Daniel Martínez, precandidato por el Frente Amplio
Un formador de equipos que apuesta al diálogo y a la experiencia. Así se considera el exintendente de Montevideo, y explica que esos valores son los que hoy necesita el país. Además, es autocrítico con las gestiones del Frente Amplio (FA) y admite que se podrían mejorar sus políticas y el control de la función pública. Sin embargo, apunta a convencer a los desencantados de que el partido de gobierno es el único que seguirá avanzando hacia la igualdad, mientras que la oposición no brinda certezas y genera riesgos.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Dónde se imagina el 1º de marzo del año que viene?
-Me imagino levantándome temprano, estando rodeado de mis nietas, nietos y mi familia, recordando a un montón de gente querida que me acompañó toda la vida. Me imagino hablándole al pueblo uruguayo de los compromisos asumidos e invitando a toda la sociedad y a los partidos a asumir una etapa que va a ser histórica para el desarrollo de nuestro país.
-¿Qué considera que puede aportarle al FA en caso de ganar la interna?
-Siempre recuerdo que lo que nos caracteriza como FA es la unidad en la diversidad sobre la base de un programa común. Somos el único partido que en todas sus precandidaturas ofrece una verdadera renovación. Estos cambios en los partidos convencionales se procesan con dificultades, con fisuras, y muchas veces con heridas difíciles de sanar. En el caso del FA, la apuesta por el cambio es una de sus señas de identidad; no podremos transformar la sociedad si no tenemos capacidad de transformarnos a nosotros mismos. La unidad es un ejercicio permanente, prefiero pensar en lo que nos une más que en lo que nos diferencia.
-Pero ¿por qué cree que la gente debería votarlo a usted?
-Como señalaba, la garantía para la ciudadanía es que hemos trabajado sobre un programa común, que permitió una serie de transformaciones que han construido una plataforma sobre la que tenemos que reimpulsar el proyecto de desarrollo nacional. El país necesita, en esta etapa, los mejores equipos, y he sido toda la vida un formador de equipos; necesita diálogo y eso es lo que he cultivado toda la vida; y un rumbo claro en base a la interpretación de los cambios en el mundo, y la convicción sobre ese rumbo te la da la experiencia. Todas las precandidaturas del FA son sumamente valiosas. Antes que intentar que la gente me vote, prefiero invitarla a que vote al FA, ya que en esta elección se juegan modelos de país muy diferentes y en eso se va la calidad de vida y las oportunidades de desarrollo de nuestra gente.
-¿Qué dos o tres medidas tomaría inmediatamente después de asumir si le tocara gobernar?
-En las campañas electorales se tiende a focalizar la atención en acciones concretas, pero los desafíos que tenemos por delante requieren acciones de políticas públicas integrales. Fue con esa perspectiva que desarrollamos tres actividades de perfilamiento programático que llamamos el impulso al desarrollo productivo, al desarrollo humano y a las transformaciones, asociado a una necesaria nueva concepción del Estado. Como dije en dichas instancias, queremos aprovechar esta coyuntura global como una oportunidad para construir un mejor Uruguay.
-En ese marco, ¿cuáles son las propuestas que plantea?
-Cuando hablamos de desarrollo humano planteamos propuestas orientadas a la calidad de vida de la gente, la igualdad de oportunidades –fundamentalmente en el punto de partida- y una sociedad integrada. Por supuesto, no será posible sin un desarrollo productivo innovador, creativo, emprendedor, que impulse de forma inteligente y ambientalmente sostenible el valor de sus recursos naturales, con capacidad de adaptación a los cambios permanentes. A su vez, la nueva concepción del Estado deberá ser la de un Estado inteligente, eficiente, que pueda hacer más cosas con menos cantidad de recursos, basándonos en información de calidad y las mejores tecnologías con las que se pueda contar para colocarnos siempre al servicio de la gente. Por tanto, lo que puedo adelantar es que las tres primeras medidas irán orientadas cada una a uno de estos tres ejes: el desarrollo productivo, el desarrollo humano y la transformación del Estado.
-Habla de “impulsar” esas tres áreas, y justamente es un concepto que se manifiesta en su eslogan de campaña, “el nuevo impulso”. ¿Por qué lo cree necesario?
-Porque la sociedad reclama una nueva forma de ser y estar en la política, y porque la plataforma de confianza para hacerla posible es la que han construido los gobiernos del FA en base al ejercicio permanente por mejorar nuestras prácticas y propuestas políticas. Es necesario un nuevo impulso para vivir más seguros y mejorar la convivencia, para innovar y darle un lugar de privilegio al conocimiento, a la ética y a la educación, a los viejos ideales de justicia y de solidaridad, y para llenar de energía al Uruguay de las oportunidades.
-Por el contrario, ¿qué riesgos visualiza si no gana el FA?
-Veo muchos riesgos. La oposición no es homogénea, pero al momento de pasar raya sobre las propuestas, lo que no se dice y los intereses que se representan, el riesgo es que ganen los más poderosos. Con el FA, tras tres períodos de gobierno, ganaron las grandes mayorías. Crecimos ininterrumpidamente y avanzamos en mayores niveles de igualdad y justicia social. Veo lo que ha pasado con otros países donde con el triunfo de proyectos conservadores los Estados se han debilitado, y miles han caído en la desprotección y flagrantes niveles de fragilidad ante la vida. En la oposición está presente el discurso, a veces solapado, de achicar el Estado, y con un Estado débil se benefician siempre los más poderosos ya que los más vulnerables cuentan con mucha menor protección y acceso al bienestar.
-¿Significa que hay que apostar a un Estado grande?
-No a un Estado grande, sino que gestione con eficacia como imperativo ético, dado que los recursos son escasos y tenemos que continuar resolviendo las necesidades de más personas y más colectivos. Además, veo el riesgo de que pierdan los que históricamente han perdido, y también de que retrocedan los avances de las minorías que han conquistado derechos. No podemos retroceder en la agenda de derechos, con la que claramente hay sectores de la oposición que tienen reparos o directamente la critican. Quiero un Estado plural, solidario, inclusivo, con instituciones firmes, democrático, que es como nos reconocen en el mundo.
-“Daniel fue presidente de Ancap y ministro de Industria, entonces hay zonas rurales donde no me imagino la conexión, la llegada de su forma de exponer al paisano, al esquilador, que existe en Uruguay y que es la base de nuestra economía”, afirmó a CRÓNICAS la vicepresidenta, Lucía Topolansky. Tras estos meses de campaña recorriendo el Interior, ¿cómo ha sido esa llegada? ¿Cómo ha sido recibido por los habitantes de otros departamentos?
-Muy bien, he recorrido muchos pueblos, ciudades y localidades rurales. Me ha sorprendido gratamente la movilización en el Interior. No es nuevo recorrer el Uruguay en mi caso; lo hice con las diferentes responsabilidades que asumí y tengo vínculos de cariño y de cercanía con muchas personas en distintos puntos del país. Recorrimos más de sesenta pueblos, fueron muchas horas de viaje y kilómetros de ruta y caminos rurales, pero valieron la pena porque es gratificante el afecto de la gente, y ese cariño lo he sentido en el ámbito urbano y en el rural.
–En una entrevista para este ciclo, el precandidato colorado Julio María Sanguinetti, mostró preocupación por la pérdida de peso del astorismo dentro del FA, lo que, aseguró, puede dar lugar a un gobierno frentista con ciertas dificultades por no tener “los balances que tuvo hasta ahora”. ¿Coincide con esa visión?
-No creo en las visiones de la realidad que tienden a polarizar entre extremos, creo en los análisis que parten desde la perspectiva de la complejidad. El FA, históricamente, ha construido equilibrios y balances, más en procesos de recambio como en el que estamos inmersos. Somos una fuerza política dinámica y rica en su variedad de propuestas electorales sobre la base de un programa común.
-Si efectivamente no hay mayorías parlamentarias, tal como prevén los analistas, ¿cómo se imagina negociando con el resto de los partidos?
-Que eventualmente no haya mayorías parlamentarias lo veo como una oportunidad. En Montevideo logramos tener un volumen de inversión de más de 700 millones de dólares en espacios públicos, infraestructura cultural y deportiva y vialidad, gracias a que conseguimos mayorías especiales con votos de la oposición en la Junta Departamental. Eso tenemos que cuidar de la política uruguaya, sus mejores prácticas, las que nos permiten construir acuerdos. En temas estratégicos para el desarrollo nacional como la seguridad y la educación tenemos que construir acuerdos entre todos los partidos, y aspiro a que una vez pasadas las internas logremos arribar a ellos para comprometernos con las principales políticas de Estado. El Uruguay que viene va a necesitar mucho diálogo, y es lo que he hecho a lo largo de toda mi vida.
-¿Qué fue lo peor y lo mejor que le dejó la izquierda en estos 15 años al país?
-Vamos a empezar por lo mejor, para después hablar de los problemas. Ordenamos y estabilizamos la economía, corrigiendo errores que se venían acumulando desde hacía 50 años. La pobreza disminuyó muy fuertemente, a cerca de la cuarta parte de los valores poscrisis, y se mejoró la distribución del ingreso. Vivimos transformaciones estructurales en aspectos fiscales, en salud, en vivienda, en las tramas urbanas con la apuesta a la descentralización, entre muchas otras. Se desarrolló una industria de las TIC consolidada, con una infraestructura que permite continuar desarrollando la economía digital y agregar valor a los procesos productivos. Nos reconocen en el mundo por la rápida transformación de la matriz energética y sus resultados. Cuando pasen los años vamos a dimensionar las transformaciones de estos 15 años. Simultáneamente, logramos avances en la agenda de derechos y en el respeto por la diversidad.
Dentro del capítulo de los debes, mucho queda por transitar en aspectos fundamentales. Por ejemplo, darle más sustentabilidad ambiental a nuestros procesos productivos, revertir la violencia instalada en nuestra sociedad y la inseguridad ciudadana, reducir las brechas socio-territoriales y los bolsones de pobreza que aún persisten, especialmente la reproducción de la pobreza infantil, donde nos jugamos buena parte del partido del futuro. Tenemos que avanzar fuertemente en los años de escolarización y en los resultados del sistema educativo. También con relación al Estado hay desafíos muy importantes como la transparencia y la lucha contra la corrupción. El FA ha dado señales claras; no sucedió lo mismo con otros partidos. Hace unas semanas anunciamos medidas a favor de esos objetivos, que requerirán abordajes novedosos y mucha transversalidad en los procesos de las políticas públicas del Estado para abordarlos de forma sistémica.
-¿Los desencantados con el FA tienen razón al sentirse así?
-Naturalmente, el ejercicio del gobierno genera desencanto. Pese a esto, en las elecciones anteriores la ciudadanía le renovó la confianza a nuestra fuerza política, ya que es la única que da certezas de que seguiremos avanzando en el camino de la construcción de igualdad. Creo que tienen razón, debimos hacer más, generar más mecanismos para mejorar nuestras propias políticas y el control ciudadano de la función pública; en esa dirección intentamos avanzar en la Intendencia de Montevideo. Hay descontento no solo con el FA sino con la política en general, por eso tenemos que tomar apuntes, escuchar mucho y tener la capacidad de cambiar en profundidad para no alejarnos de la gente, porque no hay un proyecto de nación exitoso sin empoderamiento ciudadano con las transformaciones.
-¿Qué le diría a esos desencantados que, disconformes con el sistema político y luego de tres gobiernos frenteamplistas, creen que sería bueno un cambio?
-Que los gobiernos frenteamplistas cambiaron la historia de Uruguay y la vida cotidiana de los uruguayos. Por eso tienen que pensar en la importancia que tiene el voto en esta elección y recordar dónde estaban, cómo vivían antes de los gobiernos del FA y cómo fueron sus trayectorias de vida en estos 15 años. Lo digo con confianza, porque el único proyecto serio de cambio es el FA. Es sencillo para la oposición decir que ella es el cambio, pero no lo es; los discursos son similares a los que han tenido en otras épocas, tal vez con un poco de aggiornamento pero de igual sustancia. El FA ha demostrado su gran capacidad de regeneración, que parte de su necesaria autocrítica y de proyectar las conclusiones con nuevas propuestas de transformación para el futuro.
-¿Cómo evalúa la campaña electoral?
-Es una campaña distinta a todas las otras, donde no se respetan ciertos valores que han sido pilares de la política uruguaya y que son expresión de una sociedad que se construyó como amortiguadora de los conflictos y las diferencias. Las noticias falsas, la amplificación de las candidaturas a través de usuarios falsos o “robots”, nos tienen que llevar a reaccionar más allá de las banderas políticas. Por eso llamamos a una campaña responsable y dijimos que nuestra tónica iba a ser esa. Por el mismo motivo adherimos al llamado de la Asociación de la Prensa Uruguaya a una campaña limpia, libre de noticias falsas. Tenemos el desafío de afrontar la desinformación con información de calidad, y también recurriendo a la colaboración de toda la ciudadanía para que sea lo que sea lo que elija, lo haga sobre verdades y no sobre mentiras disfrazadas de verdades.
La importancia del voto
Al finalizar la entrevista, el ingeniero destacó la importancia de ir a votar en estas internas, en el entendido de que una gran votación consolida la democracia. Dijo, a su vez, que en momentos de incertidumbre, “tenemos que fortalecer el valor de la solidaridad, de la convivencia en la diversidad y el impulso para trascender lo que uno piensa y entender lo que me quiere decir el otro para poder construir juntos”. Por último, opinó que el país está llamado “a ser no solamente excepción en la región sino modelo en el mundo”, y se mostró confiado en que se podrá lograr ese objetivo.