Pablo Ferreri, subsecretario de Economía y Finanzas
El subsecretario conversó con CRÓNICAS acerca del rumbo estratégico que debe tener el equipo económico que conduzca a Uruguay en el próximo período de gobierno. En esta línea se refirió a la coalición que pretende formar la oposición integrada por Lacalle Pou y Talvi pero que llegado el caso también estará compuesta por otros actores como Manini Ríos y Novick, y señaló: “Veo muy difícil que todo ese conjunto pueda armar una propuesta armónica de gobierno”.
El Menú En la confortable cava de Panini´s, el subsecretario de Economía y Finanzas degustó risotto de camarones acompañado por agua mineral con gas.
Por María Noel Durán | @MNoelDuran e Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
-¿Cuáles son los pilares en los que se deben sentar las bases de la economía del próximo gobierno?
-Nosotros creemos que para el futuro debemos mantener un rumbo estratégico pero con ideas que atiendan a la nueva realidad. El rumbo debe tener que ver con una visión de un proyecto nacional de desarrollo.
Ese proyecto tiene tres o cuatro características fundamentales. La primera es la del crecimiento inclusivo. Uruguay ha logrado crecer al mismo tiempo que mejora la redistribución de la riqueza generando más oportunidades, ese círculo virtuoso para nosotros es imperioso.
Los países que logran mantener niveles de equidad y cohesión social sostenibles en el largo tiempo, o solo pueden hacerlo si crecen de manera sostenida. También es cierto el inverso, que solo las economías que logran tener altos niveles de equidad y cohesión social, logran mantener niveles de crecimiento sostenido. Equidad y crecimiento deben ir de la mano.
El segundo pilar está en más y mejor ejercicio de derechos. Eso ha quedado claro en estos períodos de gobierno, en los que ha habido una agenda de derechos a la vez que crece la economía.
El tercer pilar es una fuerte apuesta por la apertura al mundo, una apertura que tiene que ver con más oportunidades para comerciar, para vender y comprar, pero también con un posicionamiento político de Uruguay en el mundo, de no injerencia en otros países, de no tolerar la utilización de la violencia de ninguna forma; yo diría una agenda de promoción y protección de los derechos humanos en su sentido más amplio.
Otro pilar tiene que ver con una apuesta a la excelencia. Uruguay no se va a caracterizar nunca por la cantidad de lo que produce sino que tiene que hacer una fuerte apuesta a la excelencia.
Y el otro pilar es que esto sea obtenido por un medio ambiente sustentable. Este rumbo estratégico para un proyecto nacional de desarrollo se mantiene inalterado, ¿esto implica hacer más de lo mismo? Absolutamente no, porque es un mundo nuevo al que nos estamos enfrentando por lo que las respuestas no pueden ser las mismas. No es el país del 2005 pero tampoco el del 2015. Es el mismo rumbo pero con ideas nuevas.
-¿Por qué pese a la «adecuación fiscal» -con aumento de impuestos incluido- no se logró bajar el déficit durante este período de gobierno? ¿Hubo demasiado optimismo en el pronóstico?
-Yo no diría optimismo. Hubo previsiones que, en su momento, estuvieron alineadas con las proyecciones del sector privado y luego, lo que pasó, fue una desaceleración de la economía global y un descalabro de las economías regionales mucho más intenso de lo que hubiéramos esperado en ambos casos.
Claramente hoy los dos problemas macroeconómicos más importantes son: los niveles de empleo y el déficit fiscal. Creemos que la mejor respuesta a ambos problemas es retomar niveles de crecimiento más potentes.
Hoy Uruguay tiene una enorme solidez financiera que le permite atravesar momentos complejos con mayor tranquilidad, puede maniobrar con más tranquilidad, pero entendemos que la agenda del crecimiento es lo más importante.
No creemos que la mejor respuesta ante el déficit fiscal sea un recorte salvaje de servicios públicos que, sobre todo, permiten reducir desigualdades llegando a los más necesitados y tampoco creemos que la respuesta pase por incrementar la carga tributaria o poner más impuestos. Por lo tanto, la mejor forma de obtener más ingresos está vinculada a mejorar los niveles de crecimiento, los niveles de actividad y de esa manera obtener una mayor recaudación.
¿Esto implica no hacer nada desde el lado del gasto público? No, entendemos que sí hay cosas para hacer. En el largo plazo, el aspecto estructural que mueve la aguja del gasto público está asociado a algo que Uruguay va a tener que afrontar en el período que viene y es una reforma de la seguridad social. Esa reforma va a requerir de un amplio acuerdo político y social. Tiene que ver con una muy buena noticia para Uruguay que es que la esperanza de vida en el país ha crecido mucho, los uruguayos viven más tiempo y eso, obviamente, le genera tensiones al régimen de seguridad social.
También se debe tener en cuenta la velocidad de los cambios tecnológicos de la revolución digital que nos lleva a que hay nuevas formas de trabajar, diferentes a las que estamos acostumbrados y que, por lo tanto, hay que mirarlas en una clave de seguridad social para ver cómo esos trabajadores aportan para tener derecho a una jubilación digna cuando se retiren.
A veces resulta anecdótico o risueño cuando se habla de los autos o los celulares del Estado; hay que ser austeros y cuidar bien cada peso, pero esas no son las cosas que mueven la aguja.
Hoy el déficit de la seguridad social, luego de los aportes que realizan trabajadores y empresarios, se ubica entre el 6% y el 7% del PIB. Eso da una idea de la magnitud.
En el corto plazo, también habrá que tomar otras medidas. Daniel Martínez ha sido bastante claro en plantear una lógica presupuestal que apunte más a un trabajo transversal del Estado, con un monitoreo mucho más fuerte hacia un presupuesto por resultados, que va a permitir controlar mejor en qué se gasta cada peso y que se gaste bien.
Uruguay tiene una fortaleza financiera que permitirá que esto se lleve a cabo mientras se procesan los cambios a largo plazo.
Hoy el déficit de la seguridad social, luego de los aportes que realizan trabajadores y empresarios, se ubica entre el 6% y el 7% del PIB
-¿Cómo se genera esa agenda de crecimiento?
-Por un lado hoy estamos asistiendo a una baja de las tasas de interés de Estados Unidos, eso hace que los capitales busquen mayor rentabilidad en otros mercados, principalmente en los mercados emergentes; eso es una buena noticia para el Uruguay. A eso sumémosle que estamos a las puertas de que se empiece a concretar la inversión más grande de la historia del Uruguay que es la segunda planta de UPM. Una inversión de más de US$ 3.000 millones, que generará miles de puestos de trabajo, una recaudación tributaria adicional, pero, sobre todo, que tiene un derrame y un movimiento en la economía muy importante. Es una gran muestra de confianza para Uruguay porque no solo es la inversión más grande para nuestro país sino también para UPM.
Otra señal positiva en esa agenda de crecimiento es haber podido lograr un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), lo cual genera un mercado común de 800 millones de personas, y, en el caso de la UE, personas con alto nivel adquisitivo. Hoy Uruguay paga cerca de US$ 100 millones, de aranceles, por colocar sus productos en la Unión Europea. Además, eso va a generar un nuevo atractivo para radicar inversiones en Uruguay con miras a exportar, no solo al Mercosur, sino también a la Unión Europea.
Otro aspecto también interesante, y que en los próximos años va a traccionar el crecimiento, es la inversión en infraestructura pública. Sumada a la inversión tradicional, comienza a moverse la rueda del mecanismo de la Participación Pública Privada (PPP); algo que llevó mucho trabajo pero se están firmando todos los contratos y las obras estarán comenzando este año y llegarán a su pico de ejecución en los años 20, 21 y 22. Ahí habrá algo más de US$ 1.000 millones en infraestructura, me refiero al Ferrocarril Central pero también a las PPP viales y a las educativas. Vemos todas señales que entendemos que en una agenda de crecimiento son positivas. Eso sumado a la estabilidad social, jurídica y política que tiene Uruguay, que es un factor diferencial enorme a la hora de captar capitales.
Vemos que hay buenas señales para plantearse una agenda de crecimiento donde Uruguay va a tener que trabajar mucho en sus esquemas de incentivos. Hoy Uruguay tiene un muy buen esquema general de incentivos, tiene algunos incentivos sectoriales, eso es dinámico y siempre debe ser revisado pero hay una muy buena base sobre la cual trabajar.
También en esa agenda para el futuro, son muy importantes las bases que ha sentado el país en cuanto a aprovechar las oportunidades que va a brindar la revolución tecnológica y la nueva era de la economía digital. Uruguay hoy tiene la plataforma de telecomunicaciones más avanzada de América Latina, tiene regímenes promocionales para traer inversiones de este tipo muy importantes, como regímenes de Zonas Francas o para estimular la inversión en investigación y desarrollo; hay un esquema de incentivos muy fuerte.
Hoy Uruguay integra y preside el D9 que es el grupo de los nueve países más avanzados en materia de gobierno electrónico. Por lo tanto, Uruguay está muy bien preparado para aprovechar las oportunidades de la economía digital.
En resumen: Bajas de tasas de interés, la estabilidad que ofrece Uruguay, los regímenes de incentivos que ofrece el país, el acuerdo Mercosur- UE, la inversión más grande del país y el aprovechar las oportunidades de la economía digital, son una plataforma sobre la cual poder plantearse una agenda de crecimiento.
-¿La inversión de UPM cambia la perspectiva a corto plazo de la economía uruguaya? ¿Cómo se logra aprovechar esta coyuntura para lograr un mejor rendimiento a largo plazo?
-En el corto plazo claramente. En julio repuntó el Índice de Confianza al Consumidor. Este dato también reafirma la confianza del mundo en Uruguay. No es lo mismo invertir en un país donde no hay inversiones de porte que invertir en un país donde se va a radicar la inversión más grande de su historia y la más grande de una empresa global.
La calidad reputacional que Uruguay ha alcanzado se ve reforzada por esto.
Uruguay también tiene un riesgo país muy bajo, tiene el riesgo país más bajo que el promedio de los países emergentes; esto es una muestra de la confianza que tiene Uruguay a nivel internacional.
A su vez,-esta inversión- provoca un derrame de corto plazo que tiene que ver con la inversión de US$ 3.000 millones en los próximos tres años para construir todo el emprendimiento. Pero también tiene que ver, luego, con un salto en la economía de Uruguay de aproximadamente dos puntos del PIB cuando empiece a producir. Por lo tanto tiene derrames en el corto y mediano plazo y, en el largo plazo, Uruguay va a ser uno de los mayores productores de pulpa de celulosa del mundo con lo cual también fortalece una pata de la matriz productiva del país.
-Se acusa al gobierno de haber sido muy flexible a la hora de negociar con UPM y de ceder demasiado terreno. ¿El acuerdo final es tan conveniente para Uruguay como para UPM?
-Nosotros creemos que es conveniente para Uruguay, consideramos, además, que se aportó toda la información disponible, fueron citados varios ministros al Parlamento en una sesión muy larga donde se dio toda la información; todos los documentos fueron colgados en la página web de Presidencia y estuvieron a disposición de todo el mundo, no solo de los partidos políticos. Dentro de esos documentos hubo, incluso, análisis económicos de impacto con escenarios pesimistas y optimistas. En todos los escenarios, incluso en el pesimista, la cuenta para Uruguay es positiva. Siempre hay una ganancia, en términos fiscales, entre lo que se recauda y los beneficios que se otorgaron. Beneficios que, cabe recordar, están a disposición de cualquier empresa tanto nacional como extranjera, no hubo absolutamente ninguna distinción. Obviamente estamos ante una inversión de características especiales, de un monto muy particular y eso habilitó a usar determinados instrumentos. Si hubiera un proyecto análogo de capitales nacionales obviamente tendría los mismos beneficios.
-¿A qué le atribuye esas críticas?
-Yo creo que estamos en un proceso electoral donde las cosas se confunden. No ver que recibir la inversión más grande de la historia del Uruguay es positivo, no haber escuchado demasiadas voces celebrando el acuerdo con la Unión Europea; son cosas que tienen que ver más con estrategias electorales que otra cosa.
-¿Qué piensa de las políticas económicas presentadas por Lacalle Pou y Talvi? -Los dos candidatos que a la fecha cuentan con más posibilidades de acceder al gobierno además de Martínez-.
-En primer lugar, el Frente Amplio tiene un equipo muy fuerte en Economía, fueron presentados más de 15 técnicos formados en las mejores universidades del mundo, con experiencia de gobierno, con juventud, un excelente equipo; estoy realmente muy orgulloso de formar parte de él y de coordinarlo. Además de eso tiene un programa de gobierno claro con los énfasis que he mencionado. En el caso de la oposición yo todavía no he visto equipos amplios y potentes como el que ha presentado el FA, sí hay referentes.
Me produce una enorme incertidumbre cuál será la línea que llevará adelante la oposición si llega al gobierno. El FA ha demostrado tener cultura de gobierno y ha gobernado durante los últimos 15 años. ¿Lacalle Pou y Talvi podrán consensuar el programa de gobierno? Pero también lo tienen que consensuar con Manini Ríos y con Novick y con Sartori, ¿cómo se arma ese consenso?¿Para dónde va? Basta ver la carta pública que el senador Larrañaga sacó en las internas para referirse a Sartori; yo, francamente, veo muy difícil que todo ese conjunto pueda armar una propuesta armónica de gobierno.
Dicho esto sobre las incertidumbres que generan en contraposición con las certezas del FA. No comparto la visión del programa de Lacalle Pou y no comparto la visión de Ana Inés Zerbino, la referente en economía de Talvi.
Zerbino habló de que la mano del mercado resolvía todos los problemas. Yo creo que el motor de la economía es el sector privado pero tiene que ser con orientaciones de políticas públicas porque dejar todo librado al mercado tiene resultados muy malos para los más desprotegidos. Si queremos igualar las oportunidades tiene que haber un rol orientador de las políticas públicas.
En el caso de Lacalle Pou, hemos visto un programa que refiere a recortes muy fuertes en el gasto público. Se habla de recortar vacantes pero
¿dónde va a ocurrir?¿En la salud?¿En la educación?¿En la seguridad? Si no, en qué áreas ocurre? Si no, no es un recorte gradual, es un recorte fortísimo en otras áreas. En segundo lugar se habla de mejorar las compras públicas que se sustenta en un informe del BID, pero ese mismo informe dice que en Uruguay hay espacios de mejora en las compras públicas pero también dice que es de los países que mejor tiene sus procesos de compras públicas en América Latina.
Entonces, los recortes que se plantean solo se pueden lograr teniendo un impacto significativo sobre los bienes y servicios públicos que se proveen y que, fundamentalmente, igualan oportunidades apoyando a los que más lo necesitan, por lo tanto, no apoyamos esta visión.
La vida dirá
-En el contexto electoral, el nombre del Subsecretario se barajó como posible ministro de Economía de la izquierda y también se lo señaló como eventual intendente de Montevideo. Consultado acerca de cuál será su rol en el próximo gobierno en el caso de que el Frente Amplio resulte victorioso, Ferreri indicó: “Que se piense que puedo desempeñar cualquiera de los dos roles de buena manera es un enorme motivo de orgullo”.
“Ese tipo de decisiones no son decisiones personales, son decisiones colectivas. Yo integro el FA y dentro del FA el Frente Líber Seregni, que creemos que es un sector que tiene una enorme contribución para seguir realizando en el Uruguay bajo el liderazgo de Danilo Astori, pero hoy por hoy francamente no hay absolutamente nada conversado ni en un sentido ni en el otro, ni en ningún otro”, resaltó.
Asimismo realzó que el foco está en la instancia electoral de octubre. Nosotros creemos que lo mejor para Uruguay es que el FA siga gobernando con el proyecto nacional de desarrollo que tiene planteado y eso es lo más importante, no cuestiones personales. “El ser hoy el coordinador de este equipo de economía no tiene un correlato con ningún cargo particular, y utilizo en estas cosas una frase que creo que es la que mejor sintetiza todo y es: “la vida dirá”, concluyó.