Empresarios, consultores en recursos humanos y economistas aseguran que el nivel educativo de quienes ingresan hoy a trabajar condiciona la posibilidad de que sean reemplazados por procesos automatizados en un futuro no muy lejano. Las pruebas PISA demuestran que la mitad de las personas próximas a ingresar al mercado laboral en Uruguay no pueden cumplir una serie de instrucciones a menos que sean ordenadas y no exista espacio a la creatividad en medio del proceso.
Por Adolfo Umpiérrez | @AdolfoUmpierrez
«Si usted está aburrido porque en su trabajo hace lo mismo todos los días, empiece a preocuparse», rezaba un titular de The Economist hace unos meses, en referencia al riesgo de automatización que corren muchos trabajos rutinarios y repetitivos, que fácilmente pueden ser sustituidos por máquinas o procesos diversos.
Todo el tiempo se ponen ejemplos de cómo el futuro va a estar lleno de autos sin choferes, o robots que fabrican los más diversos productos sin presencia de humanos, y el problema que atraería esto. Incluso en países como Suiza se está estudiando la posibilidad de que algunos comiencen a cobrar sus sueldos sin trabajar, mientras se cumpla con cierta cantidad de ejercicio y formación semanal, todo basado en que si se automatizan los procesos, y al mismo tiempo se mejora la productividad, pero si esto acarrea pérdidas de puestos de trabajo, entonces habrá mucha producción con escasos consumidores.
En Uruguay, la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo (IEEM) tiene publicado un estudio que expresa que en los próximos 20 años, más de la mitad de los puestos de trabajo existentes en el país serán sustituidos por procesos automatizados. “Nos habíamos cansado de que todo el tiempo se escucharan ejemplos de que en Alemania o Japón los robots hacen de todo un poco, o el ejemplo del auto que se va a conducir solo. Tomamos los datos de Uruguay y encontramos que el 54% de las personas están trabajando en cargos que tienden a desaparecer”, dijo a CRÓNICAS el economista director del IEEM, Ignacio Munyo. “La pregunta que viene es cómo se hace para enfrentarse a esto”, agregó.
Según el economista, este es un proceso que no ocurrirá de un momento para otro, ni que solo se verá dentro de 20 años. “Hay fenómenos que están sucediendo hoy, otros van a suceder mañana y otros más adelante. Algunos ya los vemos, por ejemplo el manejo de drones en el agro, que ya ha sustituido muchas tareas que realizaban personas”, explicó. De igual manera, Munyo es optimista y asegura que por cada puesto que se pueda llegar a destruir, se creará una alternativa complementaria: “Está demostrado que las mayores ganancias en eficiencia de productividad se logran cuando se robotiza una parte del proceso y se coordina con el trabajo humano”, agregó.
La complementación de los puestos de trabajo es un desafío del gobierno, “porque las empresas no se van a hacer responsables de este avance, el día que tengan que sustituir lo van a hacer y van a echar a las personas que necesiten echar”, sostiene y agrega que la responsabilidad social es del gobierno porque es necesario evitar que el proceso sea traumático y que la sustitución de los viejos puestos por los nuevos se realice de forma “ordenada”. Para esto, asegura Munyo, también hace falta modificar la regulación laboral para adaptar el mercado de trabajo.
Aprender a sustituir
Para lograr la transición y evitar que los procesos automatizados generen grandes masas de desocupación, uno de los principales desafíos radica en la formación de los trabajadores. “En la formación tenemos tremendo problema, porque lo que se necesita allí es formar a las personas en las cualidades en las cuales esas máquinas nunca van a poder avanzar”, asegura Munyo. La empatía y la motricidad fina son aspectos que cualquier proceso automatizado aún no puede sustituir, y es allí donde debe estar el hombre para complementar. Además, es necesario fomentar la creatividad “no solo desde el punto de vista artístico, sino creatividad para resolver problemas nuevos”, sostiene.
En este sentido Munyo mostró su preocupación por los resultados de la última edición de la prueba PISA. “La mitad de las personas de 15 años en Uruguay no puede cumplir una serie de instrucciones a menos que sean ordenadas y no exista un hueco en el medio. Si tiene que resolver cosas que no están preestablecidas, a la mitad de las personas que hoy empieza a ingresar en el mercado de trabajo se le complica. Allí hay un problema”, sentenció.
Para el economista, estar preocupados por la tarea en la que una máquina pueda sustituir a las personas “es bastante triste”, y sostiene que es necesario aspirar a ocuparse de tareas más complejas, mientras que las máquinas hagan el trabajo automático. “El humano se desarrolla más cuando puede hacer aquello para lo que es único y no puede hacerse de manera automática. Para lograr eso se necesita tener habilidades adquiridas y una regulación que te permita continuar el desarrollo”, concluyó.
Más y mejor producción
A la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) cada vez son más las empresas que presentan proyectos de inversión relacionados a la automatización de procesos. Según dijo el presidente de la CIU, Washington Corallo a CRÓNICAS, “son procesos automatizados y controlados de alguna manera, que realizan operaciones de traslado, o procesos que pueden cortar, pintar, agujerear o soldar. Lentamente el mundo entero va a eso, y también está sucediendo en las empresas uruguayas”.
Corallo coincide con Munyo en que la robótica no sustituye puestos de trabajo, sino que obliga a muchos trabajadores a tecnificarse para poder trabajar con la maquinaria, a su vez, estima que es probable que, a una misma cantidad de trabajadores, la implementación de maquinaria haga multiplicar la producción. “La robótica va a aumentar la producción y sobre todo, darle calidad, continuidad a los procesos del producto que se está haciendo”, sostuvo.
No lo piensan dos veces
Consultado por CRÓNICAS, el director de la consultora de recursos humanos Advice, Federico Muttoni, expresó que desde el punto de vista de los empresarios “si pueden automatizar un proceso no van a dudar en invertir por la automatización, porque ese costo será menor que un trabajador en un área con tres turnos, descansos, licencia y ausentismo”, y agregó que “si pueden restar un recurso humano que les genera costo creciente mes a mes y conflictos, incide bastante en la decisión”. Esto acompañado del descenso de los costos que genera agregar tecnología a las empresas.
Muttoni afilió también a la importancia de la capacitación. “Las personas con menos formación son más rápidamente sustituibles por procesos automatizados. Sin embargo a mayor capacitación hay menos conflictividad y menos ausentismo”. Si bien cree que al mismo tiempo que desaparezcan algunos puestos, se irán creando otros, Muttoni muestra cierta preocupación por el poder de reemplazo que puedan tener los nuevos puestos generados. “En un Uruguay con un mejor nivel de capacitación lo podríamos compensar más rápidamente pero hoy tenemos ahí una brecha”, concluyó.
Un conjunto de cambios tecnológicos se está dando en el sector Servicios y ellos en muchos casos son sustitutivos de mano de obra. El secretario del Consejo del Sector Financiero Privado, José Iglesias, se refirió a los cambios que en este aspecto se están procesando específicamente en el sistema financiero.
Los bancos se automatizan
Un ejemplo de la automatización de los procesos se da en el sistema bancario, donde cada vez el usuario necesita ir menos a las sucursales. “Hoy un cliente puede hacer una transferencia a través de una página web o un teléfono celular, tanto dentro de su propio banco como a otro banco. También, utilizando estos medios, puede solicitar una chequera o pagar una factura”, expresó el secretario del Consejo del Sector Financiero Privado, José Iglesias, al portal de AEBU. “Son varios los bancos que ofrecen a los usuarios escanear las facturas desde sus hogares para hacer este trámite y luego el dinero es debitado de sus cuentas”. Mediante procedimientos de este tipo, agregó Iglesias, “un conjunto de operaciones pasa de los mostradores a las páginas web y a los celulares”.
Además, cuando un cliente se dirige a una sucursal, allí también se ha puesto a disposición los llamados buzones inteligentes que sustituyen a los de una generación anterior, cuando los depositantes introducían su dinero en un sobre cuyo contenido era sometido a un recuento posterior”, agregó el dirigente. “Hoy esta nueva tecnología permite que billetes de diferentes valores ingresen en forma directa a las buzoneras, para que estas los ordenen, contabilicen y acrediten en el momento en las cuentas correspondientes. Estas buzoneras inteligentes se están introduciendo de manera acelerada en los bancos privados”, explicó.
Sobre las consecuencias de estos avances tecnológicos Iglesias concluyó: “significan transformaciones en los procesos de trabajo, sobre todo en las transportadoras de caudales, porque hay una simplificación del trabajo que antes hacían”.