Un reciente informe emitido por el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) da cuenta que el 45% del agua de la canilla de este país está contaminada con sustancias químicas que se asocian a una serie de problemas de salud.
Según el último estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), denominado “El estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura”, realizado en base a datos del 2021, la calidad del agua a nivel mundial se está deteriorando a un ritmo vertiginoso.
En este sentido, según detalla este documento, el tercio de todos los ríos, deltas y afluentes de América Latina, África y Asia se encuentran gravemente contaminados con patógenos, lo que, adyacentemente, pone en riesgo la salud de millones de personas.
Ahora, según informó CNN, un estudio emitido por la USGS evidencia esta tendencia y revela que en los Estados Unidos casi la mitad del agua de la canilla está contaminada con perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), sustancias químicas conocidas como «productos químicos para siempre», debido a que persisten en el medio ambiente y en el cuerpo humano.
Los datos muestran además que la mayor parte de la contaminación procede de fuentes de agua cercanas a zonas urbanas en donde se generan PFAS, como fábricas que utilizan las sustancias químicas en sus productos o lugares donde se recogen residuos.
En base a información brindada por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), la exposición a las PFAS se ha relacionado con problemas como el cáncer, la obesidad, la enfermedad de la tiroides, el colesterol alto, la disminución de la fertilidad, el daño hepático y la supresión hormonal.
A partir de esto, la EPA propuso las primeras normas nacionales de agua potable para seis sustancias químicas PFAS. El plan limitaría la presencia de estas sustancias a la menor cantidad detectable.