Salvador Schelotto, candidato a intendente de Montevideo por el Frente Amplio
En Montevideo se percibe una “fractura social” que debe ser atendida, según la visión del candidato frenteamplista Salvador Schelotto, quien fue crítico con la gestión del Frente Amplio (FA) en aspectos como la burocratización y la creación de superestructuras en la Intendencia de Montevideo (IM). Sin embargo, aseguró que la coalición opositora no tiene un proyecto real para la ciudad y que la candidatura de Martín Lema carece de credibilidad. En otro orden, advirtió que “uno de cada cinco votantes del FA en Montevideo evalúa mal la gestión de la IM y en algún momento ese crédito se va a agotar”.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
El menú En la cava de La Corte, Schelotto degustó corvina rubia con oliva y alcaparras, acompañada de puré de papas rústico. De beber, optó por limonada. Para extender la sobremesa, eligió café.
-Dada su experiencia en la IM con Tabaré Vázquez y Mariano Arana, ¿cómo ha evolucionado Montevideo desde ese momento hasta ahora?
-Fueron etapas muy distintas a las actuales y con el paso del tiempo el impulso transformador se fue diluyendo. Hoy es una ciudad totalmente distinta, con otros problemas, otros desafíos, otras cosas buenas. No podemos comparar esta sociedad con la de los años 90. Estamos en un escenario donde hay una pérdida de valores colectivos. Montevideo es como una ciudad rota. Se siente una falta de amor, de cuidado, de identificación, y esto tiene que ver con muchas cosas, con la fractura social. Montevideo siempre fue una ciudad desigual, pero esto se acentuó. Entonces, hay zonas dotadas de servicios y hay zonas muy privadas de eso. Hay burbujas donde viven determinados colectivos sociales. Los que se ubican en la zona costera ni conocen las realidades de las periferias. Lo mismo ocurre si uno recorre algunos de los lugares más precarios de Montevideo. Uno de los problemas que tienen los clasificadores cuando se hace la reconversión del caballo al motocarro es que algunos no pueden sacar la libreta de conductor de moto porque son analfabetos. Es mucho más profunda la fractura de lo que uno piensa. Y todo eso se expresa en conflictos en el tránsito, conflictos vecinales, conflictos en el sistema educativo. Son fenómenos de desagregación social que se han vivido en estos últimos 20-25 años. A eso hay que agregar la presencia del narco en los barrios, las redes de microtráfico, la violencia letal. Por ejemplo, Casavalle es un lugar donde hay una demanda de seguridad y convivencia tremenda. Todo esto está condicionando mucho a la ciudad hoy. Solo con la recolección de la basura y un buen servicio, la ciudad no va a cambiar.
-¿A qué adjudica esa ruptura del tejido social que describe y qué rol debe cumplir la IM para contribuir a que no se siga en ese camino?
-Es multifactorial. Haciendo una crítica a los programas del FA, nosotros en algunas cosas fuimos muy exitistas porque logramos, en plazos relativamente cortos, reducir la pobreza medida por el ingreso; el famoso discurso de que tomamos una pobreza de 40% —veníamos de la crisis del 2002— y “entregamos” el país con un 9%, lo cual es un éxito a todas luces. Pero la pobreza es multidimensional. No estamos hablando solamente de un tema de ingresos que resuelve la vida de las personas. Ahora, la Intendencia tiene que hacer cosas. Si bien entre las candidaturas del Frente e incluso las de la coalición, en muchos aspectos no hay grandes diferencias programáticas, en este tema hay una diferencia muy importante. Las políticas de base territorial que necesita desplegar el Estado deben ser complementadas con políticas de los gobiernos departamentales y municipales. Entonces, plantear en Montevideo que tenemos que reducir la misión de la Intendencia al ABC, es una propuesta de confrontación discursiva, pero no tiene sustento. Incluso en temas muy graves como la situación de calle de miles de personas, que es tremendo para Montevideo, la salida es solamente con una coordinación transversal de todas las acciones del Estado y la sociedad. Si tenés campamentos en los parques, en las plazas, en el Centro, uno puede fingir demencia durante un tiempo, hacer como que eso no existe, pero afecta a las personas que tienen comercios y a aquellas que se sienten inseguras. Es un problema de toda la sociedad, sin adjudicarle ningún tipo de estigma a nadie.
-¿El aumento de personas en situación de calle lo atribuye a las políticas implementadas por el último gobierno nacional?
-Es una tendencia mucho más estructural, pero claramente el proceso se agudizó en el último período. No puedo ignorar eso, pero tampoco adjudicarlo exclusivamente (al gobierno). El Mides tuvo un cambio negativo durante el período 2020-2025. Se retiraron de los barrios algunos dispositivos que trabajaban en cercanía que venían del último gobierno colorado y se sustituyeron por otras modalidades, quitando redes de contención.
-Y el hecho de que Lema sea el candidato favorito de la coalición luego de haber sido ministro de Desarrollo Social…
-Le quita credibilidad a su candidatura, con todo respeto. Es un candidato que va a tener una votación interesante porque tiene todo el aparato del Partido Nacional, un despliegue de publicidad y de movilización, y es una persona inteligente, pero su gestión no es una buena carta de presentación para resolver problemas mucho más complejos. Pero, más allá de esto, el desafío para la coalición es que ellos no tienen un proyecto para Montevideo. Fueron experimentando con diferentes figuras y todas se cayeron… Bordaberry, Novick, Raffo y ahora Lema. Uno ve que van pasando los períodos y no hay un proyecto real.
-Y el desafío para el FA en el contexto actual, ¿cuál es?
-Uno de cada cinco votantes del FA en Montevideo evalúa mal la gestión de la IM. Eso habla muy bien del FA en el sentido de que hay una adhesión política que no se expresa solamente en una evaluación de lo que está ocurriendo, sino que tiene un sustrato más ideológico y cultural, y no ve una alternativa fuera del Frente —aunque eso no es una alternativa, es un rejunte—. Esto puede ocurrir una vez, dos veces, pero en algún momento ese crédito se va a agotar, entonces, nuestra generación tiene un desafío muy grande que es decir: esto tiene que cambiar, las cosas que están mal hay que resolverlas, hay que proponer cosas nuevas para que el votante que está predispuesto a apoyar una opción progresista de izquierda, lo haga con convicción. Yo leía un editorial de Búsqueda, de Andrés Danza, que tiene la teoría de que esta elección va a ser un punto de quiebre. En parte coincido, en parte no. Porque, como te digo, para la coalición es un desafío, y realmente no tienen un proyecto para Montevideo. Su proyecto es tratar de votar lo mejor posible y eventualmente ganar algunos municipios, y posicionarse mejor en el escenario nacional. Y el FA también tiene un desafío importante. Algo de esto dice Danza, yo lo digo de otra manera: se percibe un cierto agotamiento, y no creo que haya riesgo para la victoria electoral. Pero si la victoria electoral se da por resignación y no por convicción, son dos cosas muy distintas. Si nos van a votar porque venimos haciendo las cosas más o menos bien y el contrincante no es creíble, ganaremos, pero es una derrota política y moral, porque la política, de alguna manera, es ilusionar con algo que puede cambiar significativamente y además implica autoexigencia. Es decir, nosotros, como fuerza política, que hemos venido gestionando y resolviendo cosas importantes, pero que nos quedan cosas pendientes, tenemos que tener un mensaje contundente de renovación, y volver a ciertas referencias éticas y políticas que se pueden ver diluidas.
-¿Por ejemplo?
-Hay un tema de burocratización de la gestión política. Tú me preguntabas por la Intendencia en el año 90. Para que veas el espíritu de la época, ganamos un domingo de noche, festejamos, a la mañana siguiente Tabaré hizo una conferencia de prensa y se tomó unos días. El general Seregni nos convocó a los cuatro suplentes y nos dijo: “A partir de ahora, ustedes dejan todo lo que están haciendo y se dedican totalmente a la transición y al trabajo de la IM”. Yo no me lo cuestioné, cerré mi estudio de arquitectura, pedí licencia en la facultad, y no había ninguna expectativa de cargo ni de contrato, después las cosas se fueron dando. Ese espíritu está debilitado. Una compañera me dijo el otro día en un acto: “Tenés que decir que nosotros militamos por ideas y no por cargos”. Parece increíble que uno tenga que decir eso en una fuerza de izquierda, porque la política tradicional en Uruguay siempre tuvo ese tipo de reflejos, pero si el FA naturaliza esas prácticas, se va volviendo cada vez más una fuerza similar a los partidos tradicionales. Hay que hacer un esfuerzo muy grande por recuperar ese tipo de mirada mucho más desprendida de que la vida política no es una alternativa laboral para nadie. Si alguien entra conmigo a la IM, en el equipo, se va conmigo. Así lo planteó Tabaré, así lo planteó Mariano, así lo planteaba Seregni. Y debemos convocar a los mejores para los cargos, no distribuir de acuerdo a las votaciones internas o la composición de determinados órganos.
-¿Por qué le parece necesario aclarar que no se milita por cargos?
-Porque después de 35 años de gobierno se ha debilitado este concepto y hemos creado en la IM superestructuras que en algún caso no se justifican. Algo que es esencial y que hizo bien el FA fue fortalecer los servicios técnicos de la Intendencia. Implantó que se ingresa por concurso y que se asciende con evaluaciones y con pruebas, no por antigüedad. Entonces, tenés una meritocracia funcionarial que en muchos casos está desaprovechada y que a veces se siente ninguneada cuando por encima de eso ponés en una gerencia o una secretaría a alguien que no tiene las competencias mínimas. Ahí se produce un ruido muy grande. Entonces, volver a apostar a que a los cargos vayan los mejores, es un buen programa de mejora de gestión.
-Sobre esas superestructuras que decía que ya no se justifican, ¿dónde habría que recortar?
-Ante las dificultades económicas, es el momento de apretarse el cinturón, de hacer una gestión austera y de que los gastos innecesarios se reduzcan. Hay que identificar dónde están, porque yo no puedo opinar de atrevido. Tenemos que mirar exactamente qué está pasando.
-¿Qué papel debería cumplir el sector privado en Montevideo?
-Se necesita un nuevo ciclo de cambios en la estructura urbana en toda su amplitud, más inversión pública y más inversión privada. En eso estamos muy retrasados, ya lo dijo Oddone incluso antes de la campaña electoral. Por eso yo estoy planteando la creación de una Agencia de Promoción de la Inversión en Montevideo. ¿Qué quiere decir esto? Hay actividades económicas que están buscando localizarse y tenemos que ayudar a que se ubiquen en Montevideo. De hecho, en las últimas décadas han elegido otros lugares para instalarse. Desde el punto de vista del desarrollo territorial del país está muy bien, pero Montevideo ha perdido centralidad en esto. Por ese lado, el vínculo con el sector privado es importante. Por otro lado, en cuanto a la inversión en infraestructura, tenemos que volver a gestionar un crédito del BID para un nuevo escalón de infraestructura.
-¿Cómo se ve negociando ese crédito?
-Venimos de una etapa de mucha rigidez y confrontación política, de un operativo exitoso de desalojar al FA del poder en 2019. Ahí hubo una radicalización de la confrontación que tuvo resultados favorables para el Partido Nacional, pero dejó cierta grieta que es artificial. Uruguay realmente no está dividido, hay una posibilidad de entendimiento y, cuando haya que buscar acuerdos para permitir financiamiento de largo plazo, yo tengo mucha confianza en que podré encontrar apoyos fuera del FA.
-¿Por qué los montevideanos deberían votarlo?
-Porque quiero liderar una nueva etapa de cambios en Montevideo y siento que soy la persona que puede conformar un equipo que se haga cargo de eso, con un proyecto para resolver los problemas inmediatos, pero también con una mirada de largo plazo.
“La solución al problema de la limpieza es sustituir el actual sistema, que ya caducó”
-¿Por dónde pasa la solución al problema de la limpieza?
-La solución es sustituir el actual sistema, que ya caducó. Se prestó un buen servicio durante un tiempo, que gradualmente fue perdiendo eficiencia, y hoy no es sostenible continuar con el mismo sistema. Tenemos que ir hacia una nueva modalidad de recolección diferenciada por cinco áreas, cada una con su régimen de disposición de residuos. La basura en una alta proporción es valorizable, pero para eso tiene que clasificarse en origen.
-¿Qué les responde a los candidatos de la coalición cuando dicen que “lo que no hicieron en 35 años, no lo van a hacer en 40”?
-Es una picardía, porque problemas como el de los residuos se resolvieron varias veces en un ciclo de 35 años. Pero el problema no es el mismo. Sí hubo una dificultad de resolverlo en los últimos 10 años, donde cambiaron las pautas de consumo, aumentó la producción de residuos y se incrementaron las dificultades socioeconómicas en la población que hace la clasificación informal.