Aunque hay sectores que aún están golpeados por los efectos de la pandemia, otros siguen mostrando dinamismo, y se espera un fuerte crecimiento interanual en el segundo trimestre del año, según opinaron varios economistas consultados por CRÓNICAS. Se explicó que algunos indicadores que miden la demanda interna hacen pensar que fue un trimestre mejor a lo esperado y que algunos sectores que siguen afectados comienzan a ver señales de recuperación. Los analistas consultados esperan que Uruguay retome los niveles de actividad previos a la pandemia entre el último trimestre de 2021 y la segunda mitad de 2022.
La próxima semana el BCU publicará el informe de Cuentas Nacionales correspondiente al segundo trimestre del año, donde mostrará la evolución oficial de la economía de un período complejo. Durante abril, mayo y junio se dio la cresta de la ola de covid-19 en Uruguay, un impacto sanitario que puede haber incidido sobre la actividad. Pero del otro lado, los meses analizados tienen una baja base de comparación en términos de actividad: el segundo trimestre de 2020 fue el período de mayor confinamiento y menor movilidad, mientras que el primer trimestre de 2021 tuvo una temporada turística prácticamente inexistente.
CRÓNICAS dialogó con varios expertos que coincidieron en que los datos del BCU confirmarán un crecimiento interanual y cierta estabilidad en la comparación desestacionalizada contra el primer trimestre del año.
Florencia Carriquiry, socia de la consultora Exante, dijo a CRÓNICAS que el PIB cerrará con estabilidad respecto al trimestre anterior por efectos contrapuestos. De un lado, “el sector transable, el complejo agroexportador y la construcción habrían seguido teniendo un buen desempeño”. Por otro lado, los sectores de actividad comercial y servicios tuvieron “un trimestre difícil asociado al pico de contagios y las restricciones del gobierno a mediados de marzo”.
En tanto, en términos interanuales “claramente hay crecimiento por el momento de la crisis sanitaria que atravesamos el año pasado”. Exante estima que el PIB registrará un crecimiento de más de 8% en comparación con el segundo trimestre de 2020.
«A la luz de algunos datos de la demanda interna, recaudación de impuestos, ventas de automóviles, datos de la Cámara de Comercio y la evolución de las importaciones de consumo, entre otros, tendemos a pensar que ha sido un mejor trimestre de lo que teníamos planteado en nuestras proyecciones. Si tiene algún sesgo este pronóstico es al alza», explicó Carriquiry.
Por su parte, Agustín Iturralde, director Ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), dijo a CRÓNICAS que se observan “indicadores de recuperación” con respecto al primer trimestre de 2021, interrumpiendo así la “cadena de datos” a la baja que se venían registrando. En términos interanuales, proyecta un crecimiento de 7,5% debido a que “el segundo trimestre del 2020 fue muy malo. Todos estamos esperando un buen dato”, señaló.
En la misma línea se expresó Pablo Moya, de la consultora Oikos, quien espera una mejora sustancial. “Este año hay más movilidad y apertura en la economía en general. Más allá de aforos en diversos lugares, estamos cerca de la movilidad ‘normal’”, argumentó. El economista agregó que “el 2020 es un mundo incierto en varios aspectos, eso genera mucha presión a los mercados financieros».
Pablo Moya de Oikos, destacó que “este año hay más movilidad y apertura en la economía en general. Más allá de aforos en diversos lugares, estamos cerca de la movilidad ‘normal’”.
En tanto, Giuliano Cantisani, de CPA Ferrere, recordó que el dato del primer trimestre mostró una interrupción en la recuperación económica debido al “empeoramiento de la situación sanitaria y la mala temporada turística”. En ese sentido, los datos del segundo trimestre “seguramente mostrarán un gran crecimiento en relación al año pasado, aunque se mantendría relativamente estables al comparar con el trimestre anterior”. De esta forma, en términos acumulados, estimó que el primer semestre del año mostraría un desempeño pobre en términos de actividad, aunque diversos indicadores adelantados están dando cuenta de una mayor recuperación en la segunda mitad del año.
“Los sectores que venían liderando, como el agroexportador, la construcción y parte de la industria manufacturera, continuaron mostrando un buen desempeño en los primeros meses del segundo semestre”, dijo Cantisani de CPA Ferrere
“Los sectores que venían liderando, como el agroexportador, la construcción y parte de la industria manufacturera, continuaron mostrando un buen desempeño en los primeros meses del segundo semestre. Al mismo tiempo, la mejora sanitaria permitió la reapertura de actividades que permanecían cerradas y un incremento en la movilidad”, sostuvo Cantisani. “Si bien los sectores asociados al comercio interno y al turismo aún permanecen muy afectados, comienzan a mostrar signos de mejora”, agregó.
Proyecciones
Considerando la evolución reciente de la economía, Cantisani comentó que tienen una proyección de crecimiento del PIB para el conjunto de 2021 de 2,3%, que será revisada eventualmente luego de que se conozca el próximo dato. En tal sentido, desde CPA se espera que la actividad económica recupere los niveles previos a la pandemia “entre el segundo y tercer trimestre del próximo año”.
En la misma línea se expresó Carriquiry, quien espera que la actividad general retome su nivel prepandemia en la segunda mitad de 2022.
Iturralde, por su parte, dijo que esperan un crecimiento del orden del 3%, y permitirá que en el último trimestre del año Uruguay recupere niveles de actividad similares a los que tenía el último trimestre de 2019. “No estamos diciendo que el 2021 va a tener niveles de actividad prepandemia, sino el último trimestre de 2021”, aclaró.
Agustín Iturralde, comentó que desde el CED esperan un crecimiento del 3% que “permitirá que en el último trimestre del año Uruguay recupere niveles de actividad similares a los que tenía el último trimestre de 2019”.
Moya, por su parte, tuvo una visión más pesimista, esperando para este año un crecimiento de apenas 1,7% respecto al 2020, debido a que “en marzo de 2021 en relación a marzo 2020 se esperaba una caída menor a la que realmente sucedió”. A su entender, el país retomará los niveles previos a la pandemia sobre finales de este año o principios de 2022.
Lenta recuperación del empleo
Los datos de empleo han sido de los más afectados por la pandemia y de los de más lento repunte.
Pablo Moya comentó que “se está viendo una lenta recuperación del empleo” y espera que el desempleo cierre con un nivel menor al de 2020 (9,9% vs 10,3%). “Creemos que en 2022 y 2023 va a ir cayendo el desempleo de forma gradual”: En 2022 es 9,5%, y para 2023 de 9%. Muestra un desempleo rígido a la baja. Para Uruguay no son bajos», opinó.
Iturralde también destacó la recuperación, y comentó que el último registro “fue el mejor dato en bastante tiempo”, pero “es claro que se recupera con rezago. Se recupera más lento que lo que lo hace la actividad económica, y así como a fin de año vamos a tener un nivel de actividad parecido al prepandemia, no vamos a tener un nivel de empleo aún similar al de prepandemia”, señaló.
El impacto de Argentina
Consultados por los resultados de las elecciones que se aproximan en Argentina, los especialistas mantienen posiciones distintas respecto a la influencia que ello pueda tener en nuestro país y en la región.
Carriquiry explicó que lo que sucede en Argentina y la región siempre impacta. En este caso en particular, destacó a la industria turística -muy golpeada por la pandemia-. Por lo anterior, cualquier resultado que suponga una devaluación aún mayor traería consigo un encarecimiento de Uruguay como destino turístico, impactando directamente en una industria que intenta recuperarse.
Cantisani coincidió que el principal desafío es el abaratamiento relativo que representa el vecino país frente a Uruguay, que actualmente alcanza un desvío de precios relativos del 55% en relación al promedio histórico.
En otra perspectiva, Moya e Iturralde sostienen que cualquier resultado que debilite el gobierno argentino sería –en algún aspecto- favorable para Uruguay debido a que el afán de mantener buenas relaciones diplomáticas con este país significa, por otro lado, un obstáculo en la agenda de inserción internacional de Uruguay. Sin embargo, apuntan a que esto pueda generar incertidumbre interna, lo que nunca es bueno pues -como sostuvo Carriquiry- afecta al turismo.
Iturralde aseveró que la postergación de la apertura de fronteras podría deberse al desfasaje cambiario, lo que significa un alivio “sobre todo para los comercios del litoral”, y a medida que la inflación cierre parcialmente de la brecha cambiaria podría llegar a dar alivio a la diferencia tan marcada que tenemos hoy en día, que es “casi histórica”.