No es necesaria porque lo fiscal está subordinado a lo productivo. Sí lo es, y debería tenerla en base a un objetivo sobre la deuda. Ya existe una y se trata del tope de endeudamiento. Estos son algunos argumentos sobre la regla fiscal que los expertos manejan, y que a su manera cada uno engloba cómo Uruguay le hace o debería hacerle frente a esta problemática.
La idea de que Uruguay debería establecer una “regla fiscal” no es nueva, pero en momentos en los que las cuentas públicas atraviesan por una situación delicada, el tema se ha vuelto a poner sobre la mesa por varios expertos en economía. Obviamente no es un asunto sencillo: hay quienes creen que es fundamental establecer una regla, otros opinan que Uruguay ya cuenta con una “regla fiscal” al fijar un tope de endeudamiento, y otros directamente entienden que no debería haber ninguna limitante al gasto estatal.
El concepto de regla fiscal también es bastante amplio, pero básicamente consiste en fijar alguna especie de límite del gasto o de obligación de ahorro. A primera vista, ello parecería ser una medida prudente de control de gasto, pero también hay quienes interpretan que esta restricción implica una limitante al desarrollo del país que le podría generar consecuencias negativas. A modo de ejemplo, de nada me sirve generar ahorro si no tengo una infraestructura local de calidad que permita o facilite la concreción de inversiones en el país.
Suele mencionarse como ejemplo de regla fiscal el caso de Chile, que utiliza como indicador la regla del balance estructural, que “resulta de estimar el balance presupuestario del gobierno central que se obtendría en un año particular si el precio del cobre estuviera en su nivel de mediano plazo y la actividad económica (medida a través del PIB) estuviera en su nivel de tendencia”, según explica el Ministerio de Hacienda de Chile en su sitio web. De esta forma, al aislar los efectos de movimientos cíclicos del precio del cobre y la actividad económica sobre los ingresos, se entrega una medida de sostenibilidad presupuestaria a lo largo del tiempo más allá de los vaivenes de la economía. “La regla (…) consiste en imponer a la formulación y ejecución presupuestaria la obligación de fijar el nivel de gastos totales en un nivel tal que el Balance Estructural del sector público sea equivalente a un mismo porcentaje del PIB en todos los años, que fue inicialmente de 1% al actual 0% del PIB”, explica la cartera, aclarando que “esto significa que, cumpliendo esta regla, el balance efectivo será menor a 0% del PIB cuando las condiciones cíclicas sean desfavorables y superior a 0% del PIB cuando las condiciones cíclicas sean favorables al presupuesto fiscal.
Sin embargo, en Uruguay no hay cobre ni existe un recurso natural que implique ingresos excepcionales, entonces habría que buscar otra fórmula.
Al ganar nuevamente la calle el debate sobre las cuentas públicas, CRÓNICAS consultó a diversos expertos su opinión respecto a la necesidad o no de aplicar una regla fiscal, y en ese caso cómo debería establecerse y que características debería tener.
Debate abierto
El exministro de Economía y Finanzas, Isaac Alfie, opinó que Uruguay “necesariamente” debería tener una regla fiscal en base a “un crecimiento de teoría de dependencia”. Es decir, Uruguay es un país dependiente de los contextos internacionales y de los vaivenes de los precios de las materias primas; por esto, justificó Alfie, el país tendría que fijarse un objetivo sobre la deuda. “Ese sería el resultado fiscal que habría que tener para llegar a determinado plazo a un determinado ratio de deuda-producto”, señaló.
En este sentido, el economista indicó que un objetivo de deuda a plantearse a 20 años sería el de establecer un ratio de pasivo que no supere el 20% del PIB, lo cual implicaría un nivel de deuda sustentable para un país con las características como las de Uruguay.
Del otro lado se encuentra el profesor José Rocca, miembro de la Red de Economistas de Izquierda (Rediu), quien no consideró necesaria la implementación de una regla fiscal ya que “el tema fiscal siempre debe estar subordinado a los temas productivos”. “Una regla fiscal es como un corsé que, de alguna forma, limita las posibilidades de ejercitar determinadas acciones para promover los sectores productivos”, agregó.
Rocca ahondó en esta realidad productiva uruguaya. Indicó que en un momento de ausencia de demanda y de dificultad en los sectores productivos que venden para el mercado interno, “el reducir los gastos del Estado puede acentuar la crisis” de estrategia productiva que enfrenta Uruguay.
Sin embargo, también hay quien justifica que Uruguay ya cuenta con una regla fiscal; con varias, incluso. Matilde Morales, de PwC, argumentó que las leyes destinadas a cómo formular el presupuesto o el tope de endeudamiento actúan como reglas fiscales para Uruguay.
Rocca y Alfie, por su parte, no comparten del todo este punto de vista. Para el primero, “es relativo”. “Depende de todas las condiciones, de las condiciones generales de la economía mundial, de las condiciones particulares de la economía que se esté analizando”, explicó.
Para el segundo, el tope de endeudamiento “podría verse” como una regla fiscal “en la medida que se respete”. Para el economista, si todos los años se cambia el tope de deuda no podría considerarse como una regla; pero también reconoció que la regla fiscal en sí misma también está sujeta a cambios anuales.
Morales, en cambio, agregó que las reglas fiscales “numéricas” -como el ejemplo de Chile- deben implementarse en momentos de auge económico y fuera de un ciclo electoral. Por esto, ella opinó que tendría que ser el próximo gobierno quien, si así fuera, adopte una regla fiscal de este tipo. Hasta entonces, “la recomendación sería empezar las discusiones en torno a eso ahora”, enfatizó la economista, “para que cuando la economía esté en un momento en que pueda implementarla ya esté todo digerido”.