En esta incipiente pero intensa campaña electoral, los datos de las encuestadoras juegan un rol fundamental a la hora de definir las acciones de los precandidatos. Sin embargo, ellas pueden arrojar datos que, a simple vista, podrían parecer contradictorios entre sí. Mientras que en una es posible que un candidato tenga incidencia casi nula en la población, en otra puede marcar un 5% de presencia entre los encuestados, según los últimos resultados.
Por Jessica Vázquez |@jessvazquezl, Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo y Anahí Acevedo | @PapovAnahi
En la última medición de todas las encuestadoras, el Partido Colorado (PC) recogió una intención de voto que va entre el 12% y el 16%. Es decir, no ha registrado grandes diferencias entre una y otra consultora. Sin embargo, fue también en el último relevamiento del Grupo Radar que el Frente Amplio (FA) obtuvo una intención del 40%, mientras que Opción Consultores señaló que, en realidad, esta cifra era solo del 28%. En tanto, el Partido Nacional (PN) se movió entre el 26% y 30%. Al respecto de estas diferencias, representantes de las consultoras dijeron a CRÓNICAS que estas diferencias están dentro del rango normal ya que corresponden a diversas metodologías de relevamiento.
Para el politólogo Antonio Cardarello, esta disociación se puede atribuir a las diferencias en metodología utilizadas para encuestar: si es cara a cara, por llamada -sea a teléfono fijo o móvil- o por internet, según dijo en diálogo con CRÓNICAS.
A esto se le añade la manera en que se pregunta. Al respecto, Mariana Pomiés, directora de Cifra, concordó con el experto, y resaltó que se trata de “cuándo se pregunta la información, cuál es la pregunta que corresponde con esa información”. Ignacio Zuasnabar, director de Equipos Consultores, expresó a CRÓNICAS que se trata de una suma de factores de los que los previos también forman parte.
El tercer componente es que las “fotos” -encuestas- “tampoco son tomadas en el mismo momento de tiempo”. Por esto, es normal que haya variaciones. Un cuarto y último punto hace referencia al primero, ya que al hacer una encuesta cara a cara, se está yendo al 100% de los hogares y se está representando al 100% de esa población; en cambio, con otro tipo de metodologías se representa sólo a aquellos lugares que tengan teléfono o utilicen internet, por ejemplo.
Zuasnabar, además, se animó a hacer un breve análisis de la situación uruguaya. “Yo creo que, en general, todas las encuestas están mostrando cosas razonablemente parecidas en los grandes números, es decir, el orden de los candidatos es el mismo; hay efectivamente algunas diferencias de magnitud, pero ellas son totalmente normales”, opinó.
“Una cosa es la intención de voto para octubre, otra muy distinta es la de las internas”, sostuvo Alain Mizrahi –CEO de Grupo Radar- a CRÓNICAS. Coincidió con Zuasnabar y dijo que si bien existen diferencias entre todas las encuestadoras, los resultados generales son los mismos en la gran mayoría de ellas. “Nadie está diciendo que el Partido Colorado (PC) está primero”, sentenció.
En ese mismo sentido, es que Eduardo Bottinelli, director de Factum Uruguay, expresó esa idea en conversación con CRÓNICAS. Algunos preguntan a quién se prefiere como presidente, otros, a quién votaría. “Esto genera diferencias porque mucha gente prefiere como presidente a uno pero vota a otro. No es un contraste mayoritario pero puede presentar matices”, aseguró.
Pero además, para el director, hay otro matiz que no se puede dejar pasar y que también toma relevancia en las disimilitudes. Se trata del universo que se toma para ser consultado. En Factum se estudió el universo total, así participe de las elecciones o no –ya que no tienen la obligación de hacerlo-.
“La declaración de quiénes van a ir a votar todavía se está presentando como muy débil porque la gente no sabe ni cuándo son las elecciones, solo la tercera parte de la población sabe que son en el mes de junio”, advirtió Bottinelli. “Si tomáramos en consideración a quienes dicen que irán a votar, se estaría tomando a la mitad de la muestra. Entonces no podríamos trabajar con un número razonable de casos para estimar el voto”, argumentó.
Por su parte, Radar primero pregunta si tienen intención de ir a votar en las internas y solo quienes dicen que sí son consultados sobre el partido. Eso incide directamente en el resultado que se tiene. “Medir intención de voto para las elecciones internas es tremendamente difícil, porque no es obligatoria y el electorado es extremadamente volátil”, explicó Mizrahi.
En la misma línea, añadió que no estando definidos los candidatos, pudiendo preguntar únicamente intención de voto por partido o escenarios hipotéticos de primera vuelta, “no se están comparando peras con peras. Hay que ser muy cuidadoso con eso. No todas las encuestas están midiendo exactamente lo mismo”.
Diversas modalidades, diversos resultados
En lo que refiere a la modalidad de ejecución de las encuestas, y en ese sentido, las plataformas que se ven involucradas, el CEO de Radar sostuvo que todos usan técnicas de relevamiento diferentes, “nosotros hacemos todo online, otros hacen todo vía celular, otros cara a cara y eso también incide en la tasa de rechazo, la declaración o no del voto vergonzante”, explicó.
Sin embargo, para Bottinelli quizás haya alguna influencia en el sentido de la modalidad “pero sobre todo cuando analizamos el voto por partido hemos visto que las diferencias pasan más por un elemento de la pregunta que por el método utilizado”. Otra variante de importancia, señaló, es si se presentan o no los nombres de los candidatos. Algunos hacen pregunta abierta para que digan el nombre, desde Factum se los indican.
De esta manera, Pomiés consideró que la mecánica de la encuesta influye “mucho” en la misma. “Las respuestas tienen que ver con las preguntas; si no se hacen las mismas, probablemente las respuestas tengan diferencias o matices”, señaló.
Por otro lado, el líder de Equipos adjudicó que la diferencia de método “no tiene tanto que ver con la mecánica, sino con la cobertura”. Es decir, con el porcentaje de hogares a los que la encuesta llega, dependiendo de la técnica utilizada.
En esta ejecución, “sin duda” hay margen de error, ya que los encuestadores “siempre conviven” con él. Así lo reconocieron ambos directores, ya que si bien manejan distintas metodologías entre sí, según lo explicó Zuasnabar, “el peaje que hay que pagar por estimar un universo grande a través de una muestra chica es el bendito margen de error”.
De esta manera, Cardarello resaltó que lo importante es mirar las tendencias que marcan las encuestas. “Si repetidamente una encuestadora siempre da resultados que no se corresponden con la realidad, ahí da para sospechar que puede haber una falta de capacidad o de darse cuenta de los errores que se cometieron”, explicó.
Regulación sí, transparencia total no
Existe un debate, tanto a nivel nacional como mundial, sobre si se deberían regularizar las encuestas. Desde las encuestadoras se transparentan algunos datos, pero no otros. Es en ese sentido que se ha puesto sobre la mesa la idea de regularizar el sistema. Para Mizrahi el concepto es correcto, pero no está dispuesto a transparentar las bases de datos para que cualquiera pueda descargarla, “ya que eso es propiedad privada”, reflexionó.
Fundamentó que desde todas las consultoras se están publicando las fichas técnicas tal cual fue acordado en la Cámara de Empresas de Investigación de Mercado. Se detalla la metodología de aplicación, las preguntas que se hacen, entre otros datos. “No sé qué más quieren que transparentemos. Estamos haciendo lo mismo que en Francia, que el sistema está regulado desde 1974”, ratificó el analista.
La opinión de Bottinelli está alineada con las palabras de Mizrahi. Consideró que desde el punto de vista legal se generan discusiones por el carácter privado de la información que se maneja, además de que las bases de datos “tienen un costo enorme de construcción, implican 25 o 30 personas trabajando para recoger los informes, además de costos telefónicos y de infraestructura”.
El director informó que comparar esto con lo que hace cualquier otra institución pública con una privada, “no es justo” porque las fuentes de financiamiento son otras. Cuando hay un aporte de la población para que se conozcan datos “es lógico que deban ser abiertos, incluso hay un montón de datos públicos que no son abiertos por cuestiones de confidencialidad”, indicó.
Para Pomiés, la postura de Cifra “siempre ha sido la autorregulación”, es decir, que sus socios “cumplan determinados requisitos” en cómo hacer su trabajo. Zuasnabar, en tanto, opinó que una regulación no debería ir tanto por la transparencia de las encuestas -a las que calificó de “muy alta” para Uruguay-, sino por “generar algunas condiciones para que la actividad se desarrolle con mejor calidad” y “con impactos más controlados”.
Cardarello, en tanto, valoró que “hay muchas que ya publican bastante información”. Sin embargo, consideró que se podría regular el tiempo, “hasta qué momento se pueden hacer”.