Aunque en las dos últimas jornadas el billete verde registró dos leves caídas, el martes 8 había registrado un nuevo máximo nominal al cerrar a nivel interbancario en 37,225 pesos por unidad. Economistas consultados por CRÓNICAS, evaluaron el impacto que representa este aumento sobre la actividad local, y reconocieron que se observa cierto atraso cambiario, ya que “el país es más caro en comparación a otros países de lo que debería ser”. Asimismo, proyectan que el dólar seguirá subiendo este año y el próximo, pese a los recortes de la tasa de interés de la Fed.
El dólar registró una nueva semana de aumentos que obligó al Banco Central (BCU) a intervenir en el mercado, pero aún así el pasado martes la divisa estadounidense tuvo un nuevo máximo valor nominal respecto al peso, un hecho que es casi anecdótico porque lo relevante siempre es el poder de compra, pero que sin lugar a dudas incide sobre la toma de decisiones doméstica.
El dólar cerró ayer jueves en 37,181 pesos la unidad, lo que implicó un leve descenso de 0,08% en relación al cierre del miércoles, pero marca en el acumulado del año una apreciación de 14,49%.
Para Pablo Moya, de la consultora Oikos, el principal impacto de la apreciación del dólar es -en la medida de que no haya un traslado a precios nominales (inflación)- un abaratamiento de los costos para los exportadores. Sin embargo, aclaró que el aumento registrado no nos hace automáticamente más competitivos. “Si uno erróneamente mide la competitividad solo considerando los valores nominales, el efecto es transitorio. La competitividad se mide de otra manera, y uno gana competitividad porque es más productivo y no porque nominalmente es más barato”, explicó. A su entender, esta coyuntura permite “no perder tanto pie” con Argentina, que tuvo una devaluación mayor.
Para el economista, la evolución reciente del dólar está explicada por la incertidumbre existente, más que por un fenómeno monetario. “Si bien la baja de las tasas de interés (de la Fed) haría que fluyeran los capitales hacia países emergentes, buscando mayores rentabilidades con seguridad -que sería el caso de Uruguay-, hoy la incertidumbre financiera pesa más y hace que los inversores se refugien en el dólar”, analizó. Esa mayor demanda de dólares es la que genera la apreciación internacional del billete verde.
Consultado respecto a si existe un atraso cambiario, Moya valoró que es importante analizar en función de “cual es el equilibrio” si hay o no hay adelanto o un atrasado. “Es una definición bastante amplia que no solo por ver el tipo de cambio nominal uno puede decir ‘estamos fuera de los fundamentos’. Está claro que estuvimos muy caros en dólares, que con esta depreciación se ha cubierto una parte. Entiendo que aún existe cierto atraso cambiario, pero habría que hilar muy fino para decir cuánto”, señaló.
Pensando a futuro, evaluó que mientras “el factor incertidumbre tenga mayor peso sobre el efecto monetario de la baja de las tasas de la Fed, el dólar debería seguir creciendo”. De todas formas, no se esperan “saltos muy abruptos”.
“Más vulnerable”
Por su parte, las economistas Erika Chabén y Ana Vignolo, del Centro de Economía Grant Thornton de la Universidad de Montevideo evaluaron que la suba nominal del dólar tiene varias implicancias y afectan a la economía real. Por un lado, incide en la inflación y los costos de los insumos importados, aunque del otro se verifica un aumento de la competitividad del sector exportador. También evaluaron que la depreciación del peso impacta sobre el ahorro de los hogares, ya que se suele elegir al dólar como reserva de valor, lo que dolariza al sistema financiero y “torna más vulnerable a nuestro país frente a volatilidades en el tipo de cambio”.
Chabén y Vignolo esperan que el dólar cierre 2019 en el entorno de los 38 pesos y continuaría apreciándose en 2020 para llegar a los 40 pesos. Si bien reconocen que la baja de la tasa de interés podría hacer que la moneda uruguaya se apreciara frente al dólar, no creen que el escenario base cambie demasiado en función de ser variable.
Respecto a un eventual atraso cambiario, señalaron que “si se hace una comparación con el tipo de cambio real histórico del país, se puede afirmar que efectivamente, el país registra un atraso cambiario”. Ello implica que “el país es más caro en comparación a otros países de lo que debería ser dado el sistema productivo y los fundamentos de la economía”. “Lo interesante de la coyuntura actual es que ha bajado el tipo de cambio real multilateral y simultáneamente ha crecido el tipo de cambio nominal. Esto significa que el incremento en los precios nacionales fue más fuerte que en los precios extranjeros”, señalaron.
“Retraso notorio”
Por su parte, José Rocca, de la Red de Economistas de Izquierda (Rediu) analizó que el aumento del dólar impacta “tanto en las actividades exportadoras como de la importación”, y “hay un efecto muy directo” y “muy inmediato” debido a la apertura comercial que tiene la economía local.
Al igual que sus pares, espera que haya “una tendencia al alza” en el dólar en el mediano plazo, y estimó que “muy probablemente se efectué un ajuste fundamentalmente después de las elecciones”. “Hay un retraso notorio del tipo de cambio en Uruguay que de no corregirse determina dificultades en el comercio y en el turismo, respecto a los países vecinos”, sostuvo.
“La comparación de los precios en dólares en Uruguay con los precios en el resto del mundo determina que en gran medida (…) existe atraso cambiario”, agregó.
Beneficiados y perjudicados
La evolución del dólar no afecta a todos por igual: se gana, se pierde y se empata.
Pablo Moya sostuvo que a nivel de consumo un alza del dólar hace más caros los bienes importados como vehículos y electrodomésticos, pero los exportadores perciben mejores precios por los bienes que venden y le bajan sus costos en pesos. También hay situaciones intermedias como la de los exportadores que utilizan insumos intermedios para producir sus bienes.
De igual forma, Chaben y Vignolo señalaron que los más beneficiados son los exportadores y los más perjudicados los importadores. También entienden que “se verá afectado el turismo” aunque con matices. “Si bien la depreciación del peso uruguayo nos vuelve más baratos en dólares, debemos tomar en cuenta que una gran proporción de los turistas en Uruguay provienen de Argentina, donde la moneda se depreció más fuertemente que aquí”, explicaron las expertas, que proyectan “menores ingresos provenientes del turismo para esta temporada”.
También coincidieron en que el consumo local podría verse afectado por el encarecimiento de los bienes importados.
Rocca por su parte, sostuvo que la suba del dólar beneficia fundamentalmente a “los grandes grupos vinculados a la exportación de carne, de eucaliptos, de soja”. “Obviamente las dificultades de no corregirse vendrían fundamentalmente por el lado de un aumento de los costos de algunos productos importados, fundamentalmente los insumos para algunos sectores vinculados al mercado local. En caso de no haber un ajuste de salarios que permita compensar el aumento del dólar llevaría a una retracción de la demanda interna”, sostuvo.