Las mejores expectativas de crecimiento e inflación y el alejamiento del riesgo de perder el grado de inversor, son las buenas noticias que tiene actualmente el Uruguay, para los economistas de la Consultora CPA Ferrere. Sin embargo, hay señales de alerta por la debilidad del mercado laboral, una situación financiera de empresas y familias que está “lejos de estar mejorando” y una inversión que “no despega”. Aseguraron que el crecimiento económico “se parece al de los años 90” porque se sostiene en base un tipo de cambio real apreciado que incide sobre el consumo privado, y una región “cara” en dólares que “disimula los problemas de competitividad” del país.
Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl
Cada vez que se nombra la década de los 90’ desde la izquierda política, se la asocia a una “década oscura”, se la define como “década perdida”, o se usan calificativos similares. Sin embargo, fue justamente con esa década que los economistas de la consultora CPA Ferrere, Gabriel Oddone y Santiago Rego compararon la evolución actual de la economía local, y no necesariamente asociándola a algo negativo.
Durante la reunión de coyuntura organizada por la firma y titulada “La economía uruguaya: desafíos de una recuperación asimétrica” se explicó que el crecimiento económico actual “se parece al de los años 90” porque se sostiene en base a un tipo de cambio real apreciado que fomenta el consumo privado, una región “cara” en dólares que “disimula los problemas de competitividad” del país, sectores transables afectados, un mercado laboral con dificultades y la inversión que “no despega”.
En su análisis de la economía uruguaya, Oddone aseguró que quedó atrás la fase de estancamiento de la actividad y ya desde la segunda mitad del año pasado se registró “una recuperación moderada” que se aceleró en el primer trimestre de 2017 observando un crecimiento que superó las expectativas del mercado.
Sin embargo, el experto relativizó en parte el dato al asegurar que un 65% del crecimiento estuvo explicado por dos sectores: “Transporte, almacenamiento y comunicaciones” y “Comercio, restaurantes y hoteles”. En el primer caso por la fuerte incidencia de las telecomunicaciones y en el segundo por el resultado de la buena temporada turística. Oddone explicó que la fuerte incidencia que está teniendo el sector telecomunicaciones en los cálculos del PIB está comenzando a ser cuestionada a nivel internacional. “Se cuestiona la pertinencia técnica de cómo se está midiendo”, afirmó.
El economista, advirtió que cualquier apreciación sobre el futuro de la economía local está realizada sobre los supuestos de que Argentina y Brasil sigan con estabilidad en los próximos meses, algo que no se puede garantizar del todo (ver recuadro).
A desindexar
Entre las “buenas noticias”, Oddone aseguró que CPA Ferrere corregirá al alza sus previsiones de crecimiento a un entorno del 3% en el año, aunque advirtió que el crecimiento “no es homogéneo”.
La segunda “buena”, es que también se corrigió a la baja la inflación, y estimó que de mantenerse el tipo de cambio en el nivel actual, el nivel de precios podría cerrar el 2017 dentro del objetivo del Gobierno al ubicarse en el 6,7%. No obstante, volvería a acelerarse para 2018 alcanzando un 7,2%. Explicó que esta baja de la inflación se debe principalmente a dos factores: la caída en el precio de frutas y verduras que hace un año habían aumentado fuertemente por factores climáticos, y por una apreciación del tipo de cambio nominal que incidió a la baja en los precios de bienes y servicios importados. Pero más allá de estas bajas puntales, opinó que el comportamiento de estos factores han afectado las expectativas y “han ingresado en el corazón del IPC”. Oddone evaluó que “la inflación baja es un aporte para desindexar la economía en 2018”.
En cuanto a la competitividad del país, interpretó que “Uruguay en el corto plazo y sin innovaciones en la región puede convivir con el nivel actual de TCR”, y agregó que “por eso es que esto se parece mucho a la década de los 90”
Pero pese a las mejoras macroeconómicas, existen tres elementos que instan a tomar todo esto con cuidado: en primer lugar, que el mercado laboral no mejora y el empleo se sigue deteriorando, fundamentalmente cuando se analizan las horas trabajadas. En segundo orden, la cadena de pagos parece estar tensionándose ya que aumentó la morosidad en todos los sectores: “la salud financiera de las empresas y las familias están lejos de estar mejorando”, advirtió. Por último, la tercera amenaza, es que la inversión no se está recuperando, lo que puede verse en el estancamiento de las importaciones de bienes de capital.
Haciendo cuentas
En cuanto a las señales de la política económica, Oddone se refirió a la rebaja del precio del gasoil, entendiendo que “va en la dirección correcta”, ya que es un insumo muy importante para muchos sectores, pero matizó que “aún estamos lejos de que sea una rebaja sustancial” para que le permita mejorar la competitividad internacional.
Luego se refirió a la Rendición de Cuentas, la cual incluye una corrección al alza de las estimaciones de crecimiento, lo que “supone ingresos adicionales por US$ 200 millones”. Sin embargo, dijo que hay US$ 90 millones que no estarán disponibles por la no distribución de utilidades del Banco República, por lo que el crecimiento de ingresos real será de US$ 110 millones. Del otro lado del recibo, en materia de gastos hay “un aumento mayor al previsto en pasividades” por US$ 100 millones, lo que se debe a “una sistemática subestimación de los gastos previsionales”. A su vez, hay mayores transferencias a la Caja Militar que implica unos US$ 50 millones adicionales, hay US$ 62 millones más para la educación y US$ 10 millones más por el conflicto con los judiciales, lo que da un total de incremento de gastos de US$ 222 millones. Para compensarlo, se previó un aumento de la tasa consular que aportaría unos US$ 90 millones y US$ 17 millones provendrán del impuesto a los juegos de azar.
Para Oddone, “la consecuencia de esta rendición de cuentas es que las metas fiscales no se cumplirán”. No obstante, aseguró que la amenaza del grado de inversor se aleja, ya que mejora la trayectoria fiscal del país. Asimismo, valoró que hay una “buena noticia”, derivada del mayor crecimiento económico, que es la moderación en el crecimiento del ratio de deuda neta. “Mejora la sostenibilidad de la deuda”, opinó.