Diego Labat, director de Ancap por el Partido Nacional
Ancap dejó atrás las millonarias pérdidas obtenidas en años anteriores y presentó un balance positivo, que corresponde al primer semestre de 2016. De todas formas, y pese a que tuvo una ganancia de 78 millones de dólares, todavía no fue posible bajar el precio de los combustibles. Para el director del ente en representación de la oposición, Diego Labat, los números se deben a variables estrictamente coyunturales, como la baja internacional del crudo y la caída del dólar. Tan es así, que si en el corto plazo el escenario cambiara, la empresa pública volvería a tener pérdidas, según afirmó en diálogo con CRÓNICAS.
El menú Diego Labat degustó la clásica lasaña de Panini’s, que acompañó con agua mineral con gas. A la hora del postre, optó por helado de dulce de leche.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-El balance de Ancap del primer semestre de este año, presentado hace dos semanas, tuvo una ganancia de 78 millones de dólares, pero aun así no fue posible bajar el precio de los combustibles. ¿Por qué?
-Ahí es donde hay que entender por qué se da esta mejora. Es bueno que hayan mejorado los números, pero la mejora se sigue dando por factores muy coyunturales, es decir, por un dólar que está planchado o cayendo con respecto a la referencia, y un petróleo también bastante más abajo, y eso ayudó muchísimo a que el resultado mejorara.
El resto de las acciones todavía no tiene mucho efecto en los números, justamente, como no bajaron los combustibles, es que se dan los buenos números de Ancap. Con esto no quiero decir que no se haya hecho nada, se han hecho cosas, pero tienen un impacto mínimo en los números o nulo.
-¿Si no fuera por la coyuntura, no habría habido ninguna mejora en Ancap?
-No.
-¿Y cuáles son esas acciones que menciona?
-Hay 100 acciones encaminadas, pero ninguna terminada, es decir, se están tomando decisiones, pero han tenido mínimos grados de avance, no hay nada que se haya concretado. Hay negociaciones por los negocios en Argentina, se ha avanzado en algunas cosas, pero nada que tenga impacto en los números. Se está mirando a los negocios de las subsidiarias, se ha trabajado muy fuertemente con los costos, eso ha tenido algún impacto pero todavía muy poquito.
-¿Cuál es el peso que tiene la baja internacional del petróleo en la mejora financiera del ente?
-Ahí cada uno hace las cuentas en forma distinta, pero a mí me da que en el año equivale a unos 100 millones de dólares, o sea, es importante.
-El expresidente Jorge Batlle criticó al ministro de Economía, Danilo Astori, por hablar de la “maravilla” de la ganancia de Ancap, cuando en realidad el consumidor está pagando el combustible más caro que lo que sale el petróleo hoy. Incluso dijo que es todo una “mentira” para que la gente crea que Ancap está ganando plata, cuando lo está haciendo a costa de los clientes. ¿Qué opinión le merece?
-No quiero hacer apreciaciones sobre lo que haya dicho Batlle, pero no hay duda de que ahí está la razón. Seguimos teniendo combustibles muy caros, y eso es lo que está sosteniendo la situación de la empresa y de alguna manera pagando las cuentas de estos últimos 10 años.
El objetivo final de Ancap tiene que ser bajar los combustibles, pero los números son los números, se dieron, son buenos, y es preferible que así sea. Hasta el 2015 teníamos combustibles muy caros y números en rojo, hoy seguimos teniendo combustibles muy caros, tiene que ser nuestro desvelo bajarlos, pero por lo menos se revirtió esa situación, aunque haya sido gracias a variables que no maneja Ancap, como la baja del petróleo y del dólar.
-Si en el corto plazo cambiara esa coyuntura, ¿Ancap volvería a tener pérdidas?
-Sí, sin duda. Con un dólar a 34-35, el resultado hubiera sido muy distinto, habría estado en rojo.
“Los combustibles muy caros están sosteniendo la situación de la empresa y pagando las cuentas de estos últimos 10 años”
-El presidente Tabaré Vázquez informó que se está analizando la posibilidad de cerrar algunas subsidiarias de Ancap. ¿Qué opina al respecto?
-Yo creo que hay bastante consenso en el Directorio de que las subsidiarias tienen que dar vuelta su resultado o no seguir funcionando. Después probablemente haya una solución particular para cada una.
Hay cosas como el proyecto de ALUR, donde el gobierno tiene puesta mucha expectativa, pero eso no va a dar nunca buen resultado, o sea, siempre va a haber un subsidio. Yo entiendo que como mínimo habría que explicitar el subsidio y decir “el país quiere darle tanta plata a este proyecto”, y declararlo.
En el caso de los alcoholes y los perfumes, el camino tiene que ser la venta o el cierre. Yo creo que no hay mucha opción más que esas. Hay que buscar algún camino, no se puede estar fabricando perfumes y alcohol a pérdida, eso creo que está bastante claro, además de que vender perfumes es algo que no tiene sentido.
-Más allá de que los números se dieron vuelta gracias a la coyuntura, ¿se han visto señales de mejora en la gestión?
-Se han tomado unas cuantas medidas, se está trabajando mucho más en equipo, pero todavía quedan cosas por hacer. Hay algunas cosas que yo he compartido, otras que no.
Se está avanzando para salir de Buenos Aires –donde se están buscando alternativas, una de las cuales es la venta de la petroquímica Carboclor-, se está iniciando un proceso para dar vuelta la cuenta del alcohol, lo mismo con el portland –la promesa en este caso es presentar un plan estratégico antes de fin de año, donde no hay nada descartado-. Se está trabajando, aunque todavía cuesta terminar esos procesos.
-¿Y cuáles son las que no comparte?
-Por ejemplo, el tema de la negociación con ALUR, donde se perdió una oportunidad interesante de mejorar el convenio con los trabajadores, que es un convenio malo. Hubo un escándalo, el Directorio rechazó el convenio, pero se volvió a firmar otro que es muy parecido al anterior.
Yo creo que hay que empezar a achicar costos en forma más rápida y más importante, hacer eso implica tocar intereses de trabajadores, de proveedores, pero hay que empezar a actuar.
-¿El nuevo convenio se ajusta a las pautas del gobierno?
-Se ajusta a las pautas, pero eso es lo único que se corrigió. En términos de costos para Ancap no cambia demasiado. Ajusta cada seis meses en lugar de cada dos, y tiene incrementos nominales en vez de incrementos ajustados por inflación, pero en plata no cambia mucho.
-También se destituyó al gerente general de ALUR.
-Sí, pero esa fue una decisión pensada, que se estaba manejando desde hacía tiempo, había razones más de fondo para la destitución y yo acompañé porque me parecía que era lo correcto. El desencadenante no fue que apareciera el sueldo en el diario ni el convenio, sino que ya se estaba pensando desde antes en la destitución.
-¿Cuál fue el motivo?
-Se dio por cuestiones de estilo de liderazgo, de estilo de gestionar la empresa. Son procesos, venía bien que se cambiara el gerente y buscamos otro estilo de persona.
-¿Las cosas en Ancap “están muy mal”, como dijo el diputado nacionalista Pablo Abdala?
-Es claro que las cosas están mal en Ancap. El primer problema en Ancap fue que hubo un muy mal diagnóstico de la situación hace 10 años, que llevó a la empresa a meterse en negocios que no le correspondían, y que además fueron mal ejecutados.
O sea, hay tres puntos: mal diagnóstico, malas decisiones posteriores y muy mala ejecución, entonces se llegó a una situación que hace que hoy estemos con el agua arriba del cuello. Desde ese punto de vista la situación es mala y las decisiones que va a haber que tomar no van a ser muy simpáticas.
“Hoy la gente está pagando todos los errores de los últimos 10 años con combustibles carísimos”
-¿En qué decisiones se está pensando?
-Se están estudiando muchas reorganizaciones del trabajo, viendo procesos que se puedan mejorar tanto en las subsidiarias como dentro de Ancap, inclusive tratando de mirar qué sinergias pueden haber entre las subsidiarias y con Ancap.
También se han tomado algunas medidas de organigramas, ya hubo cambios de gerentes y va a seguir habiendo algunos, aunque todavía no está claro dónde. Ya está resuelto el proceso de la elección del nuevo gerente general, que va a ser anunciado en breve.
Hay un montón de cosas que se están haciendo que demoran en madurar, a veces es ese el problema, no es que uno toma las decisiones y automáticamente tienen efecto, pero sí se están haciendo cosas en una situación que es muy complicada y que como los negocios fueron muy malos y se gestionaron muy mal durante 10 años, eso puede llevar a tomar decisiones que capaz que no son las que a uno le gustarían, como la venta o el cierre de negocios.
-¿Qué se haría con los trabajadores en ese caso?
-Tienen que ser parte de la propuesta. Acá hay contratos que hay que respetar y hay que tratar de buscar soluciones que sean las más inteligentes y eficientes para todos.
-¿Se ha planteado reducir la cantidad de personal de la empresa?
-Hoy no está arriba de la mesa ese tema. Estamos revisando procesos, es decir, mirando qué cosas se pueden reestructurar, no solamente en las subsidiarias. Es muy difícil anunciar hoy qué vamos a hacer con cada cosa, pero se está trabajando. Como dije anteriormente, hay 100 iniciativas que están en camino y creo que se van a ir logrando cosas interesantes.
-¿Iniciativas de qué tipo?
-Por ejemplo, rever cómo se compra el supergas, cómo se distribuye el combustible en las plantas, trabajar con AFE para mejorar la logística de los lugares a los que Ancap manda por tren.
-El senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, planteó que Ancap no puede “cantar victoria” con el balance presentado, dado que todavía no pudo bajar el precio del combustible. ¿Comparte esa visión?
-Yo creo que el tema de la información es fundamental. Obviamente esta presentación de resultados fue parcial, a mí me gustaría que la información que diera Ancap al público fuera cada vez más frecuente. Hoy se sigue viendo como una acción política, pero yo creo que las empresas públicas deberían dar esa transparencia y mostrarle a la ciudadanía siempre todo, no solo cuando te va bien, es decir, ser responsable, tener objetivos, y después mostrarle a la ciudadanía si los cumpliste o no.
Por otro lado, el tema de la suba o baja de los combustibles es un tema que para mí ya está fuera de discusión. El Poder Ejecutivo no quiere bajarlo, yo entiendo –ahí dejo de hablar como director de Ancap- que al país no le hace bien que las correcciones de Ancap se hagan vía precio de combustibles.
“Si no fuera por la coyuntura, no habría habido ninguna mejora en Ancap”
Hoy tenemos combustibles muy caros que los están pagando los consumidores y el sector productivo, y sería bueno y ayudaría a la competitividad del país que Ancap tuviera combustibles bastante más baratos.
-Mieres dijo también que “el actual Directorio de Ancap retacea información, al igual que lo hacía el anterior”. ¿Esto es así?
-Yo creo que se ha dado información, falta muchísimo y se debería mejorar ese proceso, sigue habiendo algunos pedidos de informes de legisladores que se demora en responder, pero creo que no es por intención de no dar los datos, sino porque la burocracia nos mata. Pero en eso creo que Mieres tiene razón, hay que intentar que ese proceso sea absolutamente transparente y cumplir con los tiempos, es una de las tareas que tenemos que poner arriba de la mesa y empezar a cumplir.
“Ancap se tiene que centrar en su negocio, que es el de los combustibles”
-¿Cómo se ha manejado Ancap en lo que va del período en materia de inversiones? Tenía la orden de la OPP (Oficina de Planeamiento y Presupuesto) de no invertir más de 70 millones de dólares por año. ¿Eso se ha cumplido?
-Se ha cumplido con el tope. En realidad la plata que había para inversiones autorizada por la OPP, básicamente se usó para terminar proyectos que ya estaban bastante avanzados. Por ejemplo, se terminó la planta de ALUR de Paysandú, se terminaron unas obras en Minas.
Hoy se está mirando con lupa cada peso que se invierte, se le está dando prioridad a lo que tiene que ver con seguridad laboral, medio ambiente, o sea, áreas en las que hay regulaciones que hay que cumplir. Creo que no sería responsable pensar en hacer inversiones mientras la casa no esté en orden, y la casa todavía no está en orden, le falta mucho para eso.
-¿En qué inversiones sería importante pensar una vez que la casa esté en orden?
-Yo creo que uno de los puntos que tiene que atacar Ancap es el tema de la logística, hay varias carencias en esa área que podrían ayudar a mejorar los costos. Además, yo soy de los que creen que Ancap se tiene que centrar en su negocio, que básicamente es el de los combustibles.
“El gobierno tiene puesta mucha expectativa en el proyecto de ALUR, pero eso no va a dar nunca buen resultado”
-¿El haber dejado de centrarse en su negocio y haber empezado a abrir otras puertas fue lo que llevó a Ancap a esta “mala” situación actual?
-Sí, sin duda. Es como cualquier persona, vos tenés 24 horas en el día y si haces 1500 cosas en tu día, capaz que las importantes no las hacés o las hacés mal, y yo creo que en parte eso es lo que le pasó a Ancap. Hoy tenemos el portland, la planta de cal, los biocombustibles, las bebidas alcohólicas, la consultora, las estaciones de servicio, que son todas cosas que van distrayendo. Haberse ido del negocio central es parte de los errores.
-En junio del año pasado, dijo a CRÓNICAS que uno de sus objetivos en el Directorio de Ancap sería controlar. ¿Ha podido cumplir ese rol?
-Yo creo que sí. Seguro que no lo cumplí al 100% ni todo lo que me hubiera gustado. A veces te quedás con algún sabor amargo porque hay cosas de las que no te enteraste o te enterás por el diario, pero en términos generales siento que pude seguir todos los negocios y controlar.
Es bueno que la oposición esté en el Directorio para controlar, para proponer y porque si bien para el oficialismo es fácil votar cuatro a uno, creo que aporta al funcionamiento de la empresa.
-¿Le cuesta ser el que siempre disiente?
-Me cuesta ser el único que disiente, pero he tratado en todas mis decisiones de poner mi mejor criterio y opinión. Hay cosas que he tenido que acompañar y hay otras que no he acompañado. Creo que en algunos asuntos he logrado que se llegara a una solución tratando de encontrar algún camino en el cual estuviéramos todos de acuerdo.
“No hubo ninguna inversión razonable en los últimos 10 años”
-El diputado Felipe Carballo (711) dijo a CRÓNICAS que “en Ancap no hubo una pérdida de 800 millones de dólares, lo que hubo fue una inversión de 800 millones de dólares”, ya que la plata no desapareció, se puede ver en las plantas levantadas, por ejemplo, en Bella Unión, donde hay mucha gente trabajando. ¿Qué opinión le merece?
-La pérdida fue pérdida, o sea, Ancap perdió esa plata. Otra cosa es que además se invirtió, pero se invirtió en cosas que hoy no tienen rédito económico, con lo cual es hasta discutible si de verdad fueron inversiones o no.
¿Qué es una inversión? Es dinero que tú gastás en algo que en el futuro te va a dar ingresos, y la realidad es que prácticamente ninguna de las inversiones de los últimos años de Ancap le está generando ingresos. De hecho, los flujos de fondos que generan esas inversiones no alcanzan para pagar las deudas, eso es parte del problema del ente.
Se hizo una planta de cal que costó 150 millones de dólares con plata prestada, y hoy tenés que pagar esa plata, pero la planta no genera fondos para pagar la deuda. Yo la verdad que no comparto esa aseveración del diputado.
-¿Está funcionando esa planta?
-En forma intermitente. En realidad recién empezó en agosto, tuvo algunos días de funcionamiento. Uno de los grandes problemas de esa planta es que tiene un cliente único, que es una empresa de Brasil que el Estado brasileño clausuró por contaminación, con lo cual como no funcionaba, no nos iba a comprar y había que parar la planta.
Finalmente lograron revertir la sanción y ahora está produciendo de vuelta, y es probable que en los próximos días le empecemos a vender otra vez, pero te diría que yo no rescato prácticamente ninguna inversión de las que se hicieron, no hubo ninguna que fuera razonable en los últimos 10 años.
Se invirtió en portland y pierde cada vez más, se invirtió en la planta de cal y no logramos que funcionara, se invirtió en la planta de Paysandú que genera etanol que todavía es muy caro. En la desulfurizadora, que es lo único que sería aceptable por un tema de medio ambiente, se gastó muchísimo, se gastaron 400 millones de dólares en algo que teóricamente iba a costar menos de 100, y además ni siquiera está funcionando del todo, está funcionando al 20%.
“No se puede estar fabricando perfumes y alcohol a pérdida, y vender perfumes es algo que no tiene sentido”
Hay muy pocas cosas que uno vea que fueron decisiones pensadas y que hayan dado buen resultado. El problema es que hoy no hay con qué pagar ese endeudamiento, y ahí volvemos al principio: ¿Cómo estamos pagando las deudas? Con combustibles carísimos. Hoy la gente está pagando todos los errores de los últimos 10 años. De verdad cuesta encontrar algo que se pueda destacar.
-¿Eso lo atribuye a la mala gestión?
-Como te decía, para mí son tres aspectos, muy mal diagnóstico, después se decidieron muy mal las inversiones porque se eligieron lugares y cosas para poner, influenciados por el mal diagnóstico, y se ejecutaron muy mal.
La desulfurizadora costó cinco veces más y se demoró como dos años más de lo que se esperaba; el contrato de la planta de cal con la empresa brasileña se firmó en el 2010 y recién en agosto de este año quedó en funcionamiento; las reformas de portland también demoraron muchísimo; la planta de etanol de Paysandú cumplió con los plazos pero se gastó el doble, y así fue con cada cosa. Hubo una muy mala ejecución de la gestión en general.
Y creo que no fueron solo las inversiones, también hubo decisiones de otro tipo, como por ejemplo las que se tomaron en un mercado que está muy complejo que es el del supergas. Ahí se tomaron muchas decisiones, se dieron concesiones que no se deberían haber dado, como pasar a trabajar de un turno a dos, eso encareció notoriamente todo.
Todas esas decisiones poco pensadas llevaron a que hoy tengamos los líos que tenemos en supergas, que parece que vamos a quebrar stock en esa área. Hubo un cúmulo de malas decisiones que también tuvieron que ver con la reestructura de Ancap, con no tener gerente general.