Las diferencias que existen entre el Partido Colorado y el Partido Nacional para Robert Silva son claras y muchas de ellas se han marcado a lo largo del gobierno. Así contestó el precandidato en una entrevista con CRÓNICAS realizada en el restorán La Corte, tras ser consultado sobre el lugar que tuvo el partido en los últimos años al integrar la coalición. A su vez, Silva resaltó la falta de liderazgos que tiene su partido y habló sobre sus principales propuestas a nivel país, pensando en las elecciones de octubre, dentro de las que se destacan medidas de seguridad, educación y planificación presupuestal.
Por Oscar Cestau|@OCestau y Mateo Castells|@teocastells
Como plato principal, de la extensa carta de La Corte el entrevistado escogió ensalada césar de pollo, con mix de verdes, croutones y aderezo césar, que acompañó con agua mineral sin gas. De postre optó por flan con dulce de leche y para finalizar pidió un café doble.
-El Partido Colorado (PC) a lo largo de este gobierno se ha mostrado como un gran aliado del Partido Nacional (PN), pero desde que comenzó la campaña todos sus precandidatos han buscado desmarcarse de la figura de la coalición y han apostado a la identidad del propio PC. ¿Considera que este es el mensaje adecuado?
-Es algo necesario porque somos partidos distintos y porque hemos tenido visiones distintas. Llegado el momento, hay que marcar la posición de uno y de otro. En temas como el funcionamiento de la coalición, el PC siempre marcó que tenía que existir una instancia de coordinación y articulación. Y, además, yo creo que debería haber existido una instancia de mayor regulación del funcionamiento del Consejo de Ministros, que este gobierno no lo tuvo. Tenemos diferencias y también distintos enfoques a la hora de visualizar el futuro. Yo no tengo dudas de que el próximo gobierno, al momento de tener que mejorar la administración de la educación, deba invertir más, lo que es un diferencial que tenemos con respecto a este último gobierno. Además, nosotros creemos que la regulación de las tarifas del puerto es imprescindible para atender las necesidades del sector exportador. Tenemos diferenciales en muchos aspectos con respecto al PN y muchos de ellos los marcamos a lo largo del gobierno.
-Recientemente presentó diversas propuestas en materia seguridad, dentro de las que resaltan la presencia militar en el puerto, la incorporación de militares a la Guardia Republicana, el incremento del 50% del salario policial y la creación de centros para tratar adicciones. ¿Por qué considera necesarios estos puntos?
-Lo que proponemos es reclutar soldados, formarlos, capacitarlos y evaluarlos, y si salvan las instancias correspondientes, incorporarlos a la Guardia Republicana, que tiene un estatuto específico, con normas que la regulan y que es la fuerza de choque e intervención directa que tiene la policía. Otro tema importante es el de las adicciones. Es algo que he notado en las recorridas por el interior, donde personas humildes me plantearon que no tienen recursos para atender el tratamiento de las adicciones de sus hijos. Para esto proponemos 30 centros de rescate que funcionarán en modalidad CAIF. Me he reunido con colectivos de familiares que están desgarrados por el tema de la droga, que se están organizando y creo que a ellos hay que darles personería jurídica y un inmueble de los miles que el Estado tiene sin uso. Por otro lado, nosotros nos vamos a focalizar en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico en particular, para lo que proponemos el blindaje del puerto con militares y, además, implementar un sistema más amplio de control público-privado, con sistemas utilizados en todo el mundo.
-¿En qué falló este gobierno en cuanto a la inseguridad?
-El problema principal de este gobierno fue la inseguridad que recibió, además de la pandemia, que no le permitió actuar como debería haber actuado desde un comienzo. Este gobierno recibió la peor seguridad en la historia del Uruguay, y ahora es curioso ver cómo los que destruyeron la seguridad del país y generaron la mayor inseguridad de la historia, señalan con el dedo diciendo qué es lo que hay que hacer. Esto fue un problema, se abordó correctamente y se estableció algo imprescindible, que es la estrategia de prevención, presentada en marzo de 2023 por Diego Sanjurjo. Ahora lo que nosotros planteamos es una segunda generación de medidas y por eso es importante que el gobierno continúe para abordar este tema.
-¿Y con qué no concuerda con el gobierno actual?
-El tema del puerto es algo en lo que no estoy de acuerdo con este gobierno. También, entendiendo la situación de la pandemia, hubiera puesto mayor énfasis en ciencia, tecnología y educación. Hubiera trabajado de otra manera el atraso cambiario, donde hubiera sido importante que el BCU intervenga en el mercado para frenar la caída del dólar.
-Con respecto a las múltiples candidaturas del PC, ¿cree que es algo bueno o algo malo para el partido?
-Dentro de todas las precandidaturas hay multiplicidad de realidades y a todas las valoro y respeto. El problema del PC es un problema de liderazgo. No tiene liderazgos. El PC generará, en esta elección, un nuevo liderazgo para la impostergable reconstrucción partidaria que debe existir. El PC tiene problemas de funcionamiento en su estructura orgánica. Ha funcionado bien como colectividad dentro de la coalición, pero no hay duda que en la estructura orgánica, como el Comité Ejecutivo Nacional y el Departamental, convenciones y demás órganos, debe funcionar más dinámicamente y debe existir una regionalización del país.
-¿Considera que los viejos baluartes del partido no hicieron mucho para que se gestara un nuevo liderazgo?
-Hay que estar agradecido con Sanguinetti por todo lo que le dio al partido con sus 88 años, pero tiene 88 años. Nosotros tuvimos la mala suerte de que Ernesto Talvi abandonara la política teniendo una proyección espectacular. Entonces, me parece que tiene que existir un liderazgo que surja, porque el liderazgo de Sanguinetti, sin perjuicio de su idoneidad y trayectoria, es un liderazgo en cuanto a la Secretaría General, que no surge de las urnas. La pasada elección ganó Ciudadanos y el secretario general tendría que haber sido Talvi. Esto es algo que desarticuló, pese a que Sanguinetti cumplió un rol importante.
-Usted estuvo al frente de la reforma educativa que marcó la agenda durante gran parte de este período de gobierno. ¿Qué evaluación hace al respecto? ¿Qué quedó por hacer?
-Queda mucho camino por andar y por eso es muy importante que la coalición se mantenga en el gobierno para continuar la transformación educativa. Un grave problema que tenemos es el de los aprendizajes. Nosotros logramos que la pandemia no deshiciera el problema educativo, sobre todo pensando en los que menos tienen, como pasó en todo el mundo. Las pruebas PISA muestran que todo el mundo se descalabró en materia de aprendizajes y Uruguay no. Esto fue gracias a las políticas públicas que lo permitieron.
Otro aspecto importante es fortalecer el Sistema Nacional de Educación Pública (SNEP), para lo que la transformación educativa debe abarcar a la Universidad de la República (Udelar) y a la UTU, con más inversión y presencia del Estado. Nosotros hicimos una transformación en el sistema público y obligatorio, y ahora hay que hacerla en el resto de la educación.
-La realidad actual de la Udelar marca que existe una sobrepoblación de estudiantes y desde los distintos sindicatos se ha manifestado, en reiteradas ocasiones, la falta de presupuesto para el salario docente y para infraestructura. ¿Qué propone para solucionar estas demandas?
-Hay que utilizar la tecnología para solucionarlo. Hoy en día la tecnología permite utilizar sistemas mixtos o directamente a distancia. Lamentablemente en la Udelar luego de la pandemia hubo un retroceso en cuanto a la virtualidad y es algo que debemos poner sobre la mesa. Creo francamente que la Udelar debe estrechar su vínculo con las universidades privadas y con la UTU, porque muchas veces existe superposición de ofertas educativas, lo que se logra con un SNEP que funcione como tal, y debe ser el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) quien articule estos aspectos, respetando las autonomías. Hay que repotenciar el rol del MEC para el fortalecimiento del SNEP.
-Los grandes pilares de la Udelar son su autonomía y su cogobierno. ¿Lo que usted propone no atenta contra ello?
-La Udelar seguiría siendo autónoma y cogobernada, pero con estrechos vínculos con el MEC y los distintos actores para potenciarse. Esto lo hablé mucho con el rector Arim, para que, por ejemplo, la fórmula 69 que todos los estudiantes necesitan para ingresar a la universidad, que antes solo se tramitaba en papel, se tramitara apretando una tecla. Esto lo hicimos intercambiando información y venciendo muchas trabas burocráticas de nuestras entidades.
-A lo largo de este período tuvo que lidiar con Fenapes. ¿Cómo se ve dialogando con el PIT-CNT?
-Tengo muy buen vínculo con la enorme mayoría de los dirigentes sindicales. Y con los que parece públicamente que no tenemos buen vínculo, en la interna lo tenemos. Lo que sucede es que con el micrófono adelante se dicen muchas cosas para atender determinados intereses, que cuando estamos juntos y sentados en la misma mesa, no se dicen. Hay un gran componente político, y con algunos sindicatos se ha agudizado, porque se han manifestado en contra del gobierno. Se trata de una beta político-partidaria, porque quieren que gane el Frente Amplio (FA). Yo quiero que gane este gobierno y por eso tengo una discrepancia total con el movimiento sindical en lo político-partidario. En lo sindical no, porque he logrado en el ámbito que trabajé estos años, firmar un convenio colectivo histórico que eliminó diferencias salariales que muchos docentes tenían y que reclamaban hacía más de 10 años.
-¿Considera que el tema de la educación se politizó por demás y no se le brindó la atención que merecía?
-La educación en este país siempre se ha politizado. Tanto se ha politizado la educación, que cuando el FA llegó al gobierno en el 2005 dejó por el camino una cantidad de reformas que estaba llevando adelante Germán Rama. Con el correr del tiempo se dieron cuenta de que Rama tenía razón y que no estaba mal lo que estaba haciendo. Y ahora pasa lo mismo. Muchas de las cosas que estamos haciendo en materia de educación, los gobiernos anteriores decían que era algo que se debía hacer.
-¿Es consciente de lo que genera su imagen en la oposición, teniendo en cuenta la postura que se tomó desde la izquierda con respecto a la reforma educativa?
-Tengo buen relacionamiento con muchos integrantes de la oposición. Respeto y soy respetado y saben que podemos llegar a muchos acuerdos como hemos llegado. Lo que me molestó en este gobierno, es que para con la educación y para con quien estaba al frente de la educación, no hubo actitudes iguales que las que tuvimos nosotros cuando éramos oposición. Hay exintegrantes de los órganos de conducción de la educación primaria y secundaria que se han especializado en mentir y en generar escenarios catastróficos constantemente. Cuando ellos estuvieron a cargo nosotros no hicimos eso, nunca mentimos. No ha habido honestidad de parte de algunos sectores de la oposición al momento de abordar sus críticas a este gobierno.
El adiós a Adrián Peña, una pérdida para el país
-¿Qué representa la pérdida de Adrián Peña para su sector y para el partido?
-Peña es una pérdida personal, porque era una muy buena persona, pero además es una pérdida política para el sector. Los comentarios de parte de integrantes de todos los partidos demuestran que es una gran pérdida para el país. Esto nos deja un gran vacío que nos invita a actuar a futuro, tomándolo como ejemplo.
“Uno de los grandes problemas del Uruguay es la fragmentación y la falta de articulación entre los distintos sectores de actividad”
-Si es electo presidente en las próximas elecciones, ¿cuáles serían las primeras medidas que tomaría el 2 de marzo?
-Haría dos decretos. El primer decreto sería para integrar el comando unificado de seguridad, cuyo presidente sería yo. Segundo, iniciaría un proceso para la concreción de una estrategia de desarrollo desde la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). El director de la OPP sería mi mano derecha en el gobierno, porque esa oficina tiene, desde el artículo 230 de la Constitución, un rol protagónico para pensar el país del futuro, coordinar, planificar y descentralizar. Uno de los grandes problemas del Uruguay es la fragmentación y la falta de articulación entre los distintos sectores de actividad. Debe existir una coordinación a través de planes sectoriales entre los ministerios y las empresas públicas, vinculada al desarrollo nacional.