Federico Muttoni, director de Advice, y Juan Pablo Lara, director de Randstad en Uruguay, destacaron la importancia del upskilling y reskilling para cerrar las brechas entre las habilidades actuales de los trabajadores y las demandas del mercado, especialmente ante los grandes cambios tecnológicos. En ese sentido, “Uruguay y Chile están un paso adelante respecto a la región”.
Las bases programáticas del Frente Amplio, a aplicarse en el periodo de gobierno entrante, hablan de “potenciar el desarrollo económico aumentando y diversificando las capacidades productivas”. En esta línea, es justo preguntarse cómo el sector empresarial puede aportar al objetivo desde la gestión de sus recursos humanos.
En el marco de un mercado laboral en constante transformación, Federico Muttoni, director de Advice, explicó a CRÓNICAS por qué la recapacitación laboral es una herramienta esencial para impulsar la productividad en todos los niveles y generar un impacto positivo, tanto en el sector privado como en el público.
El argentino Juan Pablo Lara, director de Randstad en Uruguay, también explicó que el upskilling y el reskilling buscan capacitar a los trabajadores para cerrar la brecha existente entre sus habilidades actuales y las demandas del mercado. Tal como expresó, Uruguay necesita trabajar en esto -empezando por la educación formal- porque no escapa de la necesidad global de “la adaptación masiva de los trabajadores ante los cambios tecnológicos”.
Competitividad y eficiencia
Según Muttoni, sectores como la tecnología, la agroindustria, las energías renovables y la economía del conocimiento requieren competencias emergentes, como el manejo de herramientas tecnológicas avanzadas, análisis de datos y automatización. Esto es, además de la especialización técnica en áreas como ciberseguridad, programación y gestión de proyectos.
El Monitor Laboral de Advice contiene una extensa base de datos, que permite identificar las habilidades requeridas para más de 1.200 cargos únicos. Entre las tendencias detectadas se incluyen el auge de lenguajes de programación como Python. En este sentido, la recapacitación no solo beneficia a las empresas privadas al permitirles mejorar su competitividad, sino que también tiene un impacto en el sector público a través de la optimización de procesos, reducción de costos y modernización de la gestión estatal.
A nivel mundial, pueden verse ejemplos de mejoras en la productividad más allá de la recapacitación. Al margen de la revolución de los procesos laborales a partir de la inteligencia artificial -que requieren una recapacitación de los trabajadores-, otras tendencias globales incluyen modelos de trabajo híbridos que combinan lo presencial con lo remoto, programas de bienestar laboral con enfoque en la salud mental y políticas de sostenibilidad que potencian la eficiencia de los recursos.
También es visible la tendencia global de la inversión en herramientas digitales como plataformas de gestión, sistemas ERP y soluciones de análisis de datos, que permiten optimizar procesos y mejorar la toma de decisiones en tiempo real. A su vez, se está dando la reorganización de estructuras jerárquicas hacia modelos más colaborativos para aumentar la capacidad de respuesta. Además, crecen las plataformas para captar talentos y contratar habilidades específicas destinadas a proyectos puntuales, algo que mejora la productividad y reduce los costos fijos.
Lo ya avanzado
Si bien “aún queda mucho por hacer”, especialmente en la etapa de ejecución, Muttoni destacó que Uruguay ha avanzado en múltiples frentes para mejorar su productividad. La transformación digital es uno de los pilares, con programas como el Plan Ceibal y Uruguay Digital 2025, que promueven la alfabetización digital y la modernización de procesos en sectores clave como la salud, la agricultura y la administración pública.
En cuanto a formación laboral, el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) ofrece programas de capacitación en habilidades digitales y sostenibilidad. También, las alianzas entre empresas y universidades han permitido el diseño de programas educativos adaptados a las necesidades del mercado. En el sector público, se avanzó en la digitalización de procesos administrativos para reducir la burocracia y disminuir costos operativos.
Lara destacó que Uruguay, junto con Chile, lidera en América Latina en cuanto a la transformación productiva y la atracción de inversiones tecnológicas. “En eso Uruguay realmente está muy bien”, valoró. A sus ojos, el país se consolidó como un centro estratégico para hubs tecnológicos y centros de servicios compartidos, donde zonas como el World Trade Center albergan operaciones para empresas internacionales.
“El modelo productivo de Uruguay no es el mismo que hace 30 años atrás. Hubo una reasignación de recursos en sectores más intensivos en trabajo, como puede ser el textil, curtiembre, calzado, etcétera, a otros más intensivos en capital. Eso ha mejorado la productividad en Uruguay”, señaló Lara.
El ejecutivo advirtió que el desafío de la recapacitación no se limita al sector tecnológico. Áreas como la logística y la distribución también enfrentan transformaciones gracias a la incorporación de herramientas tecnológicas para la eficiencia operativa. «En eso Uruguay ha estado dando un salto, tiene inversiones de naves de distribución de primer nivel mundial. Hay empresas, fabricantes, marcas propias, distribuidores «, destacó.