China confirma su rol como uno de sus principales exponentes en innovación al querer registrar un millón de patentes y los países en vías de desarrollo han aprovechado a servirse de estas tecnologías disruptivas, expresó Enrique Iglesias. En relación a la revisión que países como Estados Unidos está haciendo de tratados internacionales como el TPP, expresó: «Un mundo abierto es un sueño profundamente latinoamericano».
Por Joaquín Requena | @ReqJ
La Asociación de Dirigentes de Marketing del Uruguay (ADM) brindó uno de sus característicos almuerzos de trabajo para cerrar su ciclo de actividades del 2016. En esta oportunidad el orador central fue Enrique Iglesias, ex presidente del BID y ex secretario general iberoamericano. Con el foco puesto en “los peligros de un mundo confuso y enojado”, Iglesias aprovechó a brindar su perspectiva en un contexto mundial que sin dudas ha propuesto cambios que, por lo visto, son reflejo de la confusión y el enojo.
Jorge Abuchalja, presidente de ADM, abrió la actividad. Su mesa la compartían los ministros de Economía y de Educación, Danilo Astori y María Julia Muñoz respectivamente, acompañados por el presidente del Banco Central del Uruguay, Mario Bergara y el subsecretario de Economía, Pablo Ferreri. El presidente de ADM no escatimó alegrías al decir que para los presentes “fue un excelente año”, pero a su vez insistió en que se está “en un mundo convulsionado”, donde el cambio prima por encima de la estabilidad como el rumbo a seguir.
Tomó el estrado Enrique Iglesias y delineó un escenario temporal social que busca explicar la actualidad: estamos en un “cambio de época”, dijo el orador, con el surgimiento de una sociedad enojada y un nuevo paquete de problemas provenientes de Europa y Estados Unidos.
El presente cambio de época está propulsado por dos motores que son la globalización y la tecnología. “En el [cambio de época] se innova”, explicó Iglesias, y agregó que China confirma su rol como uno de sus principales exponentes al querer registrar un millón de patentes. Los países en vías de desarrollo han aprovechado a servirse de “tecnologías disruptivas” para crear y generarán grandes impactos positivos, agregó. Estas tecnologías sostienen una contracara, especialmente en el mercado laboral: se espera que para 2020 desaparezca el 48% de los empleos en Estados Unidos, para realizar tareas que se sustituirán por la automatización.
Virando a la globalización, “un fenómeno imparable y de grandes dividendos”, según opinó el expositor, desde la crisis financiera de 2008 se han despertado preocupaciones. A raíz de la última crisis financiera global, hubo un elemento que Iglesias quiso poner en perspectiva histórica: se entró en una confusión de la administración de políticas económicas que arrojó nuevos horizontes, que se reflejaron en medidas como subir la inflación o rebajar las tasas de interés por debajo de cero.
A pesar de que los dos pilares que cimentaron el cambio de época impulsaron avances, para Enrique Iglesias la economía de los grandes centros del mundo está dando señales de debilidad.
El orador invitado optó por referenciar un artículo de la revista The Economist, escrito por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, donde resaltó el problema que una distribución muy desigual puede acarrear. «Un mundo donde el 1% de la humanidad controla tanta riqueza como el otro 99%, jamás podrá ser estable.» Este retrato de la realidad se puede condensar en un enojo de la población, que se transforma en un desencanto democrático. Con esta situación desalentadora, los votantes dejan de valorar el rol de la democracia, y se vuelcan a la abstención política y a los votos antisistema.
Iglesias, al liderar grandes organismos de desarrollo e integración para Iberoamérica se esmeró en lograr una mejor inserción internacional. Ahora lamenta la revitalización del proteccionismo en los países desarrollados, que le significa un paso atrás que los países menos desarrollados sufren.
«Un mundo abierto es un sueño profundamente latinoamericano», dijo Iglesias en el almuerzo a manera de prevención. Su comentario fue respuesta a la revisión de tratados internacionales, como el TPP, que le corresponde a Latinoamérica una preocupación, ya que puede llegar a una mayor fragmentación.
El descreimiento en el sistema político internacional es motivo de preocupación para Iglesias, quien al ser consultado en la ronda de preguntas, dijo que era responsabilidad de la clase política mejorar su relacionamiento con la población. Incursionar en una nueva parcialización del mundo es indeseable, según el contador, quien teme que se vuelva a una situación de esferas de influencia, como en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Ante este peligro, el ex presidente del BID insistió en que América Latina apueste a ser una unidad, donde establezca una posición ante hechos problemáticos en Norteamérica, como ha sido el caso de Estados Unidos y México, quienes se encuentran divididos por políticas migratorias.
En estos tiempos sumamente inciertos, es un momento donde se tienen “que fomentar las integraciones dentro de la región” para mitigar la inestabilidad, sostuvo.
En cuanto a los mecanismos de crecimiento, Iglesias se amparó en su experiencia, cuando en épocas más adversas, en la que no esperaban que países como Uruguay crecieran como llegó a hacerlo, y sin embargo lo logró. Con esto, Iglesias quiso ilustrar que Uruguay puede alcanzar mejoras, cuya respuesta está en dinamizar sectores como la educación de calidad, la inversión en investigación y la innovación.