Los datos que se desprenden del Informe Global sobre Homicidios de 2023 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no son nuevos para nuestro país, pero el estudio es útil a la hora de compararlo con el resto del mundo. Según Gabriel Tenenbaum, sociólogo consultado por CRÓNICAS, el dato más llamativo es el alto porcentaje de homicidios por crimen organizado en Uruguay, que se posiciona segundo en este parámetro.
El informe, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, compara los datos oficiales de los países miembros en materia de homicidios en los últimos dos años. Esto incluye un desglose por regiones, por género, por edad, por motivo disparador y demás, aunque también aporta datos a nivel general. Uno de ellos es el número estimado de homicidios intencionales, que en 2021 fue de aproximadamente 458.000, unas 52 víctimas por hora. El número global muestra una tendencia decreciente: en 2017 fue de 464.000, y en 2010 había sido 468.000. Sin embargo, la disminución en el número de homicidios no es una tendencia que se repita en todas las regiones del mundo.
El informe mostró un panorama complicado en el continente americano. Fue la región que tuvo un mayor riesgo de homicidios intencionales, con un promedio de 15 víctimas en 100.000 habitantes, comparado con un 12,7 en África, un 2,3 en Asia y un 2,2 en Europa.
Si bien la tasa descendió en el continente desde 2017, cuando era de un 17,2, este fenómeno no es consistente en toda la región. Algunos países, como Brasil, Perú y Venezuela vieron una reducción en sus números anuales, mientras que otros, como Ecuador, Colombia, y Uruguay, vieron un incremento.
Otro aspecto en el que América está rezagado frente al resto del mundo es a nivel del procesamiento de los perpetradores de homicidios. Mientras que en Europa hay ocho personas procesadas por homicidio por sobre diez víctimas, en nuestro continente son menos de dos. El informe a su vez señala que esto es una tendencia prolongada en el tiempo, y la califica como una “impunidad crónica” en nuestro territorio.
El crimen organizado en Uruguay
Consultado al respecto por CRÓNICAS, Gabriel Tenenbaum, doctor en ciencias sociales, señaló que si bien los datos en lo que concierne a Uruguay no son nuevos, “la lectura novedosa que brinda el informe es la comparativa internacional”. De todos los datos desprendidos del estudio, el sociólogo destacó el alto porcentaje que se le atribuye a Uruguay al homicidio por crimen organizado, que se sitúa por encima del 40%. Esto coloca a Uruguay segundo en la lista bajo ese parámetro.
A su vez, resaltó el nivel de protagonismo que tuvo Uruguay en el informe, ya que “Uruguay tradicionalmente se ha ausentado de este tipo de informes internacionales”, y “no ha aparecido como parte relevante de la discusión». Sin embargo, tanto en este estudio como en el primer Informe Global sobre la Cocaína (también elaborado por las Naciones Unidas), nuestro país aparece en un lugar destacado.
Una aclaración que Tenenbaum consideró pertinente es que, si bien en nuestro continente es lógico hacer la equivalencia entre crimen organizado y narcotráfico, el crimen organizado comprende muchas más situaciones que solo el narco, como la trata de blancas, enfrentamientos de pandillas, trabajo forzado y otras.
Aun así, los homicidios vinculados al narcotráfico en Uruguay son “cada vez más numerosos”, y configuran “buena parte de los homicidios”, según comentó el experto. Expresó que la prevalencia de estos homicidios se explica en parte “por la inmadurez de nuestras organizaciones en términos estructurales”, y en parte a “la repartición del mercado ilícito de drogas”. Esto último hace que se generen “tensiones y conflictos constantes” por el predominio en un nicho del mercado, cosa que “no sucede en otros países donde hay un mercado muy grande”. En estos países hay cierto orden en el mercado, por lo que las pandillas no tienen tantos conflictos. Esto no significa que no exista un tráfico ilícito, sino que simplemente “el mercado es tan grande que hay cierto ordenamiento y respeto del mismo por cada grupo”. Según Tenenbaum, este es el caso de la Provincia de Buenos Aires.
Otro factor que curiosamente contribuye a la reducción de la tasa de homicidios es la corrupción. El sociólogo comentó que la corrupción de las fuerzas de seguridad pública a veces hace a territorios más pacíficos a pesar del tamaño del mercado, aunque, obviamente, esto trae otro problema, que es la corrupción en sí.
Otro aspecto que Tenenbaum aclaró sobre el estudio es que hay que tomar los datos con cierta cautela, dada “la debilidad de otros sistemas estadísticos”. En otros países no están dados los recursos para tener niveles de medición equiparables a los de Uruguay. Aun así, el experto recalcó que “el lugar que tiene Uruguay igual llama la atención”.
Por su parte, Diego Sanjurjo, especialista en políticas de seguridad y coordinador de estrategias focalizadas de prevención policial del delito en el Ministerio del Interior, declaró algo similar en diálogo con CRÓNICAS. Advirtió que “el informe tiene limitaciones técnicas”, y “los datos que aportan otros países de la región son bastante limitados”. Puso el ejemplo de Honduras, a quien se le asocia alrededor de un 10% de homicidios por crimen organizado, lo cual a su juicio “evidentemente está mal, es un país que está totalmente tomado por las maras y las pandillas”.
Las armas como el mecanismo más utilizado
Un aspecto medido por el informe es la proporcionalidad de los diferentes métodos que utilizan los homicidas. Latinoamérica y el Caribe fueron las regiones con mayor proporción de homicidios perpetrados mediante armas de fuego, con un total en 2021 de 89.100 víctimas aproximadamente. Dentro de Sudamérica, el uso de armas de fuego fue de un 70% del total de homicidios.
Sobre esto, Tenenbaum comentó que el alto porcentaje de homicidios cometidos con armas de fuego en la región es “bastante singular”, dado que “en otros continentes se mata más con cuchillos o envenenamiento u otros métodos”. Este es el caso de Europa, por ejemplo, donde el mecanismo más utilizado en países como Alemania, Italia y Portugal son los objetos punzantes.
Según los últimos datos del Small Arms Survey, de 2017, Uruguay ocupa el octavo lugar en el índice de cantidad de armas de fuego por 100 habitantes, con un 34, 7. Consultado por la relación entre este número y la tasa de homicidios, Sanjurjo comentó que el vínculo no es tan significativo, dado que “hay países como Suiza que tienen una gran cantidad de armas por habitante y no tienen tasas tan altas de homicidios”.
Proyecciones a futuro
El estudio proyecta que la tasa global de homicidios disminuya para 2030, basándose en las tendencias que se vienen observando, aunque advierte que el incremento de la población mundial podría hacer crecer los números totales de víctimas “a pesar de un decrecimiento de las tasas”.