadas, pero a un mejor ritmo que en el pasado”, sostuvo.

En el plano regional, “las buenas noticias parecen venir por el lado de Brasil”, sostuvo Fernández, explicando que el crecimiento del país vecino ha sido superior a lo esperado, tras un inicio de año complejo. La mayor preocupación viene por el frente fiscal, con un déficit en torno al 10% del PIB, lo que genera cierta incertidumbre para la economía brasileña.

En cuanto a Argentina, se destacó la mejora de las cuentas públicas y la caída de los niveles inflacionarios, pero a costo de los impactos de ello sobre la actividad económica y los indicadores sociales como la pobreza. Además, se constata un deterioro de la confianza de los consumidores y los inversores no recuperan aún la confianza en el país. A pesar de estos retrocesos, se prevé una recuperación de la actividad para el segundo semestre, aunque no compensaría el escenario retractivo registrado hasta ahora.

Para cerrar el panorama internacional, Fernández se refirió a la evolución reciente de los precios de los commodities, afirmando que “se mantienen en fase de caída y no se avizora un viento de cola para la segunda mitad de la década”.

Economía local

Dentro de este escenario internacional, la economía uruguaya registró en el segundo trimestre del año un rebote fuerte, aunque en buena medida explicado por haber dejado atrás los efectos negativos de la sequía de 2023, lo que se reflejó en el fuerte empuje del agro y la energía. Por el contrario, la industria y la construcción atraviesan fases de contracción, también por circunstancias excepcionales como la parada técnica de la refinería y el fin de las obras de UPM 2 y el Ferrocarril Central.

Pero más allá del rebote, Fernández señaló que las proyecciones se han mantenido incambiadas. El consumo privado sigue creciendo por la creación de empleo, el aumento del salario real y el ingreso de los hogares y la inflación en dólares. Sin embargo, se aprecia una moderación del crecimiento respecto a períodos previos.

Asimismo, y en parte relacionado a lo anterior, se constató una recuperación del comercio, algo que también se vio fuertemente influido por la reversión de la brecha de precios con Argentina.

Otro indicador de actividad y de consumo, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), evidencia un crecimiento, en particular en el mes de julio, pero “cuando se amplía la foto, se ve una recaudación estancada o creciendo poco”.

En tal sentido, se está viendo un comportamiento de la economía “no tan dinámico como se podía prever”, agregó Fernández.

En materia de inflación, destacó el descenso del dato así como de las expectativas, aunque estimó que el aumento del dólar registrado en las últimas semanas podría “mover la aguja” de la inflación al alza, pero la caída del petróleo podría “jugar a favor”.


Comercio y servicios: crecimiento a menor velocidad

En cuanto a la actividad del sector comercio y servicios se observó un nuevo crecimiento en el segundo trimestre del año, de 2,4%, acumulando la segunda suba consecutiva, aunque fue a menor ritmo que en el primer trimestre. Asimismo, esa expansión se debió exclusivamente al desempeño del sector comercio, que creció 3,1%, ya que los servicios siguen en fase de contracción con un descenso de 1,7% en sus ventas.

A su vez, ese menor crecimiento se refleja en un menor índice de difusión, que se ubicó en 47% a nivel de rubros y en 45% a nivel de empresas, lo que quiere decir que hay menos sectores y empresas que registran crecimiento de la actividad.

En cuanto al tamaño de las empresas, se advierte que las microempresas se mantienen bajo un escenario contractivo (-4,4%), las pequeñas firmas están estancadas en sus ventas (0%), y son las medianas (2%) y las grandes (3,3%) las que registran aumentos.

En cuanto a la locación geográfica, todas las regiones registran guarismos positivos, aunque se destacan los crecimientos en las zonas de la costa y el centro del país (con expansiones de 3,7% y 6,9%, respectivamente). Les siguen la región noreste con un crecimiento de 2,2%, y la zona litoral y Montevideo son las regiones que menos crecen, con una expansión del 1,5%.