A pesar de los efectos negativos que pueden tener los aumentos de la tasa de interés sobre el mercado laboral, el Fondo Monetario Internacional (FMI) instó a los bancos centrales a seguir endureciendo su política monetaria, hasta que la inflación subyacente consolide una tendencia a la baja. “No podemos tener un crecimiento sostenido sin recuperar la estabilidad de precios”, sostuvo la primera subdirectora gerenta del organismo, Gita Gopinath.
El FMI reclamó a los bancos centrales que sigan subiendo las tasas de interés y mantengan una política monetaria restrictiva hasta que la inflación subyacente baje, a pesar de los efectos negativos que pueda tener sobre el mercado de trabajo. “La política monetaria debería seguir endureciéndose y mantenerse en territorio restrictivo hasta que la inflación subyacente esté en una clara tendencia a la baja”, defendió la primera subdirectora gerenta del FMI, Gita Gopinath, durante la sesión inaugural del Foro de Sintra (Portugal), un encuentro anual del Banco Central Europeo (BCE).
Este evento reúne cada año a gobernadores de bancos centrales, académicos y representantes del sector financiero para debatir sobre política monetaria, esta vez con la estabilización en un ambiente de inflación volátil como hilo conductor.
Gopinath defendió que el BCE y otros bancos centrales deben estar preparados para reaccionar “contundentemente” ante la inflación, “aunque signifique enfriar mucho más el mercado de trabajo”. Además, alertó que, si los bancos centrales no actúan, el costo económico podrá ser “significativamente mayor”, puesto que una inflación alta sostenida en el tiempo “podría cambiar las dinámicas” de la suba de precios y complicar aún más la tarea de reducirla.
En su opinión, las medidas adoptadas hasta ahora por el BCE no surtieron suficiente efecto. “A pesar de que el BCE ha subido las tasas hasta el 4%, la actividad solo se ha desacelerado modestamente”, señaló.
“La batalla no será fácil”
Gopinath sostuvo que la inflación está tardando demasiado en volver a su objetivo y que las tensiones financieras pueden generar conflictos entre los objetivos de precios y estabilidad financiera de los bancos centrales.
Además, los bancos centrales probablemente experimentarán más riesgos de inflación alcista que antes de la pandemia debido a cambios estructurales como los choques en la cadena de suministros y la emergencia climática.
Por ello, consideró que estrategias y herramientas como las compras masivas de deuda (“quantitative easing”) tienen que “perfeccionarse” y es necesario ser “más cautelosos” con su uso “fuera de una recesión”. “La batalla no será fácil (…) No podemos tener un crecimiento sostenido sin recuperar la estabilidad de precios”, concluyó.