Juan Martínez, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales
La realidad del empresariado uruguayo es muy disímil: mientras que algunos sectores, como la tecnología, tienen más demanda de empleo que oferta, otros, como el turismo, tienen a la mayor parte de sus trabajadores en seguro de paro. No obstante, a todos los rubros, por más diversos que sean, los une el objetivo de salir de la crisis derivada de la pandemia y así lograr una recuperación económica. Entrevistado por CRÓNICAS, el presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales detalló las propuestas de la institución en este contexto.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cómo define la realidad actual del sector empresarial?
-Hay situaciones muy dispares. Hay sectores que, gracias a la pandemia, por tener las fronteras cerradas, han vendido más que en otras épocas, como el comercio en el litoral. Otros rubros han tenido una rápida reactivación, como la construcción, porque a los dos meses de la pandemia ya había nuevas leyes que generaban incentivos. La industria frigorífica y el agro han exportado muchísimo y con altos precios por los commodities, que han subido. Las tecnologías de la información tienen más demanda que oferta de empleo y están exportando servicios. Y otros están destruidos, como el turismo y la cultura, que debieron enviar a casi todos sus trabajadores al seguro de paro.
-Considerando ese panorama, ¿cree que deberían retacearse algunos apoyos a los sectores que están mejor para intensificar el respaldo a los que tienen mayores problemas?
-Yo creo que no, porque esos son los sectores que van a actuar como la locomotora de salida de esta situación y hay que estimularlos para que empujen el tren. En la medida en que esos rubros sigan creciendo y tengan fuerza para empujar a toda la economía nacional, van a levantar al resto. Si se trancan las exportaciones agroindustriales, por ejemplo, se frena el país. Cada sector por sí solo tiene que recuperarse y hay que impulsar a los que están trabajando bien.
Hay sectores, como la tecnología, que requieren una reforma de la educación y mejor capacitación, y hay nuevas propuestas de alta especialización con la UTU; hay que promover esa área para generar trabajo. A otros rubros les va a costar mucho levantarse y, por más que el Estado los ayude, va a ser difícil que vuelvan a recuperar los niveles prepandemia, por lo menos durante el 2022. Hay que estimular a aquellos que están mejor para que sigan generando empleo, porque hay mucha gente que está fuera del mercado laboral.
-¿Qué efectos han tenido los subsidios y préstamos brindados por el gobierno para paliar la situación de las empresas?
-Han sido muy importantes. En Uruguay estamos acostumbrados a tener ciertos derechos, pero cuando uno mira la región y el mundo, ve que somos privilegiados al contar con seguro de desempleo, cobertura médica, conectividad y alfabetización digital. Pasamos situaciones difíciles, pero tenemos condiciones mucho más favorables que otros países, y eso a veces uno no lo valora porque lo vive a diario.
Ha habido un rápido respaldo con préstamos a través del SIGA, apoyos en algunos sectores con tasa cero, lo que les ha permitido a las empresas seguir estando de pie. Demandará un gran esfuerzo de todos los uruguayos poder rescatar a los sectores con dificultades. Hubo daño, pero fue amortiguado por todos estos beneficios que el país ya tenía instalados.
–En la asamblea de la confederación del pasado lunes destacaron que para la recuperación económica es necesario, entre otros puntos, reducir subsidios encubiertos y abatir el gasto público. ¿Qué proponen concretamente en ese sentido?
-El tema del gasto público está relacionado con la eficiencia del Estado y las regulaciones burocráticas. Entendemos que es imperioso hacer una reforma del Estado y que las empresas estatales sean más eficientes en la gestión, y de esa manera se va a abatir el gasto público.
Esto no implica desocupación en el sector, porque sabemos que hay lugares públicos que tienen sobreempleo, pero hay otros que lo necesitan. El gasto público debe estar focalizado en la salud, en la educación, en la seguridad, y no en trámites burocráticos que enlentecen, que se pueden digitalizar y unificar a través de procesos informáticos y realizar remotamente.
En cuanto a los subsidios, lo que buscamos es transparentar. No aceptamos que cuando uno compra un producto esté pagando cosas ocultas que no sabe lo que son; eso ocurre muchas veces y hay que transparentarlo. El Estado debe decir qué sectores, qué servicios y qué productos desea subsidiar como bien social, lo cual nos parece muy bien, pero tiene que ser claro, transparente, recaudar los impuestos y de ahí volcar para el subsidio, y no que estén encubiertos.
-En referencia a las fronteras, plantearon continuar con la mejora de la seguridad y el control fronterizo para evitar el contrabando. ¿Se debería atacar el problema de fondo, que es la diferencia de precios con los países vecinos? ¿Lo cree viable?
-Sin duda. Hay que atacar el tema del tipo de cambio real regional, que es complicado, porque depende de otros países. Cuando uno pensaba en un Mercosur hace 30 años, creía que a esta altura podríamos tener una integración más profunda, intensa, que incluyera hasta la moneda. Sin embargo, hoy el bloque está trabado. La búsqueda de flexibilización que está haciendo Uruguay para generar acuerdos internacionales es fundamental para un país chico como el nuestro.
Lo que ocurre es que, si hubiéramos avanzado, estas fronteras ya no deberían estar, la moneda debería ser única y el tránsito debería ser otro. Lamentablemente no se avanzó y hoy lo estamos pagando: el turismo está reclamando una apertura de fronteras para poder trabajar y que ingresen divisas, pero muchos comerciantes limítrofes no quieren que se abran porque dejarían de vender, pues los uruguayos se volverían a ir para la vereda de enfrente. Hay que tener una política clara de fronteras donde Migración y Aduana jueguen un rol coordinados y tengan un control estricto del tráfico de bienes para salvaguardar la producción nacional.
Estamos trabajando con las cancillerías y las cámaras empresariales del Mercosur en una sintonía bastante interesante, pero a nivel político, los gobernantes van en otras direcciones donde prevalecen sus filosofías y principios partidarios por encima del bien general y ocasionan estas distorsiones de fronteras, de trabas arancelarias, que nada bien le hacen ni al Uruguay ni a la región.
-Sobre el mercado de trabajo, señalaron la importancia de abordar una eventual flexibilización laboral. ¿Cuáles serían los objetivos de esa medida?
-Las formas de trabajar cambiaron y las personas también han modificado sus motivaciones, sus necesidades individuales y los modos de satisfacerlas. Por lo tanto, aquel trabajo rígido de la tarea puntual y concreta debe dar paso a una flexibilización, a pensar en la productividad, en la eficiencia, en el trabajo por proyecto, en el teletrabajo.
Nadie pretende que una mucama de hotel teletrabaje, pero capaz que podemos hacer que sea más eficiente y que, por la flexibilidad de su tarea y la eficiencia de las herramientas con las que cuenta para desempeñar su cargo, logremos la mayor competitividad nacional e internacional posible, que es lo que buscamos.
Además, a nivel empresarial entendemos que Uruguay debe levantar las observaciones ante la OIT y esperamos que se concrete a la brevedad, porque eso va a permitir un mayor dinamismo en el trabajo y más posibilidades de generar oferta laboral.
-¿Qué rumbo debería tomar el país en materia de inserción internacional?
-Uruguay necesita tener acuerdos bilaterales, seguir ampliando mercados internacionales, profundizar mercados como el asiático, eliminar aranceles altos para poder acceder a ciertos países, negociando el sistema de fletes internacionales y logística. Esa es la manera de insertar nuestra producción en el mundo para crecer. Al ser un país chico, debemos ofrecer productos de primera calidad al mundo para poder diferenciarnos y cobrar lo que corresponde, para tener más divisas y más trabajo para nuestra gente.
Una reforma para paliar la deserción estudiantil
La confederación considera que la reforma educativa “es urgente”. De hecho, desde su origen, impulsó y acompañó el proyecto de Eduy21, que persigue el mismo objetivo. El ministro de Educación, Pablo da Silveira, y el presidente del Codicen, Robert Silva, formaban parte de dicha institución, por lo cual “van en sintonía con esa propuesta”, aseguró el ejecutivo.
Según explicó, el país debe apuntar a generar seres pensantes y creativos que puedan insertarse en un mundo laboral del siglo XXI, pues “no puede seguir teniendo una educación de los años 40, creando seres para una realidad que ha cambiado tanto”.
Dijo también que los niveles actuales de deserción en bachillerato demuestran la pérdida de motivación para estudiar. “Los chicos nos están diciendo a gritos: ‘esto que me están enseñando no me interesa y no me sirve para nada; quiero otro tipo de educación que me permita crecer e incorporarme en el mercado laboral’, y eso es lo que tenemos que entender”, puntualizó.
“Hoy los jóvenes tienen otros intereses y motivaciones. Tenemos que desarrollar la creatividad y habilidades que nos permitan tener personas capacitadas para los nuevos trabajos que todavía no sabemos cuáles van a ser. En base a eso, aspiramos a tener capacitación y calidad humana para aplicar en la producción nacional y sacar productos y servicios de primer nivel mundial”, remarcó el empresario.
Una mirada a largo plazo para garantizar el desarrollo
El próximo viernes 10 de setiembre a las 16 horas, en el galpón de ventas de la Expo Prado, la confederación va a realizar un encuentro al que ha invitado a autoridades de gobierno y a cuatro ministros para que informen y comenten cuáles son sus visiones de futuro en diversos rubros como la inserción internacional, el mercado de trabajo, los aspectos económicos y la reforma del Estado. “Tenemos que tener una visión de futuro, hacia dónde vamos, con certeza, para, en base a eso, lograr captar inversiones que den crecimiento y desarrollo al país”, enfatizó Martínez.