Diego O’Neill, presidente de la Cámara de la Construcción
A pesar de las adversidades que trajo consigo la pandemia para el empresariado, la construcción va a cerrar el 2021 con un crecimiento estimado por encima del 5%, de acuerdo a las proyecciones que maneja la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU). De todas maneras, la culminación del proyecto de UPM 2 y el Ferrocarril Central, prevista para 2023, genera preocupación en el sector por el impacto que produciría sobre el nivel de actividad. En este sentido, la mira está puesta en la concreción de los planes de obra pública que tiene en agenda el gobierno, según dijo a CRÓNICAS el presidente de la gremial.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cuál es la realidad actual del sector y qué expectativas tiene para este año?
-La situación del sector actualmente es muy buena. Nosotros incluso en 2020, que fue el año más duro de la pandemia por todas las restricciones que hubo, fuimos uno de los sectores que creció, aunque crecimos poco: un 1,8%. Después, en 2021 tuvimos un buen nivel de actividad, pudimos trabajar a pesar de las olas de covid-19, y vamos a cerrar el año con un crecimiento estimado por encima del 5%; la ocupación promedio anual va a estar un 10% arriba del promedio de los tres años anteriores. Para 2022 las perspectivas son de continuidad de este escenario, es decir, aspiramos a mantener el nivel de actividad por lo menos.
-¿Qué opinión tiene sobre el programa Entre Todos impulsado por el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT), a través del cual se planea construir 5.000 viviendas para sectores socioeconómicos bajos y medios con el precio del metro cuadrado topeado?
-El decreto acaba de salir, pero todavía falta el reglamento, que va a definir una cantidad de aspectos importantes, como el precio de tope y demás. Todavía no tenemos una opinión concreta sobre esto. Nosotros, en los casi dos años que lleva esta administración, tuvimos muchas reuniones con el MVOT por este programa y dimos nuestro punto de vista; hubo cosas que el Ministerio tomó y compartió y otras que no, pero tenemos la expectativa de que este pueda ser un instrumento útil. Como decía, hay que ver algunos aspectos de la reglamentación que aún no se conocen. Esperamos que el programa sea exitoso. Habrá que ver si solo se concentra en sistemas industrializados, en construcción no tradicional, o si también se puede llegar a hacer en construcción tradicional.
-¿Qué piensa de la apuesta de la cartera en la construcción de viviendas en madera?
-La madera es un elemento que se usa en la construcción en el mundo y Uruguay tiene, por lo tanto, pienso que es una buena cosa tener iniciativa para profundizar en eso. No imagino que vaya a ser algo de tan rápida solución ni que vaya a tener un impacto importante en la cantidad de viviendas en el corto plazo, pero indudablemente es una solución que hay que desplegar, incorporar, y va a aportar otro tipo de viviendas al mercado.
-¿Cómo analiza el déficit habitacional actual?
-Nosotros pensamos que el déficit permanece incambiado respecto del último análisis que se hizo que fue en 2019. Habrá que ver ahora con este programa y con el fideicomiso de los asentamientos que se votó en la última Rendición de Cuentas, qué solución se le logrará dar al problema de la vivienda de los sectores medio bajos y bajos, como para tener un impacto positivo en la reducción del déficit y de las necesidades de vivienda de estos núcleos familiares. Hasta ahora no ha habido demasiados avances porque los programas estaban en elaboración, sumado a la pandemia. Habrá que ver cómo se van desarrollando todos estos elementos para proyectar.
-¿Cómo ha sido hasta el momento la relación de la CCU con el gobierno?
-Hemos tenido una buena relación tanto con el presidente de la República (Luis Lacalle Pou) como con los ministros y las autoridades de los distintos organismos. El diálogo siempre ha sido bueno. Sin dudas, las decisiones las toma el gobierno. A veces tenemos más coincidencias, otras veces menos, pero tenemos un buen relacionamiento y existe apertura para los planteos que nosotros hacemos.
-¿Dónde se concentran esos planteos actualmente? ¿Cuáles son las mayores preocupaciones de la cámara hoy?
-Hoy estamos atravesando un buen momento, como decía, pero tenemos la mirada puesta más hacia el largo plazo, con la preocupación sobre lo que pueda suceder con el nivel de actividad una vez que finalice el proyecto de UPM 2 y el Ferrocarril Central, lo que se va a dar a partir de 2023. Entonces, creemos que es muy bueno que todos estos temas estén en la agenda de gobierno, como lo que hablábamos de la vivienda, o algunos proyectos en OSE como la planta potabilizadora de Arazatí y las obras de saneamiento en diversas localidades del interior. Esperemos que todas estas cosas se puedan ir concretando para así generar actividad a partir de 2023, porque indudablemente se va a sentir la finalización de esos dos grandes proyectos.
-El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) ha desplegado una serie de obras viales, muchas de las cuales se extenderán a lo largo del período. ¿Cómo lo evalúa?
-El MTOP tiene un plan de obras viales relevante. Ahora está licitando con la modalidad Cremaf (Contrato de Rehabilitación, Mantenimiento y Financiación) dos tramos de la doble vía de la ruta 5, la doble vía de la ruta 9, se van a hacer obras en la ruta 6 y se va a concretar la doble vía de la ruta 1. Hay muchos planes de obra vial para este año y para los próximos, así que en lo que respecta a vialidad el nivel de actividad va a ser bueno. Eso es muy importante para el sector logístico, para el transporte, son obras bien necesarias. No son las que generan más ocupación por las características de esas construcciones, pero no se le puede pedir todo a la vialidad.
-¿Considera que la obra pública prevista será suficiente para compensar la baja en el empleo que se producirá al terminar la planta de UPM 2 y el Ferrocarril Central? Recién manifestaba la preocupación de la cámara con respecto a la culminación de esa obra.
-Eso preocupa porque son inversiones muy importantes. UPM 2 y el Ferrocarril Central explican casi el 20% de la ocupación actual del sector, por lo tanto, la finalización de esos dos grandes proyectos va a impactar y es difícil tener actividad equivalente que los sustituya. Por eso también estamos planteando la necesidad de ir concretando todas estas iniciativas que están en la agenda de inversión de obra pública, justamente, pensando en el escenario a partir de 2023.
-¿Coincide con la decisión del gobierno de abandonar el instrumento de las iniciativas PPP (Participación Público-Privada) y pasar a utilizar, en su lugar, los contratos Cremaf?
-En realidad, el gobierno acaba de firmar dos contratos PPP para los circuitos viales 5 y 6.
-Las autoridades explicaron que esos proyectos ya estaban pautados en la administración anterior, pero que para las obras impulsadas por este gobierno no se utilizaría más ese instrumento.
-Correcto. No hay nuevos proyectos PPP, pero el gobierno no los abandonó en la medida que suscribió contratos en la primera semana de este año. Evidentemente, el instrumento de PPP tiene sus ventajas y sus desventajas. Nosotros en el Centro de Estudios Económicos de la cámara hicimos un estudio de las lecciones aprendidas y expresamos una serie de recomendaciones para mejorar la herramienta.
Hoy el gobierno optó por utilizar el Cremaf, que es algo parecido, pero más corto: las PPP son a 20-25 años, mientras que los Cremaf son a 10 años; tienen una estructuración parecida, pero ahora hay que apuntar a estos últimos. Creo que las PPP pueden ser útiles para determinados proyectos y los Cremaf para otros, pero que no hay que descartar ningún instrumento financiero. Hoy coexisten ambos, las PPP licitadas en la administración anterior, pero que se fueron concretando en esta, con los Cremaf, que esperamos que sean una herramienta exitosa.
Hacia una mayor productividad
Existen diversos caminos para mejorar la productividad en el sector de la construcción. En eso se trabaja permanentemente, tanto a nivel macro de la gremial como a nivel micro de la empresa, contó O’Neill. Agregó que la incorporación de tecnología es uno de los elementos que contribuyen con ese objetivo, pues en este rubro se suele utilizar mucha maquinaria y equipo de última generación.
De hecho, en el año 2021 los niveles de inversión en esa materia fueron muy altos y crecieron considerablemente en comparación con el 2020, lo cual es una “buena noticia” y redunda en una “mejor productividad”, aseguró. Lo mismo sucede con los procesos de digitalización y el “trabajo en la cancha” que lleva adelante cada compañía, de acuerdo con el presidente de la cámara. “Todos esos son caminos que hay que recorrer y que generan un impacto positivo en la productividad del sector”, afirmó.
Uruguay, bien posicionado en materia de tecnología
Consultado acerca de cómo está Uruguay actualmente en comparación con la región en materia de tecnología y digitalización en el rubro de la construcción, el ejecutivo expresó que en lo que respecta a la tecnología, hoy en el país hay acceso al mismo equipamiento que se usa en todo el mundo, con excepción de alguna maquinaria muy específica para una obra muy particular.
Según dijo, la prueba de eso está, por ejemplo, en la tercera planta de celulosa, donde la presencia de empresas nacionales es mucho mayor que en las obras anteriores en comparación con la participación de las empresas del exterior.
“Por eso, justamente, hay una capacidad instalada y una incorporación de tecnología importante que es accesible a nivel mundial y que también los beneficios de los proyectos de inversión en la Comap hacen más fácil de traer. Creo que estamos bien en este momento, pero es un camino de permanente actualización”, analizó.