La solidez democrática e institucional de Uruguay es uno de los principales atractivos del país para atraer inversiones, considerando que el sistema de promoción basado en exoneraciones fiscales está siendo cuestionado a nivel internacional, según evaluó el economista Javier de Haedo. El politólogo Ignacio Zuasnabar, destacó que Uruguay ocupa “un lugar destacado” en los índices internacionales y que si bien algunos procesos de decisión pueden parecer “exasperantemente lentos”, eso implica una garantía que “nos impide ir a los extremos con rapidez”. No obstante, alertó que hay “riesgos”, y que por eso es preferible “estar siempre alerta”. Sobre el referéndum contra la LUC, estimó que “se juega mucho”, mayormente por su impacto en la dinámica política y no tanto por los efectos de la norma en sí.
Estos comentarios fueron realizados durante un evento de análisis de la coyuntura político-económica, organizado por la Universidad Católica y del que participaron Javier de Haedo, director del Observatorio de la Coyuntura Económica de esa casa de estudios, e Ignacio Zuasnabar, de Equipos Consultores.
De Haedo destacó que el contexto internacional está marcado por el camino hacia la “normalización monetaria” tras muchos años de una política expansiva. La crisis financiera del 2008, luego los problemas de deuda soberana en Europa y recientemente la pandemia de covid-19, hicieron que se aplicara una política monetaria muy expansiva durante más de una década. Sin embargo, esa política parece estar llegando a su fin debido a los elevados niveles de inflación que se están constatando, lo que puede provocar “un shock negativo sobre nuestras economías”.
En el plano regional evaluó que Argentina atraviesa por una situación desfavorable que ya lleva años, y que requiere de ajustes y reformas importantes que “no parecen muy propensos a hacerlas”. Y Brasil, registra un gran “ruido de política” que está impactando sobre el tipo de cambio que está muy alto y nos afecta negativamente. En resumen, valoró que “Argentina y Brasil van a seguir creciendo poco y van a seguir estando baratos, por lo que no nos van a ayudar”.
Optimismo y tensión
Al analizar el escenario político, Zuasnabar remarcó que hay una mezcla de “optimismo” con un creciente “estado de tensión social”. Comentó que la “luna de miel” que siempre se da al inicio de un Gobierno, fue en esta oportunidad más larga de lo esperado, pero advirtió que luego de la pandemia -y en parte como consecuencia de ello- hubo un incremento de las tensiones sociales.
Citando a otro colega, De Haedo señaló que se les pide a los economistas predecir lo que sucederá, pero olvidando la imprevisibilidad de las decisiones políticas. Sin embargo, el politólogo respondió que “el comportamiento” de los políticos es bastante predecible. “Puede gustar o no, pero es bastante predecible”. Estimó que el funcionamiento de la política interna tiene “bastantes restricciones” y requiere de “consensos a nivel de la opinión pública” que se terminan trasladando a la negociación política.
En ese sentido, y respecto a las diferencias que surgen a la interna de la coalición, sostuvo que la “motivación básica del político es mantenerse en el Gobierno”, y por ello no ve que vaya a haber una gran ruptura, debido a que “es muy difícil ver una alternativa competitiva para el oficialismo respecto al Frente Amplio sin un formato de coalición”.
Consultado respecto a si en el referéndum contra la Ley de Urgente Consideración “se juega todo el Gobierno”, Zuasnabar respondió que “se juega mucho”. Explicó que el impacto de la derogación de los 135 artículos afectaría buena parte de los objetivos que se trazó el Gobierno y que encontró en esta “ley ómnibus” la forma que estimó más conveniente para lograr ciertos acuerdos. Si bien tras la derogación podrían discutirse nuevamente algunas normas de forma individualizada, estimó que ello “sería discutible desde el punto de vista democrático” por el rechazo que le habría dado la población.
Por el contrario, si la ley se mantiene, entonces el Gobierno sentirá que su mandato ha sido refrendado y podrá profundizar su agenda común. “Va a tener más impacto sobre la dinámica política que sobre lo que la LUC en sí mismo significa para el país”, comentó.
Calidad democrática
De Haedo recordó que a nivel internacional hubo una fuerte avanzada en contra del secreto bancario que obligó a Uruguay a tomar determinadas medidas. Ahora el mundo se encamina a un movimiento que busca que las grandes empresas tributen a nivel internacional, lo que puede afectar al sistema de promoción de inversiones local basado en la exoneración de tributos, como son los regímenes de zonas francas en Uruguay.
En ese sentido, y pensando en los diferenciales con los que puede contar Uruguay para atraer inversiones, evaluó que una de las claves está en la fortaleza institucional, política y democrática que demuestra el país. Considerando esa realidad, se cuestionó si no existe un deterioro de la democracia local.
Zuasnabar respondió que hay “riesgos”. Explicó que “Uruguay sigue manteniendo un lugar destacado” en los índices internacionales, y es un país muy estable y muy predecible. “Los procesos de decisión son lentos, a veces exasperantemente lentos, pero al final son muy garantistas. Hay elementos que nos impide ir a los extremos con rapidez. Eso sigue vigente”, remarcó.
Sin embargo, advirtió que la política institucional se ha deteriorado en países que décadas atrás se mostraban muy sólidos, y puso el ejemplo de Venezuela, y más recientemente de Chile. “Por eso prefiero estar siempre alerta, prefiero tener temor, porque para un país como Uruguay, si llegamos a perder esa ventaja competitiva vamos a ser mucho menos atractivos”, señaló.
El politólogo remarcó que Uruguay basa su política “en los grandes consensos” y el “rechazo a los extremos económicos y políticos”. Graficó que “hay ciertos consensos sobre cómo debe ser la inserción internacional de Uruguay, y ningún gobierno puede apartarse de ello. Puede ir convenciendo de ir moviéndose, pero si no lo convence, es mejor no hacerlo”.
En la misma línea, y ante un comentario de De Haedo sobre que en la actualidad hay un Frente Amplio “más escorado a la izquierda”, Zuasnabar estimó que no es así. Explicó que “es cierto que está en un proceso de salida de una crisis fuerte interna, (…) y después de un golpe de ese tipo los partidos tienden a ir a sus bases”, pero estimó que a medida se acerquen las elecciones se irá posicionando más hacia al centro, porque así lo hacen prever los nombres que se manejan como posibles candidatos.
Una “ventaja” que tiene el Frente Amplio respecto a la coalición multicolor es que “el proceso de cambio de liderazgo comenzó hace tiempo”. Explicó que en las elecciones pasadas hubo un proceso de recambio, pero del menú electoral de 2019 “Larrañaga no está, Talvi no está y Lacalle no puede ser candidato”. “Hay un debilitamiento de las candidaturas de la coalición”, agregó. Por su parte, respecto a los “outsiders” que aparecieron en la elección pasada, comentó que ni Guido Manini Rios, ni Juan Sartori, han logrado mejorar su imagen.